Cuatro minutos es el tiempo que tardó en confirmar que su etapa en el Betis había terminado. Aunque él ya se veía fuera desde hacía tiempo. Nueve temporadas después de su llegada, Álvaro Vadillo se despide de la entidad verdiblanca. Adiós a toda velocidad en el despacho de un recién llegado como Miguel Torrecilla. Mientras apura las últimas horas de convivencia con los que todavía son sus compañeros, Vadillo echa la vista atrás con resignación y trata de mirar al futuro con cierto optimismo. «Creo que marcharme es lo mejor para el Betis y para mí», asegura con rotundidad a ABC. Vadillo estuvo ayer en las oficinas del Benito Villamarín. «La conversación con Torrecilla fue muy corta. Ya sabía lo que me iba a decir. Me dio las gracias y me deseó suerte para el futuro». Más cercanas, por aquello de los años de convivencia, le sonaron a Vadillo las palabras de Rafael Gordillo, con el que se cruzó por los pasillos del estadio: «Con los canteranos siempre ha hecho mucho, algo que es de agradecer».
Se marcha después de cinco años en la primera plantilla. Una eternidad parece haber pasado desde que se convirtió, en agosto de 2011, en el futbolista más joven de la historia del Betis en debutar en la Primera división. Con apenas 16 años. Las dos graves lesiones de rodilla sufridas en octubre de 2011 y julio de 2014 le dejaron muchos meses fuera de juego. Cuesta encontrar momentos de alegría en el álbum particular de Vadillo: «El debut en Granada» y dos citas de la Copa del Rey, «contra el Valladolid tras mi primera lesión y hace unos meses cuando marqué contra el Sporting». El pasado diciembre, Vadillo todavía conservaba alguna esperanza de triunfar en el Betis: «En los cinco partidos que tuve aporté cosas. Llegué a pensar que tendría continuidad. Pero de repente volví a estar apartado. No contaba para los ensayos de las alineaciones y estrategias sin recibir explicación alguna por parte de Pepe Mel». El madrileño, al que Vadillo llegó a calificar como su «padre deportivo» y con el que vivió «cosas buenas y otras no tanto», fue despedido. El futbolista pensaba que con Merino «lo mismo volvía a tener una oportunidad». Pero no hubo suerte. «Ha sido una temporada muy rara. No encuentro motivos para explicar lo que me ha pasado. Nunca he levantado la voz en el vestuario y con los compañeros he tenido cero problemas. Soy bético y lo seguiré siendo, pero no me esperaba un trato así. No sé qué pensar», asegura antes de reconocer que en los últimos tiempos llegaba a trabajar «desganado».
En el adiós se mezclan las sensaciones del pasado con las del presente. «En el Betis he tenido partidos buenos y también malos. ‘No puedes ser como Curro Romero’, me decía Mel». Vuelve el madrileño a la conversación para recordar lo ocurrido el pasado verano. «Se veía que la temporada iba a ser fea. Nos apartaron del primer equipo y parecía que éramos de otro club». Encontrar una salida se antojaba la solución ideal para todos. Vadillo la encontró en el Rayo Vallecano. Felipe Miñambres dio el visto bueno a su fichaje. Ya tenía piso en Madrid cuando todo se fue al traste. El entonces director deportivo bético, Eduardo Macià, «fue el que frenó mi salida. No me querían en el equipo pero tampoco me dejaban salir. No lo entiendo. Me quedé en el Betis sabiendo que no iba a jugar».
Sin opciones
Vadillo apareció por última vez hace diez días para viajar con el equipo a Éibar. «Sabía que no iba a jugar, sólo estuve porque faltaban varios compañeros». Una semana después, ni siquiera entró en la lista. Vadillo sabe que, «no he marcado un punto y aparte como Jorge Molina, pero al menos me podrían haber dado unos minutos para despedirme en el campo», de una afición que «en las malas siempre me ha apoyado. Cuando volví de las lesiones me recibieron con cánticos». Jugando a fútbol-ficción, Vadillo cree que ante el Getafe «me habrían aplaudido».
Siente que, «quizás he perdido un año», pero mira con optimismo al futuro. «Llegué en infantiles y ahora salgo para hacerme persona, mejor futbolista y recuperar al Vadillo de la cantera». Pese a todo, «no descarto volver porque soy muy del Betis». Eso sí, prefiere no imaginarse el día en el que tenga que pisar Heliópolis con otra camiseta.
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