Último intento para evitar que Ollero deje hoy la presidencia del Betis
Presentó la dimisión la semana pasada y la espera ratificar en el consejo de hoy, pero Haro y Catalán trataron ayer de reconducir la situación
Por Mateo González, 21 de enero de 2016 3:38 h.
El presidente número 44 del Real Betis Balompié, Juan Carlos Ollero, tiene previsto dejar de serlo hoy. Es un asunto que ya tenía decidido, de tal manera que lleva varios días sin ejercer. El pasado once de enero ya presentó un escrito en el club y ante el secretario del consejo para formalizar su salida. Sin embargo, en la tarde de ayer se produjo un intento casi a la desesperada para abortar esta posibilidad, con varios miembros del consejo, principalmente Ángel Haro y José Miguel López Catalán, tratando de convencer al presidente para que continuara en su cargo al menos hasta el cierre del mercado invernal de fichajes. Y se abrió una puerta a la esperanza, ya que debe contestar hoy. Ollero se había planteado que su dimisión se aceptara hoy en la reunión que se ha convocado para esta tarde tras un mes de discrepancias internas en la manera de llevar la gestión del club, principalmente, que han desembocado en la decisión que hasta ayer consideraba irrevocable. No tiene sustituto aún aunque muchos apuntan a uno de los dos accionistas que lideraron Ahora Betis Ahora: Haro o Catalán. Si Ollero se marcha y ninguno de ellos da el paso, incluso es probable que se deje un espacio de tiempo con el cargo vacante para tomar la determinación más adecuada cuando todo se calme.
Avisó hace un mes
Las razones de la posible dimisión de Ollero (anunciada hace días por Canal Sur Radio)eran conocidas por todos los consejeros del club desde el pasado 21 de diciembre, aunque desde entonces se han mantenido negociaciones para que Ollero permaneciera hasta el final de temporada y se han planteado distintas fórmulas, hasta ahora, sin éxito. El presidente tenía la intención de cumplir hoy el anuncio que hizo entonces: dio al órgano de gobierno del Betis 30 días para que se le buscara un sustituto. Las desavenencias que surgieron precisamente a partir del 23 de septiembre por la negociación con Manuel Ruiz de Lopera habían fraguado su decisión, pero el consejo del 21 de diciembre tuvo un giro que precipitó los acontecimientos: los dos consejeros afines a la plataforma Béticos por el Villamarín, Adrián Fernández Romero y Rafael Salas, solicitaron que se acotaran las funciones propias del presidente para que dejara su papel ejecutivo y pasara a ser simplemente corporativo, según las diferentes fuentes consultadas. Todo fundamentado en las divergencias sobre cómo se planteó la negociación con Lopera, con un pacto con más detractores en la directiva por sus posibles consecuencias negativas. El asunto llegó a tal punto que se planteó una moción de censura contra las dos personas (Ernesto Sanguino y Ollero) que llevaron este acuerdo, roto in extremis precisamente por la disconformidad de esta plataforma con el contenido del pacto y por la manera de llegar al mismo, expresada ya en septiembre. Los demás directivos rechazaron la petición, pero Ollero entendió que su etapa había finalizado, sobre todo porque días antes, en la junta del 17 de diciembre, miembros destacados del consejo le habían reprochado que Lopera finalmente no asistiese debido a un principio de acuerdo alcanzado en la negociación. Diversos accionistas le recriminaron sus tratos con el empresario de la calle Jabugo argumentando que querían ganarle en la sala, no por a su retirada, y que este hecho impidió la aprobación de la reforma estatutaria, uno de los compromisos en la campaña. Se acusó entonces a Ollero de no estar llevando de manera correcta las negociaciones, se le mostró pérdida de confianza y se afeó su proceder independiente sin consultar al resto del consejo, algo que se repitió en otras situaciones cuando se pretendía fiscalizar la gestión de otros profesionales en diversas áreas y el presidente no estaba de acuerdo, según sus detractores. En esa coyuntura, Ollero pronunció por primera vez ante el resto de dirigentes béticos una frase que ha mantenido hasta el último momento para justificar su decisión: «El Betis tiene que estar ahora gobernado por sus accionistas».
Algunas fuentes aseguran que otro de los motivos de este desencuentro está de alguna manera relacionado con la reunión que mantuvieron los principales miembros del consejo con Luis Oliver en Córdoba. El representante de Bitton Sport propuso un pacto en el que se incluía, entre otras cuestiones, que su hijo estuviera en el consejo a cambio de abandonar la pugna por las acciones que supuestamente compró a Lopera. Varios miembros de la directiva aceptaron negociar, pero Ollero se opuso en firme, aunque existen versiones contradictorias acerca de las posiciones defendidas internamente en el consejo. Finalmente hubo paz entre directivos y este asunto no provocó mayores fisuras. Pero sí se mantuvo la tensión con muchos consejeros, además de los afines a Béticos por el Villamarín, quienes no estuvieron de acuerdo con el contenido de la cita con Oliver, que impulsó también el anuncio de Ollero en el consejo del 21 de diciembre. Los responsables de la administración del Betis hicieron entonces un pacto de silencio para evitar que la situación fuera de dominio público, ya que entendían que podían encontrar una solución en este tiempo. Aquel mismo día, no obstante, Ollero abandonó la presidencia de las comisiones ejecutiva y deportiva. No viajó con el equipo a Barcelona. Dejó de ser la cara visible, una posición que evitó en la rueda de prensa de la destitución de Mel para evitar sospechas mientras se buscaba una alternativa y en los derbis y el partido ante el Eibar. Este domingo su intención es no estar ya en el palco frente al Real Madrid.
La opción que parecía haber prosperado era la de mantener a Ollero como presidente institucional hasta junio y crear una comisión ejecutiva, con un consejero delegado, que tomase las decisiones clave. Este acuerdo incluso llegó a certificarse horas antes del consejo de administración del pasado 7 de enero. Varios consejeros, entre los que se encontraban Pagola, Haro y Catalán, se citaron con Ollero en un restaurante para estudiar la fórmula que le permitiera finalizar la temporada sin tener que doblegarse a los designios de los directivos que estaban protagonizando la oposición interna. La idea consistía en crear esa citada comisión ejecutiva, que sería el órgano de decisión por encima del consejo de administración. Pero esa propuesta no obtuvo la aprobación del resto del consejo. Según las fuentes consultadas, Ollero certificó inmediatamente a sus allegados que su último día como presidente bético sería el 21 de enero, hoy, a sabiendas incluso de que esta marcha repentina podría traerle repercusiones personales y de imagen por la situación convulsa del equipo. Pero si todavía albergaba alguna duda, casi todas se disiparon la noche del despido de Mel.
En el consejo había unanimidad sobre su destitución. Todos coincidían en que el entrenador no podía seguir al frente del equipo. Pero se entabló una discusión sobre la oportunidad del despido, es decir, sobre el momento en que debía producirse. Un grupo de consejeros quería su marcha esa misma noche. Otros, entre los que estaban Ollero, Pagola o Montoro, preferían esperar al menos hasta el partido de vuelta de la Copa contra el Sevilla, sobre todo porque las negociaciones de Eduardo Maciá con Juande Ramos aún estaban en fase incipiente y porque el desgaste de Mel podía ser mayor. En este contexto, el presidente telefoneó a Juan Merino, que venía en el autobús del Betis B desde Mérida, donde acababa de jugar, para consultarle su predisposición para entrenar al primer equipo de manera provisional. Merino aceptó apelando a su condición de hombre de club, pero le hizo un razonamiento que Ollero trasladó al consejo: es mejor seguir avanzando en la contratación de un nuevo entrenador y cuando esté hecho, se destituye al que está. Cuando terminó de explicar la conversación, los consejeros disconformes con Ollero dudaron de su versión de la charla con Merino. No obstante, hubo un testigo del diálogo entre el presidente y el entrenador: Alexis, quien entró al consejo para ratificar lo que expresaba Ollero. Las disensiones eran ya irreconciliables. Fue la gota que colmó el vaso para Ollero. Al día siguiente presentó su dimisión y hoy pretende hacerla efectiva, si el intento de solución de ayer no lo impide. Como ocurriera en 2013, el presidente del Betis apunta a dejar su cargo después de la destitución del entrenador, aunque en esta ocasión las circunstancias no guardan ningún parecido con las anteriores al mantener el club cierta estabilidad en el área deportiva y con un consejo respaldado por el apoyo accionarial que Haro y Catalán lograron en la última junta. Así que Juan Carlos Ollero, el presidente que personificó la vuelta del Betis a sus accionistas y que lideró una histórica negociación con Lopera que pretendía devolver su paquete accionarial a manos de los béticos, puede marcharse sin haber logrado su gran anhelo: la definitiva paz social.
Último intento para evitar que Ollero deje hoy la presidencia del Betis - Al final de la Palmera
A mi ha parecido un presidente digno del Real Betis Balompie
PD: he buscado un post analogo y no lo he visto. Lo que suele pasar, nada mas crear el tema. Lo he encontrado. Ruego a los moderadores trasladen el tema al post ya iniciado. Disculpas
Presentó la dimisión la semana pasada y la espera ratificar en el consejo de hoy, pero Haro y Catalán trataron ayer de reconducir la situación
Por Mateo González, 21 de enero de 2016 3:38 h.
El presidente número 44 del Real Betis Balompié, Juan Carlos Ollero, tiene previsto dejar de serlo hoy. Es un asunto que ya tenía decidido, de tal manera que lleva varios días sin ejercer. El pasado once de enero ya presentó un escrito en el club y ante el secretario del consejo para formalizar su salida. Sin embargo, en la tarde de ayer se produjo un intento casi a la desesperada para abortar esta posibilidad, con varios miembros del consejo, principalmente Ángel Haro y José Miguel López Catalán, tratando de convencer al presidente para que continuara en su cargo al menos hasta el cierre del mercado invernal de fichajes. Y se abrió una puerta a la esperanza, ya que debe contestar hoy. Ollero se había planteado que su dimisión se aceptara hoy en la reunión que se ha convocado para esta tarde tras un mes de discrepancias internas en la manera de llevar la gestión del club, principalmente, que han desembocado en la decisión que hasta ayer consideraba irrevocable. No tiene sustituto aún aunque muchos apuntan a uno de los dos accionistas que lideraron Ahora Betis Ahora: Haro o Catalán. Si Ollero se marcha y ninguno de ellos da el paso, incluso es probable que se deje un espacio de tiempo con el cargo vacante para tomar la determinación más adecuada cuando todo se calme.
Avisó hace un mes
Las razones de la posible dimisión de Ollero (anunciada hace días por Canal Sur Radio)eran conocidas por todos los consejeros del club desde el pasado 21 de diciembre, aunque desde entonces se han mantenido negociaciones para que Ollero permaneciera hasta el final de temporada y se han planteado distintas fórmulas, hasta ahora, sin éxito. El presidente tenía la intención de cumplir hoy el anuncio que hizo entonces: dio al órgano de gobierno del Betis 30 días para que se le buscara un sustituto. Las desavenencias que surgieron precisamente a partir del 23 de septiembre por la negociación con Manuel Ruiz de Lopera habían fraguado su decisión, pero el consejo del 21 de diciembre tuvo un giro que precipitó los acontecimientos: los dos consejeros afines a la plataforma Béticos por el Villamarín, Adrián Fernández Romero y Rafael Salas, solicitaron que se acotaran las funciones propias del presidente para que dejara su papel ejecutivo y pasara a ser simplemente corporativo, según las diferentes fuentes consultadas. Todo fundamentado en las divergencias sobre cómo se planteó la negociación con Lopera, con un pacto con más detractores en la directiva por sus posibles consecuencias negativas. El asunto llegó a tal punto que se planteó una moción de censura contra las dos personas (Ernesto Sanguino y Ollero) que llevaron este acuerdo, roto in extremis precisamente por la disconformidad de esta plataforma con el contenido del pacto y por la manera de llegar al mismo, expresada ya en septiembre. Los demás directivos rechazaron la petición, pero Ollero entendió que su etapa había finalizado, sobre todo porque días antes, en la junta del 17 de diciembre, miembros destacados del consejo le habían reprochado que Lopera finalmente no asistiese debido a un principio de acuerdo alcanzado en la negociación. Diversos accionistas le recriminaron sus tratos con el empresario de la calle Jabugo argumentando que querían ganarle en la sala, no por a su retirada, y que este hecho impidió la aprobación de la reforma estatutaria, uno de los compromisos en la campaña. Se acusó entonces a Ollero de no estar llevando de manera correcta las negociaciones, se le mostró pérdida de confianza y se afeó su proceder independiente sin consultar al resto del consejo, algo que se repitió en otras situaciones cuando se pretendía fiscalizar la gestión de otros profesionales en diversas áreas y el presidente no estaba de acuerdo, según sus detractores. En esa coyuntura, Ollero pronunció por primera vez ante el resto de dirigentes béticos una frase que ha mantenido hasta el último momento para justificar su decisión: «El Betis tiene que estar ahora gobernado por sus accionistas».
Algunas fuentes aseguran que otro de los motivos de este desencuentro está de alguna manera relacionado con la reunión que mantuvieron los principales miembros del consejo con Luis Oliver en Córdoba. El representante de Bitton Sport propuso un pacto en el que se incluía, entre otras cuestiones, que su hijo estuviera en el consejo a cambio de abandonar la pugna por las acciones que supuestamente compró a Lopera. Varios miembros de la directiva aceptaron negociar, pero Ollero se opuso en firme, aunque existen versiones contradictorias acerca de las posiciones defendidas internamente en el consejo. Finalmente hubo paz entre directivos y este asunto no provocó mayores fisuras. Pero sí se mantuvo la tensión con muchos consejeros, además de los afines a Béticos por el Villamarín, quienes no estuvieron de acuerdo con el contenido de la cita con Oliver, que impulsó también el anuncio de Ollero en el consejo del 21 de diciembre. Los responsables de la administración del Betis hicieron entonces un pacto de silencio para evitar que la situación fuera de dominio público, ya que entendían que podían encontrar una solución en este tiempo. Aquel mismo día, no obstante, Ollero abandonó la presidencia de las comisiones ejecutiva y deportiva. No viajó con el equipo a Barcelona. Dejó de ser la cara visible, una posición que evitó en la rueda de prensa de la destitución de Mel para evitar sospechas mientras se buscaba una alternativa y en los derbis y el partido ante el Eibar. Este domingo su intención es no estar ya en el palco frente al Real Madrid.
La opción que parecía haber prosperado era la de mantener a Ollero como presidente institucional hasta junio y crear una comisión ejecutiva, con un consejero delegado, que tomase las decisiones clave. Este acuerdo incluso llegó a certificarse horas antes del consejo de administración del pasado 7 de enero. Varios consejeros, entre los que se encontraban Pagola, Haro y Catalán, se citaron con Ollero en un restaurante para estudiar la fórmula que le permitiera finalizar la temporada sin tener que doblegarse a los designios de los directivos que estaban protagonizando la oposición interna. La idea consistía en crear esa citada comisión ejecutiva, que sería el órgano de decisión por encima del consejo de administración. Pero esa propuesta no obtuvo la aprobación del resto del consejo. Según las fuentes consultadas, Ollero certificó inmediatamente a sus allegados que su último día como presidente bético sería el 21 de enero, hoy, a sabiendas incluso de que esta marcha repentina podría traerle repercusiones personales y de imagen por la situación convulsa del equipo. Pero si todavía albergaba alguna duda, casi todas se disiparon la noche del despido de Mel.
En el consejo había unanimidad sobre su destitución. Todos coincidían en que el entrenador no podía seguir al frente del equipo. Pero se entabló una discusión sobre la oportunidad del despido, es decir, sobre el momento en que debía producirse. Un grupo de consejeros quería su marcha esa misma noche. Otros, entre los que estaban Ollero, Pagola o Montoro, preferían esperar al menos hasta el partido de vuelta de la Copa contra el Sevilla, sobre todo porque las negociaciones de Eduardo Maciá con Juande Ramos aún estaban en fase incipiente y porque el desgaste de Mel podía ser mayor. En este contexto, el presidente telefoneó a Juan Merino, que venía en el autobús del Betis B desde Mérida, donde acababa de jugar, para consultarle su predisposición para entrenar al primer equipo de manera provisional. Merino aceptó apelando a su condición de hombre de club, pero le hizo un razonamiento que Ollero trasladó al consejo: es mejor seguir avanzando en la contratación de un nuevo entrenador y cuando esté hecho, se destituye al que está. Cuando terminó de explicar la conversación, los consejeros disconformes con Ollero dudaron de su versión de la charla con Merino. No obstante, hubo un testigo del diálogo entre el presidente y el entrenador: Alexis, quien entró al consejo para ratificar lo que expresaba Ollero. Las disensiones eran ya irreconciliables. Fue la gota que colmó el vaso para Ollero. Al día siguiente presentó su dimisión y hoy pretende hacerla efectiva, si el intento de solución de ayer no lo impide. Como ocurriera en 2013, el presidente del Betis apunta a dejar su cargo después de la destitución del entrenador, aunque en esta ocasión las circunstancias no guardan ningún parecido con las anteriores al mantener el club cierta estabilidad en el área deportiva y con un consejo respaldado por el apoyo accionarial que Haro y Catalán lograron en la última junta. Así que Juan Carlos Ollero, el presidente que personificó la vuelta del Betis a sus accionistas y que lideró una histórica negociación con Lopera que pretendía devolver su paquete accionarial a manos de los béticos, puede marcharse sin haber logrado su gran anhelo: la definitiva paz social.
Último intento para evitar que Ollero deje hoy la presidencia del Betis - Al final de la Palmera
A mi ha parecido un presidente digno del Real Betis Balompie
PD: he buscado un post analogo y no lo he visto. Lo que suele pasar, nada mas crear el tema. Lo he encontrado. Ruego a los moderadores trasladen el tema al post ya iniciado. Disculpas
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