Sinceramente espero que no entren mas personajes como este en nuestro club:
El futuro de Juan Carlos Ollero en el Betis comenzó a ver su ocaso precisamente cuando fue ratificado como presidente por la Asamblea de accionistas el pasado 23 de septiembre. Ese día estalló la negociación abierta con Lopera bajo un protocolo de acuerdos que nunca fueron bien vistos por algunas plataformas demandantes. Había varios motivos para ello, principalmente el oscuro asunto de la legitimidad real del exmáximo accionista sobre ese paquete mayoritario.
Oliver y Lopera, para ser más concretos sus respectivas sociedades de Bitton Sport y Farusa, mantienen un litigio sobre si ese 51% del capital social pertenece a uno u otro. En el momento en que la jueza Alaya decidió suspender cautelarmente los derechos políticos de esas acciones, Bitton dejó de pagar lo pactado con Farusa y ambos están discutiendo en los tribunales de justicia quién sería el dueño legítimo de las mismas si el juzgado Mercantil de Sevilla y la Audiencia deciden devolver la propiedad del paquete accionarial a quien corresponda.
Este hecho obligaba a Juan Carlos Ollero a negociar también con Luis Oliver para asegurar al Betis de futuras reclamaciones posibles. Lopera se cerró en banda a indemnizar al empresario navarro e instó al presidente bético a que fuera el club quien se hiciera cargo de esa situación. Pues bien, el diario MARCA ha tenido acceso a la petición que Luis Oliver realizó al ya expresidente bético, y que este no rechazó, pero tampoco aceptó. La cabeza visible de Bitton Sport exigió al Betis el pago de 4 millones de euros, la propiedad de un 5% del capital social de la entidad, el nombramiento de su hijo como miembro del Consejo de Administración y la Dirección Deportiva del conjunto verdiblanco.
La respuesta de Ollero fue muy política, ni sí ni no. De hecho, le comentó a Oliver que esa decisión debía someterla a consenso con las otras partes implicadas en la negociación. Algo que ni siquiera hizo falta, porque al día siguiente el propio Oliver se encargó de romper cualquier acuerdo posible elevando su petición a los 10 millones de euros.
El Betis se haría cargo de Oliver
De ese posible acuerdo se responsabilizaba el Betis y para ello se reunió en persona el propio Ollero con Oliver. Obviamente, ese coste habría que sumárselo al principio de acuerdo pactado previamente con Lopera, por el cual también el Betis le abonaría 1,8 millones de euros a cambio del desistimiento del proceso de nulidad de las acciones, además de la renuncia a las acciones penales. La incógnita de que Lopera fuera el propietario de las acciones que acordaba vender al Betis bajo esos parámetros obligaba por tanto al club a negociar otro marco con Luis Oliver.
Y es que con el expresidente bético liberado de acusaciones y procesos, tendría total libertad para ratificar en el juzgado que la compraventa con Bitton Sport era totalmente válida y, por tanto, el propietario de las mismas sería Oliver. Automáticamente, el acuerdo con Lopera ya no tendría validez, puesto que el navarro reclamaría lo que legalmente le pertenecería.
Ahora se va a retomar el asunto y las nuevas voces que van a guiar la negociación no contemplan sentarse con Luis Oliver. Los accionistas relevantes de la entidad entienden que ese problema corresponde al propio Lopera solucionarlo, pero bajo ningún concepto al Betis.
El origen de la salida de Ollero
Ante una negociación de este calado, la confianza de varios consejeros en el expresidente comenzó a verse afectada ante posibles acuerdos de este tipo. Después, llegaron otras discrepancias sobre el modelo de gestión que el propio Ollero estaba implantando en el club. Esos mismos consejeros se veían muy limitados en sus funciones y, además, no compartían determinadas decisiones que afectaban al funcionamiento diario de la entidad como empresa.
La situación desembocó en la dimisión que el propio expresidente presentó el pasado 21 de diciembre. Si en un mes la situación no se estabilizaba y el Consejo aprobaba su forma de dirigir el club, Ollero se marcharía definitivamente. A instancias principalmente de José Miguel López Catalán y Ángel Haro, se procuró una solución salomónica con la Comisión ejecutiva, pero no fue más que la gota que colmó el vaso de una ruptura total.
Betis: Las sorprendentes condiciones del pacto frustrado con Luis Oliver | Marca.com
El futuro de Juan Carlos Ollero en el Betis comenzó a ver su ocaso precisamente cuando fue ratificado como presidente por la Asamblea de accionistas el pasado 23 de septiembre. Ese día estalló la negociación abierta con Lopera bajo un protocolo de acuerdos que nunca fueron bien vistos por algunas plataformas demandantes. Había varios motivos para ello, principalmente el oscuro asunto de la legitimidad real del exmáximo accionista sobre ese paquete mayoritario.
Oliver y Lopera, para ser más concretos sus respectivas sociedades de Bitton Sport y Farusa, mantienen un litigio sobre si ese 51% del capital social pertenece a uno u otro. En el momento en que la jueza Alaya decidió suspender cautelarmente los derechos políticos de esas acciones, Bitton dejó de pagar lo pactado con Farusa y ambos están discutiendo en los tribunales de justicia quién sería el dueño legítimo de las mismas si el juzgado Mercantil de Sevilla y la Audiencia deciden devolver la propiedad del paquete accionarial a quien corresponda.
Este hecho obligaba a Juan Carlos Ollero a negociar también con Luis Oliver para asegurar al Betis de futuras reclamaciones posibles. Lopera se cerró en banda a indemnizar al empresario navarro e instó al presidente bético a que fuera el club quien se hiciera cargo de esa situación. Pues bien, el diario MARCA ha tenido acceso a la petición que Luis Oliver realizó al ya expresidente bético, y que este no rechazó, pero tampoco aceptó. La cabeza visible de Bitton Sport exigió al Betis el pago de 4 millones de euros, la propiedad de un 5% del capital social de la entidad, el nombramiento de su hijo como miembro del Consejo de Administración y la Dirección Deportiva del conjunto verdiblanco.
La respuesta de Ollero fue muy política, ni sí ni no. De hecho, le comentó a Oliver que esa decisión debía someterla a consenso con las otras partes implicadas en la negociación. Algo que ni siquiera hizo falta, porque al día siguiente el propio Oliver se encargó de romper cualquier acuerdo posible elevando su petición a los 10 millones de euros.
El Betis se haría cargo de Oliver
De ese posible acuerdo se responsabilizaba el Betis y para ello se reunió en persona el propio Ollero con Oliver. Obviamente, ese coste habría que sumárselo al principio de acuerdo pactado previamente con Lopera, por el cual también el Betis le abonaría 1,8 millones de euros a cambio del desistimiento del proceso de nulidad de las acciones, además de la renuncia a las acciones penales. La incógnita de que Lopera fuera el propietario de las acciones que acordaba vender al Betis bajo esos parámetros obligaba por tanto al club a negociar otro marco con Luis Oliver.
Y es que con el expresidente bético liberado de acusaciones y procesos, tendría total libertad para ratificar en el juzgado que la compraventa con Bitton Sport era totalmente válida y, por tanto, el propietario de las mismas sería Oliver. Automáticamente, el acuerdo con Lopera ya no tendría validez, puesto que el navarro reclamaría lo que legalmente le pertenecería.
Ahora se va a retomar el asunto y las nuevas voces que van a guiar la negociación no contemplan sentarse con Luis Oliver. Los accionistas relevantes de la entidad entienden que ese problema corresponde al propio Lopera solucionarlo, pero bajo ningún concepto al Betis.
El origen de la salida de Ollero
Ante una negociación de este calado, la confianza de varios consejeros en el expresidente comenzó a verse afectada ante posibles acuerdos de este tipo. Después, llegaron otras discrepancias sobre el modelo de gestión que el propio Ollero estaba implantando en el club. Esos mismos consejeros se veían muy limitados en sus funciones y, además, no compartían determinadas decisiones que afectaban al funcionamiento diario de la entidad como empresa.
La situación desembocó en la dimisión que el propio expresidente presentó el pasado 21 de diciembre. Si en un mes la situación no se estabilizaba y el Consejo aprobaba su forma de dirigir el club, Ollero se marcharía definitivamente. A instancias principalmente de José Miguel López Catalán y Ángel Haro, se procuró una solución salomónica con la Comisión ejecutiva, pero no fue más que la gota que colmó el vaso de una ruptura total.
Betis: Las sorprendentes condiciones del pacto frustrado con Luis Oliver | Marca.com
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