Buenos días
Tras el enésimo ridículo ayer en el Calderón de un equipo demasiado habituado a no competir, y con la triste ausencia de cabreo en mi interior por lo previsible, le he estado dando vueltas al coco.
El Real Betis es un club centenario, simpático, a veces laureado, seguido por cientos de miles de personas. Pero como es evidente, la gran mayoría de su historia, este club no ha estado a la mínima altura esperada.
Siempre se dijo que la idiosincrasia es particular, que aquí gustamos de endiosar al primero que venga, que en momentos clave la suerte nunca está de nuestro lado. Y puede que todo esto sea cierto. Estamos hablando de un juego, y hay muchos factores que intervienen y que se escapan a cualquier control. Pero desde luego, uno de ellos no es la profesionalidad y la entrega. Desde hace demasiadas temporadas ya, vemos año sí y año también una tremenda falta de entrega, ambición y liderazgo en todos los estamentos, y una división en una masa social que, por abundante, es diversa. Se pasa del blanco al negro a la velocidad de la luz.
De todos modos, este no pretende ser un post que ahonde en esto. Para ello ya ha muchos. Este es un post de resignación. Es un post que presenta lo que pienso: esto no va a cambiar nunca.
Y que del mismo modo hay equipos más o menos apañados que no tienen ninguna afición detrás (léase el Getafe, cuyos últimos diez años son infinitamente mejores que los nuestros, y que en cambio suspirarían por poder reunir el mismo público que el Betis B), pues análogamente, digo, hay aficiones sin un club de verdad detrás. Y ahí está la nuestra, la sufrida afición bética, que acude al Calderón fingiendo no saber que va al matadero a que la degollen.
Equipos sin afición, Getafe.
Afición sin equipo, Betis.
Somos el Getafe pero al revés. Efateg.
Tras el enésimo ridículo ayer en el Calderón de un equipo demasiado habituado a no competir, y con la triste ausencia de cabreo en mi interior por lo previsible, le he estado dando vueltas al coco.
El Real Betis es un club centenario, simpático, a veces laureado, seguido por cientos de miles de personas. Pero como es evidente, la gran mayoría de su historia, este club no ha estado a la mínima altura esperada.
Siempre se dijo que la idiosincrasia es particular, que aquí gustamos de endiosar al primero que venga, que en momentos clave la suerte nunca está de nuestro lado. Y puede que todo esto sea cierto. Estamos hablando de un juego, y hay muchos factores que intervienen y que se escapan a cualquier control. Pero desde luego, uno de ellos no es la profesionalidad y la entrega. Desde hace demasiadas temporadas ya, vemos año sí y año también una tremenda falta de entrega, ambición y liderazgo en todos los estamentos, y una división en una masa social que, por abundante, es diversa. Se pasa del blanco al negro a la velocidad de la luz.
De todos modos, este no pretende ser un post que ahonde en esto. Para ello ya ha muchos. Este es un post de resignación. Es un post que presenta lo que pienso: esto no va a cambiar nunca.
Y que del mismo modo hay equipos más o menos apañados que no tienen ninguna afición detrás (léase el Getafe, cuyos últimos diez años son infinitamente mejores que los nuestros, y que en cambio suspirarían por poder reunir el mismo público que el Betis B), pues análogamente, digo, hay aficiones sin un club de verdad detrás. Y ahí está la nuestra, la sufrida afición bética, que acude al Calderón fingiendo no saber que va al matadero a que la degollen.
Equipos sin afición, Getafe.
Afición sin equipo, Betis.
Somos el Getafe pero al revés. Efateg.
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