El regreso a Primera y la confección de la plantilla por un profesional de reputación contrastada como Eduardo Macià generó en verano mucha ilusión en la afición bética, que volvió a batir una cifra récord de socios. Sin embargo, el Betis se movió durante toda la temporada en una profunda mediocridad, enterrando poco a poco el optimismo de su gente, que se resignó a conformarse con la mera salvación. Esto era algo que se esperaba a principios de temporada, pero no las formas.
En el inicio, Mel buscó un equipo práctico, basándose principalmente en la defensa y aprovechando las escasas oportunidades de las que disfrutase. Claro, este plan le salió bien en muchas ocasiones porque arriba tenía una mina como Rubén Castro y atrás una muralla como Adán. Pero los jugadores cada vez se creyeron menos esta idea y entraron una vorágine que sólo podía tener como final el cambio en el banquillo, a pesar de que aún se mantenía por encima del descenso.
Con Merino, el equipo ganó en amor propio y trabajó el balón parado, un plan B que le dio muchos puntos en momentos puntuales donde el equipo estaba atascado. Buen es cierto que tuvo un factor de ayuda extra con respecto a Mel: Charly Musonda Junior. El joven belga le dio una frescura y velocidad de la que el equipo adolecía y encabezó al Betis durante varias jornadas. Pero las jornadas fueron pasando y el equipo cada vez fue haciéndose otra vez más plano, con muy pocos recursos tácticos en los que se sostuviese al linense para confiarle el equipo una temporada más. Al final, el décimo puesto es una posición de notable, pero el regusto que deja el equipo por sensaciones no es bueno. Toca volver a empezar la próxima temporada para intentar crecer un poco más.
Adán: El mejoreño ha sido, en cuanto a repercusión en el juego, el mejor jugador del equipo sin duda. Tanto en paradas decisivas como transmitiendo seguridad a su defensa, el guardameta le ha dado muchos al Betis y cimentando la zona en la que más han confiado los entrenadores, la de atrás.
Dani Giménez: Cumplió con lo que se esperaba de él. Estuvo correcto en los partidos de liga que le tocó sustituir a Adán y poca culpa tuvo en la humillante eliminación copera ante el Sevilla.
Piccini: El italiano empezó demostrando muchas credenciales para ser uno de los hombres fuertes del Betis, pero, como todo el equipo, fue cayendo en fallos tácticos y errores atrás hasta que una lesión truncó su temporada.
Montoya: Llegó para reemplazar a Piccini y no defraudó, aunque tampoco destacó en exceso como se esperaba. Ayudó mucho al equipo cuando le tocó actuar como lateral izquierdo.
Molinero: No jugó demasiado, pero los partidos en los que tuvo que actuar demostró que le falta algo más para ser un lateral de Primera división.
Westermann: Su inicio de temporada fue sensacional, demostrando una total jerarquía atrás y dando mucha seguridad a su equipo defendiendo en área propia. Sin embargo, las lesiones y el cambio de entrenador le relegaron a un segundo plano.
Pezzella: La irregularidad ha marcado la temporada del central argentino, pero los buenos encuentros que ha cuajado dan esperanzas para que crezca el próximo año. Enorme por arriba, pero con algunos errores por pulir.
Bruno: El único central fijo durante todo el año con los dos entrenadores. Ha cumplido cuando le toca salir a perseguir al delantero (trabajo muy complicado) y su intensidad marcaba diferencias.
Jordi Figueras: Sólo tres partidos coperos figuran en su haber, en los que tampoco estuvo bien. Su adiós se antojaba necesario.
Vargas: Las lesiones han marcado la temporada del lateral peruano, ya que cuando empezaba a destacar y a aportar mucho tanto en defensa como en ataque, tenía que parar con molestias.
Varela: Pocas oportunidades otra temporada más para el gaditano, que se vio sobrepasado por el alto nivel táctico que requiere la Primera división.
N’Diaye: El senegalés volvió a demostrar que la primera le viene mejor gracias a su sobresaliente físico. Aprendió a contenerse y a ser más inteligente sin el balón, además de mejorar considerablemente con él.
Digard: Casi no se le puede calificar, ya que las lesiones lo han tenido en el dique seco la práctica totalidad de la temporada.
Petros: El intenso centrocampista brasileño ha dejado motivos para contar con él, ya que aporta muchas cosas interesantes en cuanto a la contención.
Xavi Torres: Cuando parecía que podía empezar a contar, un fallo garrafal contra el Atlético lo relegó de nuevo al segundo plano. Todo indica que esta será su última temporada como verdiblanco.
Dani Ceballos: Se esperaba que ésta fuera la temporada de su maduración futbolística y con el paso de las jornadas ha demostrado que crece con el paso de los partidos. El único que sabe crear y dirigir al equipo con la pelota en los pies. Lo único negativo, su mala cabeza.
Kadir: El argelino empezó sin contar para Mel, pero Merino le dio una oportunidad y no la desaprovechó. Sin embargo, la falta de ritmo le acabó pasando factura y las lesiones le cortaron la progresión.
Cejudo: Su versatilidad ha sido lo que le ha dado más minutos, ya que ha actuado en la defensa, el medio y el ataque. Demuestra entrega, pero le falta técnica.
Portillo: El mediapunta malagueño ha contado con oportunidades contadas, pero su forma de entender el fútbol no casaba en absoluto con la de sus técnicos y eso le hacía ser improductivo. Sigue esperando su momento.[CENTER]
[/CENTER]
Van der Vaart: Su fichaje no pintaba bien y tampoco se empeñó en demostrar lo contrario. Su paso por el Betis ha sido meramente testimonial.
Joaquín: El que se presuponía como fichaje estrella al final no correspondió a las altas expectativas. Su mal físico en un equipo tan largo ha hecho que no pudiese destacar, ya que su calidad técnica es indiscutible.
Vadillo: Sin oportunidades. El portuense tendrá que demostrar (o no) su valía fuera del Betis.
Musonda: Su irrupción en el equipo llegó como un soplo de aire fresco, aportando mucha de las cualidades de las que el equipo adolecía, además de no estar contaminado del ambiente viciado del vestuario. Si continúa en el Betis, seguirá aprendiendo y creciendo en importancia en el equipo.
Fabián: Con Merino empezó a tener oportunidades, pero, aunque demuestra que tiene cualidades para confiar en él en un futuro, todavía tiene mucho que aprender y mejorar.
Molina: Su última temporada en el Betis no ha sido como habría soñado. En lo poco que ha jugado, aportó muy poco al equipo, aunque siempre demostró profesionalidad y fue un gran capitán. Queda en la historia del club y el recuerdo de los aficionados por todo lo que ha dado.
Rubén Castro: El mejor del equipo en cuanto a cifras. Aunque ha aportado en el desarrollo del juego mucho menos que en temporadas anteriores, su olfato de cara a gol sigue intacto. Esa habilidad para estar en el momento justo y el sitio idóneo está al alcance de muy pocos. Marcar 19 goles en la mejor liga del mundo con 34 años, también.
Van Wolfswinkel: Poco ha podido demostrar en su paso por Heliópolis, más allá de su gran partido copero en Gijón y su importante gol ante Las Palmas.
Damiao: Su fichaje ya venía gangrenado desde antes de producirse. El brasileño no ha aportado absolutamente nada en lo deportivo para todo lo que afectó en lo institucional.
Pepe Mel: Intentó dotar al equipo de cierta personalidad, pero cada vez fue volviéndose más práctico en busca de resultados a corto plazo, sin pensar en qué quería que fuera su equipo. Al final, perdió la confianza de sus jugadores y ahí cavó su tumba.
Juan Merino: El linense llegó con dos complicadas tareas: ganarse el respeto en el vestuario debido a su carácter de interinidad y levantar el ánimo del equipo. Consiguió con sorprendente brillantez ambas dos, además de trabajar un recurso necesario para un equipo tan limitado como el balón parado. Su falta de recursos tácticos en muchos partidos hace que no se le considere como apuesta de crecimiento, pero, una vez más, volvió a cumplir su objetivo.
[CENTER]TEMPORADA 2015/2016
Cuerpo técnico | Plantilla | Partidos y Actas | Estadísticas | Calendario | Clasificación | Galería de fotos|
[/CENTER]
En el inicio, Mel buscó un equipo práctico, basándose principalmente en la defensa y aprovechando las escasas oportunidades de las que disfrutase. Claro, este plan le salió bien en muchas ocasiones porque arriba tenía una mina como Rubén Castro y atrás una muralla como Adán. Pero los jugadores cada vez se creyeron menos esta idea y entraron una vorágine que sólo podía tener como final el cambio en el banquillo, a pesar de que aún se mantenía por encima del descenso.
Con Merino, el equipo ganó en amor propio y trabajó el balón parado, un plan B que le dio muchos puntos en momentos puntuales donde el equipo estaba atascado. Buen es cierto que tuvo un factor de ayuda extra con respecto a Mel: Charly Musonda Junior. El joven belga le dio una frescura y velocidad de la que el equipo adolecía y encabezó al Betis durante varias jornadas. Pero las jornadas fueron pasando y el equipo cada vez fue haciéndose otra vez más plano, con muy pocos recursos tácticos en los que se sostuviese al linense para confiarle el equipo una temporada más. Al final, el décimo puesto es una posición de notable, pero el regusto que deja el equipo por sensaciones no es bueno. Toca volver a empezar la próxima temporada para intentar crecer un poco más.
Adán: El mejoreño ha sido, en cuanto a repercusión en el juego, el mejor jugador del equipo sin duda. Tanto en paradas decisivas como transmitiendo seguridad a su defensa, el guardameta le ha dado muchos al Betis y cimentando la zona en la que más han confiado los entrenadores, la de atrás.
Dani Giménez: Cumplió con lo que se esperaba de él. Estuvo correcto en los partidos de liga que le tocó sustituir a Adán y poca culpa tuvo en la humillante eliminación copera ante el Sevilla.
Piccini: El italiano empezó demostrando muchas credenciales para ser uno de los hombres fuertes del Betis, pero, como todo el equipo, fue cayendo en fallos tácticos y errores atrás hasta que una lesión truncó su temporada.
Montoya: Llegó para reemplazar a Piccini y no defraudó, aunque tampoco destacó en exceso como se esperaba. Ayudó mucho al equipo cuando le tocó actuar como lateral izquierdo.
Molinero: No jugó demasiado, pero los partidos en los que tuvo que actuar demostró que le falta algo más para ser un lateral de Primera división.
Westermann: Su inicio de temporada fue sensacional, demostrando una total jerarquía atrás y dando mucha seguridad a su equipo defendiendo en área propia. Sin embargo, las lesiones y el cambio de entrenador le relegaron a un segundo plano.
Pezzella: La irregularidad ha marcado la temporada del central argentino, pero los buenos encuentros que ha cuajado dan esperanzas para que crezca el próximo año. Enorme por arriba, pero con algunos errores por pulir.
Bruno: El único central fijo durante todo el año con los dos entrenadores. Ha cumplido cuando le toca salir a perseguir al delantero (trabajo muy complicado) y su intensidad marcaba diferencias.
Jordi Figueras: Sólo tres partidos coperos figuran en su haber, en los que tampoco estuvo bien. Su adiós se antojaba necesario.
Vargas: Las lesiones han marcado la temporada del lateral peruano, ya que cuando empezaba a destacar y a aportar mucho tanto en defensa como en ataque, tenía que parar con molestias.
Varela: Pocas oportunidades otra temporada más para el gaditano, que se vio sobrepasado por el alto nivel táctico que requiere la Primera división.
N’Diaye: El senegalés volvió a demostrar que la primera le viene mejor gracias a su sobresaliente físico. Aprendió a contenerse y a ser más inteligente sin el balón, además de mejorar considerablemente con él.
Digard: Casi no se le puede calificar, ya que las lesiones lo han tenido en el dique seco la práctica totalidad de la temporada.
Petros: El intenso centrocampista brasileño ha dejado motivos para contar con él, ya que aporta muchas cosas interesantes en cuanto a la contención.
Xavi Torres: Cuando parecía que podía empezar a contar, un fallo garrafal contra el Atlético lo relegó de nuevo al segundo plano. Todo indica que esta será su última temporada como verdiblanco.
Dani Ceballos: Se esperaba que ésta fuera la temporada de su maduración futbolística y con el paso de las jornadas ha demostrado que crece con el paso de los partidos. El único que sabe crear y dirigir al equipo con la pelota en los pies. Lo único negativo, su mala cabeza.
Kadir: El argelino empezó sin contar para Mel, pero Merino le dio una oportunidad y no la desaprovechó. Sin embargo, la falta de ritmo le acabó pasando factura y las lesiones le cortaron la progresión.
Cejudo: Su versatilidad ha sido lo que le ha dado más minutos, ya que ha actuado en la defensa, el medio y el ataque. Demuestra entrega, pero le falta técnica.
Portillo: El mediapunta malagueño ha contado con oportunidades contadas, pero su forma de entender el fútbol no casaba en absoluto con la de sus técnicos y eso le hacía ser improductivo. Sigue esperando su momento.[CENTER]
[/CENTER]
Van der Vaart: Su fichaje no pintaba bien y tampoco se empeñó en demostrar lo contrario. Su paso por el Betis ha sido meramente testimonial.
Joaquín: El que se presuponía como fichaje estrella al final no correspondió a las altas expectativas. Su mal físico en un equipo tan largo ha hecho que no pudiese destacar, ya que su calidad técnica es indiscutible.
Vadillo: Sin oportunidades. El portuense tendrá que demostrar (o no) su valía fuera del Betis.
Musonda: Su irrupción en el equipo llegó como un soplo de aire fresco, aportando mucha de las cualidades de las que el equipo adolecía, además de no estar contaminado del ambiente viciado del vestuario. Si continúa en el Betis, seguirá aprendiendo y creciendo en importancia en el equipo.
Fabián: Con Merino empezó a tener oportunidades, pero, aunque demuestra que tiene cualidades para confiar en él en un futuro, todavía tiene mucho que aprender y mejorar.
Molina: Su última temporada en el Betis no ha sido como habría soñado. En lo poco que ha jugado, aportó muy poco al equipo, aunque siempre demostró profesionalidad y fue un gran capitán. Queda en la historia del club y el recuerdo de los aficionados por todo lo que ha dado.
Rubén Castro: El mejor del equipo en cuanto a cifras. Aunque ha aportado en el desarrollo del juego mucho menos que en temporadas anteriores, su olfato de cara a gol sigue intacto. Esa habilidad para estar en el momento justo y el sitio idóneo está al alcance de muy pocos. Marcar 19 goles en la mejor liga del mundo con 34 años, también.
Van Wolfswinkel: Poco ha podido demostrar en su paso por Heliópolis, más allá de su gran partido copero en Gijón y su importante gol ante Las Palmas.
Damiao: Su fichaje ya venía gangrenado desde antes de producirse. El brasileño no ha aportado absolutamente nada en lo deportivo para todo lo que afectó en lo institucional.
Pepe Mel: Intentó dotar al equipo de cierta personalidad, pero cada vez fue volviéndose más práctico en busca de resultados a corto plazo, sin pensar en qué quería que fuera su equipo. Al final, perdió la confianza de sus jugadores y ahí cavó su tumba.
Juan Merino: El linense llegó con dos complicadas tareas: ganarse el respeto en el vestuario debido a su carácter de interinidad y levantar el ánimo del equipo. Consiguió con sorprendente brillantez ambas dos, además de trabajar un recurso necesario para un equipo tan limitado como el balón parado. Su falta de recursos tácticos en muchos partidos hace que no se le considere como apuesta de crecimiento, pero, una vez más, volvió a cumplir su objetivo.
[CENTER]TEMPORADA 2015/2016
Cuerpo técnico | Plantilla | Partidos y Actas | Estadísticas | Calendario | Clasificación | Galería de fotos|
[/CENTER]