Como no sé qué contestarle le cuento algo que me pasó la semana anterior.
Me vino una señora con cuarenta y muchos interesándose por el divorcio. Aparentemente dice seguir queriendo a su marido, pero que hará unos pocos meses ha conocido al hombre de su vida y no quiere desaprovechar la ocasión de ser feliz.
Hasta ahí todo normal, es muy común el supuesto y suelo verlo con asiduidad en el despacho. Lo curioso es que me soltó que todo esto lo provocó su marido: Le animó a buscar un corneador más dotado que él para vivir nuevas experiencias y después de algunos encuentros con varios amantes, por fin ha encontrado el hombre de su vida.
Personalmente me identifico con esa señora. Ahora que he conocido a Merino no quiero volver con Mel.
No me diga que es usted vidente.
¿De los de pelo largo y túnica, o de los de gafas con lentejuelas y túnica?
¿De los de pelo largo y túnica, o de los de gafas con lentejuelas y túnica?
No soy vidente, pero me gustaría.
Mis clientes o no me pagan o me pagan a regañadientes por decirles la verdad. Los videntes cobran por decirles a los suyos lo que quieren escuchar.
De todas formas a mí el look que me mola es del Penumbra, quizás porque me marcó eso de que nació de una extraterrestre de tres tetas que vivía en Huelva.
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