Por MANUEL CONTRERAS, 15 de febrero de 2016 9:54 h.
Acaba de difundir un vídeo en redes sociales en el que se puede ver sus progresos en el gimnasio. Desconozco el origen del mismo, pero intuyo que no obedece a una estratagema del community manager del Betis, sino a su propia ansiedad por volver a los campos de juego. Joaquín está tocado; molestias en la rodilla dicen en el club, nada grave. Pero la cosa es más seria de lo que parece. En realidad Joaquín lleva mucho tiempo fuera, desde que el equipo entró en su dinámica crepuscular.
El extremo portuense llegó en plena forma de Florencia, donde había deslumbrado en la pretemporada, pero la pésima -o más bien inexistente- planificación física del anterior cuerpo técnico fue minando su potencial. Y poco a poco Joaquín se fue apagando. Su físico menguaba en el mismo grado que crecía su impotencia. Y comenzó el run-run en la grada: “Joaquín no es el que era”. “Joaquín no se va de nadie”. “Joaquín está acabado”.
Perder la forma a los 34 años es un problema grave. Con una plantilla añosa, mantener el trabajo físico era fundamental, pero los deficientes entrenamientos provocaron que los veteranos que estaban en forma al comenzar la temporada -Joaquín Rubén Castro, Vargas…- la perdiesen en unos meses y los que no estaban finos en septiembre -Van der Vaart- se echasen a perder definitivamente. Recuperar el tono físico en una liga tan exigente como la española no es cuestión baladí, y el cuerpo de un treintañero necesita más tiempo para esta tarea que un joven como Ceballos o Musonda.
Pero si quieren ganar dinero fácil, apuesten por Joaquín, porque el portuense volverá. Volverá porque es más bético que el escudo, porque está deseando correr la banda derecha del Villamarín, porque tiene un entrenador que le va a hacer sudar la gota gorda. Volverá porque Sevilla está llena de camisetas con su nombre, porque es el ejemplo para miles de niños, porque está cumpliendo un sueño. Y volverá porque es un gran profesional que ha pasado meses mascullando por las esquinas su enfado por la falta de trabajo en la ciudad deportiva. No entierren al extremo antes de tiempo y apuesten porque en esta temporada volveremos a apludir la finta y el sprint. Joaquín.
PALOS COMO PANES PARA EL CABEZON.
Acaba de difundir un vídeo en redes sociales en el que se puede ver sus progresos en el gimnasio. Desconozco el origen del mismo, pero intuyo que no obedece a una estratagema del community manager del Betis, sino a su propia ansiedad por volver a los campos de juego. Joaquín está tocado; molestias en la rodilla dicen en el club, nada grave. Pero la cosa es más seria de lo que parece. En realidad Joaquín lleva mucho tiempo fuera, desde que el equipo entró en su dinámica crepuscular.
El extremo portuense llegó en plena forma de Florencia, donde había deslumbrado en la pretemporada, pero la pésima -o más bien inexistente- planificación física del anterior cuerpo técnico fue minando su potencial. Y poco a poco Joaquín se fue apagando. Su físico menguaba en el mismo grado que crecía su impotencia. Y comenzó el run-run en la grada: “Joaquín no es el que era”. “Joaquín no se va de nadie”. “Joaquín está acabado”.
Perder la forma a los 34 años es un problema grave. Con una plantilla añosa, mantener el trabajo físico era fundamental, pero los deficientes entrenamientos provocaron que los veteranos que estaban en forma al comenzar la temporada -Joaquín Rubén Castro, Vargas…- la perdiesen en unos meses y los que no estaban finos en septiembre -Van der Vaart- se echasen a perder definitivamente. Recuperar el tono físico en una liga tan exigente como la española no es cuestión baladí, y el cuerpo de un treintañero necesita más tiempo para esta tarea que un joven como Ceballos o Musonda.
Pero si quieren ganar dinero fácil, apuesten por Joaquín, porque el portuense volverá. Volverá porque es más bético que el escudo, porque está deseando correr la banda derecha del Villamarín, porque tiene un entrenador que le va a hacer sudar la gota gorda. Volverá porque Sevilla está llena de camisetas con su nombre, porque es el ejemplo para miles de niños, porque está cumpliendo un sueño. Y volverá porque es un gran profesional que ha pasado meses mascullando por las esquinas su enfado por la falta de trabajo en la ciudad deportiva. No entierren al extremo antes de tiempo y apuesten porque en esta temporada volveremos a apludir la finta y el sprint. Joaquín.
PALOS COMO PANES PARA EL CABEZON.
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