El contexto era poco clarificador con dos técnicos novatos. Un Real Madrid en fase de construcción que, aunque había respondido en resultados, no transmitía mucha seguridad aún en el juego y un Real Betis que, tras llegar del mínimo absoluta, dio un notable cambio de estilo ante el Villarreal.
El desarrollo del partido se volvió aún más imprevisible con el tempranero gol de Cejudo. Esto provocaba que el Betis podía dedicarse a defender su ventaja y el Madrid de Zidane se veía con la necesidad de remontar por primera vez.
El partido tuvo dos mitades muy diferentes. En la primera parte, el Madrid tuvo más ocasiones que el Betis, condicionado sobre todo por el gol local, pero no consiguió tener el dominio total. Los de Merino se gustaban con esa intensa presión y recuperaban con bastante efectividad, consiguiendo llevar el balón lejos de la portería de Adán. Era precisamente en algunos desajustes defensivos provocados por la intensa presión cuando el Madrid encontró algún hueco para entrar en el área.
El segundo tiempo fue totalmente diferente. El Betis comenzó a notar el desgaste físico demasiado pronto y el Real Madrid comenzó a combinar de manera más efectiva. Isco y Modric encontraban a Benzema y James en los huecos que había entre el lateral y los centrales, ya que las subidas de los laterales (el cambio de Danilo por Carvajal fue muy efectivo) abrían al Betis en defensa.
El francés dio una clase magistral de cómo atacar en espacios reducidos y solo Adán evitó la victoria de su ex equipo. Fue entonces cuando se vieron las carencias de un conjunto verdiblanco que vio como el esfuerzo y el trabajo igualó a la calidad técnica, terminando de dar el empate por bueno.
El uno a uno:
El desarrollo del partido se volvió aún más imprevisible con el tempranero gol de Cejudo. Esto provocaba que el Betis podía dedicarse a defender su ventaja y el Madrid de Zidane se veía con la necesidad de remontar por primera vez.
El partido tuvo dos mitades muy diferentes. En la primera parte, el Madrid tuvo más ocasiones que el Betis, condicionado sobre todo por el gol local, pero no consiguió tener el dominio total. Los de Merino se gustaban con esa intensa presión y recuperaban con bastante efectividad, consiguiendo llevar el balón lejos de la portería de Adán. Era precisamente en algunos desajustes defensivos provocados por la intensa presión cuando el Madrid encontró algún hueco para entrar en el área.
El segundo tiempo fue totalmente diferente. El Betis comenzó a notar el desgaste físico demasiado pronto y el Real Madrid comenzó a combinar de manera más efectiva. Isco y Modric encontraban a Benzema y James en los huecos que había entre el lateral y los centrales, ya que las subidas de los laterales (el cambio de Danilo por Carvajal fue muy efectivo) abrían al Betis en defensa.
El francés dio una clase magistral de cómo atacar en espacios reducidos y solo Adán evitó la victoria de su ex equipo. Fue entonces cuando se vieron las carencias de un conjunto verdiblanco que vio como el esfuerzo y el trabajo igualó a la calidad técnica, terminando de dar el empate por bueno.
El uno a uno: