Tranquilidad conseguida y saboreada el pasado martes, aunque no haya sido una temporada ni mucho menos fácil, el objetivo, a trancas y barrancas, se ha conseguido. Toca centrarse en una cita sin parangón, un partido desigual al resto que el calendario pueda ofrecer, un duelo ante el eterno rival en el que no importan clasificaciones, rachas o estados de forma, pero si priman el amor por unos colores. Sevilla y Betis reeditan, tras verse las caras en tres ocasiones esta temporada, el derbi más apasionante de España y parte del mundo, por antonomasia.

Abril, el mes de más tradición sevillana, a excepción de la Semana Santa, agoniza en un contexto futbolístico de excepción. La población hispalense se tiñe con tintes verdiblancos o rojiblancos; cuadrillas de trabajo, públicos en mercados y familias se enzarzan en un intenso debate sobre quién debe someter a quién en la batalla del derbi sevillano.

Este choque deportivo que nos ocupa, entre los del barrio de Nervión y los de Heliópolis, queda un tanto deslucido. Ambos contendientes, por méritos propios clasificatorios, no vislumbran grandes propósitos para el final de temporada, salvo el simple hecho que entraña competir dignamente y honrar los colores representados. Por el bando sevillista, hace varias jornadas que dejaron escapar sus pocas opciones de alcanzar la 4ª plaza, mientras que los verdiblancos ya sólo encaran el final de liga con la ambición de clasificar lo más alto posible.

Los pupilos de Merino saltarán a competir al Pizjuán con los deberes anuales culminados, la salvación es un hecho, por lo que los que representarán al sentir verdiblanco rivalizarán con su eterno adversario con el único fin de dar una alegría a su hinchada que compensaría, en cierta medida, la irregular temporada que la misma ha soportado, colmada de sinsabores e insatisfacciones sobre el verde.

La lista de convocados, hecha oficial al mediodía del sábado, incluye las novedades de Montoya y Xavi Torres, que regresan a la citación de Merino, en la que no entran Vargas ni Molinero, dejando desguarnecidos los laterales, en los que actuarán Montoya y Varela, o solución espontánea (véase Cejudo). Salvo sorpresa mayúscula, el resto de la formación es previsible, empleándose N’Diaye y Petros en labores oscuras, mientras que las bandas serán para Joaquín y Musonda, dejando a Ceballos de enganche con Rubén Castro en punta.

Por parte rojiblanca, Emery ha oficializado una convocatoria en la que sobresalen los nombres de Krohn-Deli, Reyes y Gameiro, que vuelven a contar para el técnico vasco tras diversos períodos de ausencia por lesión. Por su lado, ni Vitolo ni un desafortunado Rami –en el ámbito extradeportivo-, están disponibles para un Sevilla, que ha cosechado 1 de los últimos 12 puntos en juego y llega al derbi sevillano con la premisa de levantar el ánimo y la moral para encarar de forma positiva el frenético tramo final de temporada que se le viene.

El duelo de máxima rivalidad que se librará en Nervión ha adquirido tintes de trámite –o cita de dudoso interés- en comparación con lo que se suele dirimir en un compromiso de tal dimensión. Sin embargo, un partido de fútbol en el que Sevilla y Betis, en este caso, salten a un terreno de juego a desafiarse no puede ser tratado como uno más, siempre es especial. Las cartas están encima de la mesa, imparte justicia Velasco Carballo, del comité madrileño, para quien la mejor noticia será que no haya noticia en el apartado arbitral; un encuentro que dará comienzo a las 16:00 horas de pleno mes de abril hispalense. Futboleros, oremos. Dale, Betis.

Alineaciones probables:
Sevilla: Rico; Coke, Carriço, Kolo, Escudero; Cristóforo, Krychowiak; Reyes, Banega, Krohn-Deli; y Llorente.
Betis: Adán; Cejudo, Bruno, Pezzella, Montoya; N’Diaye, Petros; Joaquín, Ceballos, Musonda; y Rubén Castro.