Corría el verano de 2007 y yo, un prepúber de sonrojadas mejillas, seguía con interés las noticias relativas al fichaje de un jugador que, por ninguna razón particular, generaba en mí mucha expectación: Mark González. Cuán dolorosas sonaron pues las palabras del chileno, una vez enfundado en la verdiblanca, cuando dijo que venir al Betis era "Dar un paso adelante y dos hacia atrás" en su carrera. Esta sentencia tuvo en mí dos efectos: Sorpresa al descubrir que Mark podía dar tres pasos sin lesionarse, y una malsana obsesión por medir cada decisión tomada en el Betis en pasos hacia adelante y hacia atrás. Ante cada alineación, cambio, fichaje y salida, elucubro si representa un salto cualitativo o un deterioro en la entidad; habitualmente, además, con muy poca precisión ("Fichar a un jugador como Verdú gratis, ¡Menudo paso adelante!").

Como sabéis, a lo largo de esta década, han sido más las malas decisiones que las buenas, y frente a cada una de ellas estaba yo decidiendo cómo nos podía repercutir. Ahora me enfrento ante la decisión de cesar a Macià para traer a Torrecilla, y por primera vez en todo este tiempo veo que con este cambio no damos paso adelante o atrás alguno, estamos dando un paso lateral; algo que nos da la sensación de movimiento pero que no simboliza un cambio real de posición.

Ya he dicho que si fuese adivino moriría de hambre, no quiero que mis palabras se interpreten como si estuviera proclamando la verdad absoluta, es sólo mi opinión. Y en mi poco fundada opinión basada en mis mínimos conocimientos sobre el mercado de los Directores Deportivos, Macià y Torrecilla se encuentran en el mismo nivel sin que ninguno de los dos mejore sustancialmente al otro, ¿Por qué despedir entonces a un buen profesional de rendimiento irregular al que le queda contrato y al que quizá no se le han concedido las suficientes oportunidades para traer a otro que a priori no parece garantizar una mejora sustantiva de rendimiento? Ese es el quid de la cuestión.

Hay varias razones para no estar contento con Macià. Como ya he dicho, su rendimiento ha sido irregular, y aunque a mi parecer ha mejorado lo que había, no ha llegado a dar el tan cacareado salto cualitativo, y deja una plantilla con carencias, excesivamente amplia y descompensada (A su favor, ha fichado mucho con poco y en ningún momento sus jugadores han estado al mando de un entrenador competente, por lo que la valoración de los mismos nunca podrá ser todo lo precisa que debería). Es lícito que la directiva decida prescindir de él si honestamente piensa que Torrecilla mejora lo que hay, que es un paso adelante para el equipo. Ante dicha posibilidad mi pregunta es que si el despido de Macià se debe a motivos puramente relativos a su rendimiento, ¿Por qué empezar por él cuando hay muchos otros empleados que han demostrado una incompetencia supina mucho mayor que la del valenciano? ¿Es sólo un primer paso en un verdadero proyecto de remodelación? Porque en ese caso otros profesionales como Merino y Stosic deberían abandonar la entidad más pronto que tarde.

¿Y si la salida de Macià no se debe a motivos estrictamente deportivos? Aquí sólo puedo elucubrar, aunque el asunto se pone turbio. Si esto fuese así significa que, bien Eduardo, bien Patty y Selma, oculta u ocultaba oscuras intenciones. Puede ser que el ex de la Fiore tuviese trapicheos ocultos como apuntaba alguno que otro, posibilidad nada descartable pero que de ser cierto resulta extraño que Pin y Pón no la hayan usado en su favor para ganar puntos. Si resulta que es que Zipi y Zape han primado otras cosas sobre lo puramente deportivo como que Macià es enemigo de la prensa local y ésta presiona mucho, o que todo este asunto es simplemente una cacicada porque le tienen manía por tal o cual razón, sería sólo una confirmación más de que algo huele a podrido en la casa de Hernández y Fernández.

Espero que simplemente piensen que Torrecilla mejora a Macià. Sinceramente lo espero. Y espero también que tengan razón.

También espero que sean tan exigentes a la hora de evaluar a otros empleados del club. Y a ellos mismos.

Lo único que es seguro es que Torrecilla necesitó varios años para que su proyecto tomase forma, algo totalmente lógico, así que esperemos (que la esperanza es verde al fin y al cabo) que se tenga con él la paciencia y la confianza que le faltó a Macià. También espero que Yogui y Bubú aprendan de sus propios errores y se alejen de ese espectro de la Mayoritaria en el que se están empezando a convertir.

Espero que sea un paso adelante.

Aunque el Betis, de siempre, se ha movido como Michael Jackson bailaba el Moonwalker, pareciendo que avanza cuando en realidad se dedica a dar pasos hacia atrás.