Éste es uno de de los motivos por los que descartó contratar a Luis Hernández.
La llegada de un delantero, un extremo y un centrocampista creativo, fundamentales.
Durante algunas semanas, los consejeros delegados del Betis han llevado a cabo una valoración del trabajo llevado a cabo por Eduardo Macià en su etapa el frente de la Dirección Deportiva. En su favor, el hecho de que el equipo haya dejado virtualmente sellado el objetivo de la permanencia con varias jornadas de antelación, como le pidieron. En su debe, cuestiones que, a la larga, le han costado el cargo.
Entre ellas, siempre según el criterio de los máximos responsables del club, la deficiente distribución de los recursos económicos de los que disponía en el mercado de fichajes del pasado verano. El Betis invirtió en torno a seis millones de euros en traspasos, sin contar las elevadas fichas de algunos futbolistas que llegaron libres. Y en la cúpula bética hacen una valoración negativa del resultado global.
Creen que la planificación llevada a cabo no fue la más adecuada porque se invirtió de forma errónea gran parte del dinero disponible, poniendo como ejemplo los casos del central egipcio Tarek, por quien se pagó algo menos de medio millón de euros, del holandés Van der Vaart, que aunque vino tras finalizar contrato con el Hamburgo firmó con una de las fichas más altas de la plantilla, o del argentino Pezzella, el fichaje más caro del verano, por quien pagaron casi 2,5 millones de euros al contado a River Plate.
En esta valoración, además, han tenido en cuenta no sólo las cantidades invertidas, sino el orden de llegada de los futbolistas, entendiendo que no se cubrieron prioritariamente algunas posiciones clave, como la delantera o los perfiles ofensivos por banda, y cuando se buscaron opciones el presupuesto ya no permitía acceder a jugadores que mejoraran de forma clara lo que había.
Recuerdan, entre otros, lo ocurrido con Osvaldo, que terminó firmando por el Oporto, Adrián López, por el Villarreal, o Hernán Pérez, por el Espanyol. Todos ellos optaron por otros clubes por motivos económicos, al no poder llegar el Betis a sus exigencias. Así, el club se vio obligado a buscar una cesión para completar la nómina de atacantes, con Van Wolfswinkel, y no firmó ningún jugador de banda izquierda -hasta la llegada de Musonda en enero
-.Cambio de política
Ahora, el club quiere cambiar por completo esta política. El próximo director deportivo, cuyo nombre se desvelará en pocas semanas, tendrá sobre la mesa el encargo de centrar todos sus esfuerzos en cerrar, antes de nada, los fichajes considerados prioritarios para el proyecto del club. El primero, lógicamente, el del entrenador. Y a partir de ahí, los futbolistas a los que se destinará la mayor parte de la inversión -delantero, extremo y centrocampista creativo-.
Este, entre otros, es uno de los motivos por los que el Consejo de Administración no dio el visto bueno a la contratación de Luis Hernández, central del Sporting de Gijón con quien Macià tenía un acuerdo cerrado para las próximas cuatro temporadas y que, finalmente, ha decidido no esperar al Betis y firmar con el Leicester City, de la Premier League.
Su coste -3,5 millones de salario en cuatro años y un 8% de comisión sobre bruto fijo- se consideró excesivo para una posición que, hoy día, consideran tener razonablemente cubierta con Bruno, recién renovado; Pezzella, a quien restan tres años de contrato, y Westermann, que termina en 2017. Previsiblemente se incorporará un cuarto central, pero será después de cerrar otros puestos clave. Los prioritarios.
Publicado por Marca.com/betis
La llegada de un delantero, un extremo y un centrocampista creativo, fundamentales.
Durante algunas semanas, los consejeros delegados del Betis han llevado a cabo una valoración del trabajo llevado a cabo por Eduardo Macià en su etapa el frente de la Dirección Deportiva. En su favor, el hecho de que el equipo haya dejado virtualmente sellado el objetivo de la permanencia con varias jornadas de antelación, como le pidieron. En su debe, cuestiones que, a la larga, le han costado el cargo.
Entre ellas, siempre según el criterio de los máximos responsables del club, la deficiente distribución de los recursos económicos de los que disponía en el mercado de fichajes del pasado verano. El Betis invirtió en torno a seis millones de euros en traspasos, sin contar las elevadas fichas de algunos futbolistas que llegaron libres. Y en la cúpula bética hacen una valoración negativa del resultado global.
Creen que la planificación llevada a cabo no fue la más adecuada porque se invirtió de forma errónea gran parte del dinero disponible, poniendo como ejemplo los casos del central egipcio Tarek, por quien se pagó algo menos de medio millón de euros, del holandés Van der Vaart, que aunque vino tras finalizar contrato con el Hamburgo firmó con una de las fichas más altas de la plantilla, o del argentino Pezzella, el fichaje más caro del verano, por quien pagaron casi 2,5 millones de euros al contado a River Plate.
En esta valoración, además, han tenido en cuenta no sólo las cantidades invertidas, sino el orden de llegada de los futbolistas, entendiendo que no se cubrieron prioritariamente algunas posiciones clave, como la delantera o los perfiles ofensivos por banda, y cuando se buscaron opciones el presupuesto ya no permitía acceder a jugadores que mejoraran de forma clara lo que había.
Recuerdan, entre otros, lo ocurrido con Osvaldo, que terminó firmando por el Oporto, Adrián López, por el Villarreal, o Hernán Pérez, por el Espanyol. Todos ellos optaron por otros clubes por motivos económicos, al no poder llegar el Betis a sus exigencias. Así, el club se vio obligado a buscar una cesión para completar la nómina de atacantes, con Van Wolfswinkel, y no firmó ningún jugador de banda izquierda -hasta la llegada de Musonda en enero
-.Cambio de política
Ahora, el club quiere cambiar por completo esta política. El próximo director deportivo, cuyo nombre se desvelará en pocas semanas, tendrá sobre la mesa el encargo de centrar todos sus esfuerzos en cerrar, antes de nada, los fichajes considerados prioritarios para el proyecto del club. El primero, lógicamente, el del entrenador. Y a partir de ahí, los futbolistas a los que se destinará la mayor parte de la inversión -delantero, extremo y centrocampista creativo-.
Este, entre otros, es uno de los motivos por los que el Consejo de Administración no dio el visto bueno a la contratación de Luis Hernández, central del Sporting de Gijón con quien Macià tenía un acuerdo cerrado para las próximas cuatro temporadas y que, finalmente, ha decidido no esperar al Betis y firmar con el Leicester City, de la Premier League.
Su coste -3,5 millones de salario en cuatro años y un 8% de comisión sobre bruto fijo- se consideró excesivo para una posición que, hoy día, consideran tener razonablemente cubierta con Bruno, recién renovado; Pezzella, a quien restan tres años de contrato, y Westermann, que termina en 2017. Previsiblemente se incorporará un cuarto central, pero será después de cerrar otros puestos clave. Los prioritarios.
Publicado por Marca.com/betis
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