Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

no sigo al periodista, pero creo que el artículo es una muestra más de la pelea que se tienen los periodistas de esta ciudad. Qué falta hubiese hecho este artículo cuando castañete decía que no teníamos centrales en septiembre y qué fácil es apostar a caballo ganador!

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Pero vamos a ver: este García Reyes sólo escribe del Betis de cuando en cuando, no es de la redacción de deportes. Es columnista ahora, creo que antes hacía algo de flamenco o así. No escribe en las páginas de deportes.

Escribe como aficionado, como en su periódico hacen otros columnistas palanganas o Antonio Burgos. No es una información de nada, ni es un debate como el que tienen Luis Carlos Peris y Mérida, y otros mondongueros.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

pero eso no implica que no quiera meter baza

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Pero son cosas diferentes. Cuando le sale del níspero escribe algo del Betis, lo que le apetece. No tiene nada que ver con el mamoneo deportivo de esta ciudad.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Pero si el que no la ha pillado has sido tú, niñàto...

Pero qué bien pillas otras cosas, hijo.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Bueno, hay algunos que se pasan a la izquierda cuando se hartan de la derecha para buscar otras formas de placer (o cuando se lo impide una escayola).

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Es que hacer una ironía de una ironía es ser un poco pedante.

No me digas hijo, que repulsión me da imaginarte

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)


Así es. Alberto García Reyes escribe como aficionado bético, no como especialista. Otra cosa es que sus análisis sean certeros, que suelen serlo, y que sepa escribir muy bien, que sin duda sabe. Para lo que realmente es un portento (no he conocido otro igual) y un especialista es para las críticas de flamenco. Más de una vez, sin ser siquiera aficionado al cante jondo, he leído con gusto sus artículos, por el mero placer de dejarme envolver por ese aura de mística gitana que destilan sus palabras, a menudo difíciles de hilar para el profano. Como muestra, un botón:


Bienal de Flamenco 2014: Patrimonio de la eternidad


alberto garcía reyes / sevilla

Día 02/10/2014 - 13.38h


Rancapino, Curro de Utrera, Romerito, la Cañeta, el Carrete y el Peregrino, casi cinco siglos de jondura para gala memorable a la que ellos se agarraron para que no se acabara nunca


Cinco estrellas le pongo. Como al hotel de la Exposición en el que quiero dormir este sueño infinito de Rancapino por seguiriyas. No despertadme. Que está cantando ese gitano negro con todas las duquelas en la boca. En un combate con los tercios en el que no hay ni un grito. Sólo fatiga. El eco en carnes vivas. Cojeando para entrar a matar. Una garganta desvalijada que empuja los jipíos a fuerza de amor propio. Dejadme dormir en el cante mecido de Curro de Utrera por soleá, ayeándome en la caña, con los regustitos del Chozas viniendo en el tren hasta el pelo blanco de ese patricio romano que le cantaba por Marchena a Telethusa. No dejéis que Romerito se calle cuando salga quebrado del macho de la soleá de Paquirri el Guanté. Que siga metiendo a compás las cosas de la Plazuela hasta que venga el lechero. Que se baile la Cañeta los tangos de su madre hasta que el sol le atraviese el roete. Que pueda yo verla siempre cantando con los lunares de su camisa y hasta con los zarcillos esas letras pícaras que son el porvenir. No habladme de modernidades que esa gitana del Perchel metió anoche por bulerías a Gloria Estefan. Silencio. Que el sueño es profundo. Está machacando el suelo el Peregrino de la Plaza Alta, calé de tibias caderillas y mandíbulas vacías que se pone el pañuelo al cuello y recibe la gracia de Dios por jaleos de su tierra. Y luego ha venido el Carrete por alegrías, a bailar bajo la lluvia con bastón de patriarca, a rematar con la cara. A hacer feliz al mundo con su comedia, que es seria hasta el llanto.

Vamos a escuchar que estamos ante todos los siglos del flamenco por delante. La vida entera saliéndose a jadeos por los labios engalanados de carmín de Teresa la malagueña, que ya no endica nada pero lo naquera todo. Que el cielo le conserve esa fuerza para que nos cure siempre. «Me voy a acordar del Piyayo, un pobrecito de mi tierra que también estaba tieso». Siendo un marajá del cante. La Cañeta se vino a Triana: «Ya vienen bajando / por las escaleras / los filetes empanaos / en las fiambreras». Vivan los flamencos que mandan en su jambre. Los que se han pasado la vida en la calle viendo estrellas. ¿Cinco he dicho que le pongo a esto? Se las pongo todas. El firmamento entero. La luna bajo la que el Carrete vio bailar a Fred Astaire por el «bujero» de la tapia del cine y decidió meter todo eso en el soniquete nuestro. Sentado en una silla. Haciendo con sus manos el gesto que mejor le iba a la noche. Se acabó. Esto es todo. Es el pasado y el futuro. La gracia del malagueño pegando rodillazos en el suelo y la furia del Peregrino, al que le suenan los pies hasta sobre el albero de tanto haber bailado donde sea. Las burlerías de la Cañeta echando a sus antepasados hasta por la nariz y la zalamería de Romerito por fandangos. El acero inoxidable de la garganta de Curro de Utrera desde que se emborrachó con Tomás Pavón y la pena oscura de Rancapino para salir entero de la malagueña del Mellizo. No despertadme nunca, por favor. Que estoy viendo a unos niños octogenarios reviviendo su felicidad sobre las tablas. Sólo el telón pudo con ellos. Porque allí se jaleaban unos a otros, como cuando entonces iban buscándose la vida por entre las dificultades. Limpiándose el sudor con las cortinas. Y haciendo un trato con el flamenco. Trato de gitanos. Estar en pie hasta la muerte. Morir con los nudillos recién sangrados. Defender el tesoro en su vitrina, no en el recuerdo. Esta es la verdad: todos son únicos. No se parecen a nadie. Son el catón de sus propias escuelas. El Carrete no tiene par. Es none. Le cayó de las alturas ese baile de loquito y yo le beso los pies mientras me río y le lloro para que no se vaya jamás. Curro es el paño fino de Utrera al que le cayó la mancha de la Fernanda. Dos calles distintas por las que llegar al Altozano. Romerito es un frasquito de la botica jonda que sana los quebrantos. El Peregrino es un revuelo que no se aplaca. La Cañeta es el viento que nos lleva. Y Rancapino es mi naufragio en un suspiro. Mi perdición. No, esto no es el pasado. Es patrimonio de la eternidad. Por eso en este sueño de estrellas le pido a Dios que los guarde por los siglos de los siglos. Y que el flamenco les pague lo que les debe con la inmortalidad.


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No hace falta ser aficionado al flamenco para disfrutar de una crítica como ésa, incluso puede disfrutarse sin gustarte nada el flamenco (en mi caso, a veces he saboreado crónicas taurinas poéticas sin gustarme un pimiento la tauromaquia). Los únicos requisitos: mente abierta y receptiva, gusto por la escritura poética y estar dispuesto a dejarse llevar por el bello y caudaloso torrente de palabras.


P.D.: Y la cuestión no se reduce al cómo, pues las dotes de García Reyes para la escritura son evidentes, sino que cabría preguntarse y responderse también por qué y para qué escribe. En ese sentido, cumple a la perfección su función; es más, podría decirse que va más allá y no sería descabellado afirmar que se pasa tres pueblos. Me explico, para no ser tan críptico como a veces me lo parece él (mucho más por mis lagunas sobre el tema que por voluntad oscurantista de Alberto): tan bien escribe las críticas, y con tanta gracia y arte recrea las vivencias y el ambiente, que a mí, que tan poco sé de cante jondo, me entran unas ganas tremendas de haber estado allí, en esa velá flamenca. Y si esto me sucede a mí, imagino que a un buen aficionado mucho más, y ahí enlazo por fin con lo de los tres pueblos: tras leer sus “venenosas” crónicas (ponzoñosas a su pesar, claro) de las grandes citas, ha de dibujarse impepinablemente una amplia sonrisa en los afortunados asistentes, que se trocará en una mueca de envidia y rabia en los cientos de aficionados lectores que no hayan podido asistir al evento.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Ha escrito usted un artículo sobre un articulista, mejor que los artículos que escribe el tal articulista.

No soy muy forofo de este hombre, pero ahora me han entrado ganas de serlo.

El último periodista que me gustó fue Chesterton.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Pedante es no haber pillado la ironía.

Más repulsión da leerte, y nadie se ha quejado de ello...

Creo que un control parental para algunos usuarios vendría bien.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

No lo digas muy alto a ver si tus papis te van a dejar sin internet.

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

Estooo...

Andaba yo cumpliendo esta mañana temprano con uno de los deberes fundamentales del funcionario ejemplar, el de mantenerse puntualmente informado de la actualidad a través de la prensa, en compañía de un mollete antequerano y un café cargado, cuando cayó en mis manos un ABC de la casa. Por establecer algún tipo de parangón en algo difícilmente parangonable, si a nuestro eterno rival lo único que le envidio es el modelo asentado de gestión deportiva, de igual modo, a ABC lo único que le envidio es el formato, con diferencia el más agradable y manejable de toda la prensa, ya que su contenido (en mi opinión personal, claro, pa gustos colores) suele oscilar entre lo patético y lo directamente repulsivo, sobre todo en sus cincuenta primeras páginas (necrológicas, ocio y deportes, en cambio, son potables; de hecho, hoy venía un curioso artículo sobre la nueva peli de los Coen y una estupenda entrevista a San Carlos Musonda). Sabedor de que la palma de la tendenciosa desfachatez abcera se la suelen llevar los columnistas de opinión, aun así me picó la curiosidad por buscar si había un artículo de García Reyes, temiéndome por mera lógica lo peor. Y efectiviwonder, allí estaba bien derecha su columnita.

Y visto lo visto, y habida cuenta de que no se trata de casos aislados, sino de una especie de pandemia periodística, uno se pregunta si en los sótanos de la redacción de ABC no guardarán celosamente su esencia periodística alambicada en una añeja barrica de roble, rebosante hasta las duelas no de buen morapio, sino de suero contaminado con el letal virus de la antonioburgolosis, que inoculan a todo aquel escritor o periodista aspirante a escribir artículos de opinión para ABC. Con ligeros matices diferenciales, lo curioso es que al final todos parecen genéticamente predestinados a antonioburguizarse o antonioaburguesarse, como pollitos de una granja satánica de rancia estirpe. Igual da cuáles sean sus inicios, mejor aún si éstos son rompedores o subversivos (el Cela de Pascual Duarte, el Juan Manuel de Prada de Coños...), todos acaban pasando por el revenío tamiz, y no son pocos los ejemplos: el Cela chocho de sus últimos años, el insufrible pedantorro de Prada, Fernando Iwasaki, Carlos Herrera y un largo etc., al que al parecer viene a sumarse nuestro García-Reyes. El patrón fijo viene a ser: lenguaje preñado de arabescos barroquizantes, ironía de media sonrisa condescendiente, paternalismo de señorito (hágame caso usted a mí, buen hombre, que yo sí que sé) y pedantería, todo ello bien frappé y servido con nostalgia de cualquier tiempo pasado, que real o inventado, fue sin duda mejor (no anterior, como puntualizó agudo Krahe).

Conclusión: ¿Se puede leer el ABC? Sí, pero como cuando uno se automedica con un compuesto químico cuajaíto de efectos adversos según el prospecto. Es decir, siguiendo un estricto modo de empleo. El ABC ha de leerse siguiendo la posología denominada “del cangrejo”, esto es, siempre de atrás palante, nunca de alante patrás, a riesgo de intoxicación grave. Hay que empezar por la programación de la tele, los sudokus, horóscopo y demás gaitas, de ahí a deportes y espectáculos pasando por las edificantes necrológicas, y más allá de ese punto comienza la No man’s land, donde uno puede encontrarse agazapada en una esquina cualquier sorpresa desagradable. A partir de ahí, si usted ha sido uno de los valientes en aventurarse, al menor retortijón o indisposición leve, se recomienda cerrar sus páginas, y como medida profiláctica para evitar posibles contagios a terceros, aplicarle el purificador cerillo encendido.

Perdón por este tochaco off-topic, cuya moraleja, regresando al tema, es que prefiero seguir leyendo al Alberto García-Reyes bético o al Alberto García-Reyes crítico de flamenco, y no adentrarme en las procelosas aguas del Alberto García-Reyes columnista. Y también, regresando al tema, aunque tangencialmente, recomendar la lectura de la entrevista a Musonda hoy en ABC.


P.D.: Confío en que nadie se sienta molesto. No son más que opiniones personales, al fin y al cabo, y por supuesto impresiones distintas me parecen respetables.

Todos los artículos de Alberto García Reyes incluida la época de Lopera, me han parecido certeros y valientes y de bético declarado y comprometido y a veces tirando pullitas a los periodistas, opinadores y cenedrista que se dedican a decir que todo lo que se hace en el Betis esta mal por sistema.
Así que viva el Betis

Re: Adán vete ya (Alberto García Reyes)

No lo creo, para mi ha querido mostrar el ambiente enrarecido que se está viviendo en el Betis, con esos que se hacen llamar "exigentes" pero que en realidad no lo son, ya que actúan solo por interés y al no estar en el club los que a ellos le gustarían pues critican por criticar, y todo lo que se haga estará mal para ell@s.

¿Como cambia el cuento eh Albertito? Como defiendes cuando te dicen que defiendas y criticas para no salpicar a tus amos