Lopera y el Betis: a la espera de una sentencia para reconstruir un acuerdo con mayor consenso
Se confía en poder sentar las bases de un acuerdo con bases diferentes al que se manejaba hace unos meses
Por Mateo González, 16 de marzo de 2016 4:27 h.
La semana pasada se conoció que la Audiencia Provincial de Sevilla está pendiente anunciar sala y señalar fecha para el juicio que en el caso penal se seguirá contra Manuel Ruiz de Lopera por su gestión en el Betis entre 1993 y 2008 tras la larga instrucción desarrollada por la juez Mercedes Alaya. Es la causa más importante, la troncal, y con mayores derivaciones que tiene pendiente el exconsejero delegado del club. Y no la última, puesto que desde hace un año están vistas para sentencia las que se llevan en el Mercantil 1 referentes a la calificación del concurso de acreedores del Betis y la propiedad del 31,38 por ciento de las acciones, de cuyo desarrollo se explica en buena medida la actual gobernanza del club al estar embargadas judicialmente. Todo este panorama de asfixia por vía de tribunales a Lopera, así como el evidente rechazo social que provoca, abrieron la puerta a una negociación entre las partes que a punto estuvo de concretarse en septiembre de 2015, justo antes de la junta de accionistas y que ha tenido consecuencias muy relevantes por la obsesión de Juan Carlos Ollero de lograr que llegaran a buen puerto en unas condiciones que han ido convirtiéndose en cada vez más discutibles por el resto de sus compañeros de viaje, primero por Béticos por el Villamarín y posteriormente por más actores principales, lo que sembró el germen de su siguiente caída de la presidencia, ya en febrero de este año, 2016.
Aquella incipiente negociación, calificada como precipitada e imperfecta por sus detractores y con muchos flecos por cerrarse según se ha ido demostrando con el tiempo, ha quedado hasta ahora estancada a pesar de que todos los participantes en el proceso judicial (Lopera, club y plataformas) entienden que es la mejor solución a un nudo que puede tardar años en desatarse, con resultado impredecible y que afecta directamente al día a día de la entidad, por la inestabilidad y visión a corto plazo que produce al no tener el Betis una propiedad bien definida. Lo que esperan las partes en estos momentos es que se conozca alguna de las sentencias del Mercantil, principalmente la del concurso, para reconstruir un pacto esta vez con mayor consenso y menos beneficioso para Lopera.
Y es que se ha llegado a la conclusión de que no vale cualquier acuerdo. Principalmente, porque en el que impulsaba directamente Ollero se obviaba la situación de Oliver, con quien posteriormente mantuvieron reuniones los dirigentes del club para tratar de desbloquear su posición con un final infructuoso y que provocó mayores tensiones internas. En el Juzgado de Primera Instancia número 10 de Sevilla se sigue el extraño proceso en el que son partes Lopera y Farusa, por un lado y Oliver y Bitton, por otro, y en el mismo se dirime quién es el propietario del 51 % de las acciones del Betis. Sin conocer el resultado del mismo puede resultar baladí alcanzar acuerdos con una de las dos partes ya que la otra puede ser quien tenga los derechos de las acciones, un riesgo difícil de asumir. Además, ese caso, que ha llegado a audiencia previa (trámite que supone una comparecencia entre las partes que tiene como primer objeto llegar a un acuerdo), está paralizado por prejudicialidad respecto al proceso que se sigue en el Mercantil por la nulidad del 31,38% de las acciones y depende de la sentencia que se conozca en éste. Todo esto provoca que hasta que no opine el Mercantil no seguirán cayendo las piezas del dominó y se conocerá quién puede negociar en nombre de ese 51,34 por ciento de las acciones que discuten Lopera y Oliver, de ahí que según sus detractores el protocolo de intenciones para llegar a un acuerdo que impulsaba Ollero como su principal acción de gobierno en el Betis no tuviera demasiado recorrido a pesar de que se había llegado a asentar una serie de condiciones: precio de 1,8 millones y desestimiento del proceso de nulidad de las acciones además de la renuncia a las acciones penales. El acuerdo con Lopera podría haber sido utilizado por éste y Oliver para llegar a un pacto posterior y sacar mayor rédito a la especial relación judicial que mantienen. Un dato evidente es que cuando Ollero anunció que el acuerdo con Lopera estaba cercano, los abogados de éste declararon al poco tiempo que las acciones eran de Oliver. Todo enmarcado en el juego de apurar sus cartas hasta el final. El momento en el que se produce todo, además, podía haber tenido incidencia en el caso penal puesto que se estaban presentando los escritos de acusaciones y podría haber afectado a las mismas.
Alertados por esta circunstancia, dirigentes del Betis, con Ollero a la cabeza, acudieron a finales del año pasado a una cita con Oliver en Córdoba. El navarro pidió cuatro millones de indemnización, mantener la propiedad de un cinco por ciento de las acciones, un puesto en el consejo de administración del Betis para su hijo y poder llevar la dirección deportiva. Unas solicitudes inaceptables, por lo que la vía Oliver no iba a desbloquearse de esa manera ni en ese contexto. Conociendo esta circunstancia, el recorrido del acuerdo final perdía cierto sentido. Muchas voces pedían una solución pactada pero con unos límites claros. La idea de que Lopera se hiciera cargo de Oliver debido a que es un problema de índole particular entre ellos y que no debe afectar al Betis ha calado de tal manera que todo se ha bloqueado a la espera de las resoluciones judiciales y de tibios contactos que ahora se están retomando con otro guión encima de la mesa y con la pretensión de cerrar un acuerdo más sólido y que garantice la gobernabilidad del Betis en manos de quienes no están inmersos en procesos por haberle hecho un presunto daño a la entidad.
Ahora, con mayor coordinación entre las plataformas a la hora de afrontar esta nueva fase de la negociación con Lopera y Oliver por la experiencia aprendida se pretende que una primera sentencia que se prevé desfavorable para los intereses del empresario de El Fontanal y el navarro pueda dibujar un nuevo campo de juego en el que exigir un pacto en mejores condiciones para el Betis que logre que las acciones se atomicen y se desbloquee la incertidumbre sobre el gobierno de la entidad, lo que provoca una perniciosa inestabilidad.
El Mercantil, un año después
El año pasado, por estas fechas, se celebraron los juicios sobre la calificación del concurso de acreedores del Real Betis y la propiedad del 31,38 por ciento de las acciones, cuyo desembolso fue presuntamente irregular por parte de Farusa en junio de 1992. Diferentes vicisitudes han afectado a ambos procesos, aunque se considera más cercana la sentencia de la causa concursal, que se demoró por un informe. La de las acciones se ha retrasado por la recusación del juez solicitada por la defensa de José León así como por un informe caligráfico pedido por unas de las acusaciones. Ambos pleitos se llevan en el Juzgado de lo Mercantil 1 de Sevilla, aunque conducidos por diferentes jueces.
http://sevilla.abc.es/deportes/alfin...458074577.html
Se confía en poder sentar las bases de un acuerdo con bases diferentes al que se manejaba hace unos meses
Por Mateo González, 16 de marzo de 2016 4:27 h.
La semana pasada se conoció que la Audiencia Provincial de Sevilla está pendiente anunciar sala y señalar fecha para el juicio que en el caso penal se seguirá contra Manuel Ruiz de Lopera por su gestión en el Betis entre 1993 y 2008 tras la larga instrucción desarrollada por la juez Mercedes Alaya. Es la causa más importante, la troncal, y con mayores derivaciones que tiene pendiente el exconsejero delegado del club. Y no la última, puesto que desde hace un año están vistas para sentencia las que se llevan en el Mercantil 1 referentes a la calificación del concurso de acreedores del Betis y la propiedad del 31,38 por ciento de las acciones, de cuyo desarrollo se explica en buena medida la actual gobernanza del club al estar embargadas judicialmente. Todo este panorama de asfixia por vía de tribunales a Lopera, así como el evidente rechazo social que provoca, abrieron la puerta a una negociación entre las partes que a punto estuvo de concretarse en septiembre de 2015, justo antes de la junta de accionistas y que ha tenido consecuencias muy relevantes por la obsesión de Juan Carlos Ollero de lograr que llegaran a buen puerto en unas condiciones que han ido convirtiéndose en cada vez más discutibles por el resto de sus compañeros de viaje, primero por Béticos por el Villamarín y posteriormente por más actores principales, lo que sembró el germen de su siguiente caída de la presidencia, ya en febrero de este año, 2016.
Aquella incipiente negociación, calificada como precipitada e imperfecta por sus detractores y con muchos flecos por cerrarse según se ha ido demostrando con el tiempo, ha quedado hasta ahora estancada a pesar de que todos los participantes en el proceso judicial (Lopera, club y plataformas) entienden que es la mejor solución a un nudo que puede tardar años en desatarse, con resultado impredecible y que afecta directamente al día a día de la entidad, por la inestabilidad y visión a corto plazo que produce al no tener el Betis una propiedad bien definida. Lo que esperan las partes en estos momentos es que se conozca alguna de las sentencias del Mercantil, principalmente la del concurso, para reconstruir un pacto esta vez con mayor consenso y menos beneficioso para Lopera.
Y es que se ha llegado a la conclusión de que no vale cualquier acuerdo. Principalmente, porque en el que impulsaba directamente Ollero se obviaba la situación de Oliver, con quien posteriormente mantuvieron reuniones los dirigentes del club para tratar de desbloquear su posición con un final infructuoso y que provocó mayores tensiones internas. En el Juzgado de Primera Instancia número 10 de Sevilla se sigue el extraño proceso en el que son partes Lopera y Farusa, por un lado y Oliver y Bitton, por otro, y en el mismo se dirime quién es el propietario del 51 % de las acciones del Betis. Sin conocer el resultado del mismo puede resultar baladí alcanzar acuerdos con una de las dos partes ya que la otra puede ser quien tenga los derechos de las acciones, un riesgo difícil de asumir. Además, ese caso, que ha llegado a audiencia previa (trámite que supone una comparecencia entre las partes que tiene como primer objeto llegar a un acuerdo), está paralizado por prejudicialidad respecto al proceso que se sigue en el Mercantil por la nulidad del 31,38% de las acciones y depende de la sentencia que se conozca en éste. Todo esto provoca que hasta que no opine el Mercantil no seguirán cayendo las piezas del dominó y se conocerá quién puede negociar en nombre de ese 51,34 por ciento de las acciones que discuten Lopera y Oliver, de ahí que según sus detractores el protocolo de intenciones para llegar a un acuerdo que impulsaba Ollero como su principal acción de gobierno en el Betis no tuviera demasiado recorrido a pesar de que se había llegado a asentar una serie de condiciones: precio de 1,8 millones y desestimiento del proceso de nulidad de las acciones además de la renuncia a las acciones penales. El acuerdo con Lopera podría haber sido utilizado por éste y Oliver para llegar a un pacto posterior y sacar mayor rédito a la especial relación judicial que mantienen. Un dato evidente es que cuando Ollero anunció que el acuerdo con Lopera estaba cercano, los abogados de éste declararon al poco tiempo que las acciones eran de Oliver. Todo enmarcado en el juego de apurar sus cartas hasta el final. El momento en el que se produce todo, además, podía haber tenido incidencia en el caso penal puesto que se estaban presentando los escritos de acusaciones y podría haber afectado a las mismas.
Alertados por esta circunstancia, dirigentes del Betis, con Ollero a la cabeza, acudieron a finales del año pasado a una cita con Oliver en Córdoba. El navarro pidió cuatro millones de indemnización, mantener la propiedad de un cinco por ciento de las acciones, un puesto en el consejo de administración del Betis para su hijo y poder llevar la dirección deportiva. Unas solicitudes inaceptables, por lo que la vía Oliver no iba a desbloquearse de esa manera ni en ese contexto. Conociendo esta circunstancia, el recorrido del acuerdo final perdía cierto sentido. Muchas voces pedían una solución pactada pero con unos límites claros. La idea de que Lopera se hiciera cargo de Oliver debido a que es un problema de índole particular entre ellos y que no debe afectar al Betis ha calado de tal manera que todo se ha bloqueado a la espera de las resoluciones judiciales y de tibios contactos que ahora se están retomando con otro guión encima de la mesa y con la pretensión de cerrar un acuerdo más sólido y que garantice la gobernabilidad del Betis en manos de quienes no están inmersos en procesos por haberle hecho un presunto daño a la entidad.
Ahora, con mayor coordinación entre las plataformas a la hora de afrontar esta nueva fase de la negociación con Lopera y Oliver por la experiencia aprendida se pretende que una primera sentencia que se prevé desfavorable para los intereses del empresario de El Fontanal y el navarro pueda dibujar un nuevo campo de juego en el que exigir un pacto en mejores condiciones para el Betis que logre que las acciones se atomicen y se desbloquee la incertidumbre sobre el gobierno de la entidad, lo que provoca una perniciosa inestabilidad.
El Mercantil, un año después
El año pasado, por estas fechas, se celebraron los juicios sobre la calificación del concurso de acreedores del Real Betis y la propiedad del 31,38 por ciento de las acciones, cuyo desembolso fue presuntamente irregular por parte de Farusa en junio de 1992. Diferentes vicisitudes han afectado a ambos procesos, aunque se considera más cercana la sentencia de la causa concursal, que se demoró por un informe. La de las acciones se ha retrasado por la recusación del juez solicitada por la defensa de José León así como por un informe caligráfico pedido por unas de las acusaciones. Ambos pleitos se llevan en el Juzgado de lo Mercantil 1 de Sevilla, aunque conducidos por diferentes jueces.
http://sevilla.abc.es/deportes/alfin...458074577.html
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