Se estuvo cociendo el despido de Rafael Benítez al frente del primer equipo blanco varias semanas y desde varios focos de calor.

Fue seguramente el mismo tiempo que estuvo Florentino Pérez y cualquiera de sus manos derechas formando en la idea y en el desembarco a Zidane, un histórico del fútbol mundial y un hombre que nunca ha escondido su deseo de ser importante en este mundo más allá de lo que lo fue cuando jugaba, que resulta impresionante.

Y, así, Zidane llegó para sustituir a Benítez y dejar en el camino al filial, un Castilla que le ha dado todo al francés temporadas atrás. Con el galo llegó la polémica también tiempo atrás. Es de ley decir que ‘Zizou’ tuvo un curso, por decirlo de algún modo, acelerado para adquirir esa documentación que se precisa para poder ser esa persona que porte chaqueta y corbata en la banda representando el banquillo de un equipo. Su falta de estudios de técnico se suplieron tan rápidamente como se avivó la polémica (Paco Jémez hizo mucho, acuérdense) y Florentino -siempre Florentino- tiró de teléfono.

Aquello se olvidó y todos queremos entender que Zidane tiene su carnet de entrenador sin problema alguno. Sus comienzos en el Castilla no fueron buenos. Sigamos siendo claros: si no es Zidane el entrenador, otro gallo hubiera cantado. Hubieran existido ceses seguro. Pero el Madrid lo aguantó y pasados los cursos el filial madridista encontró la manera de entender esto que el propio francés exigía. “Ustedes son muy buenos y el talento y la calidad que tienen deben darnos los partidos” o algo parecido es el mensaje de Zidane al llegar al primer equipo.

Siendo realistas, lo ha tenido realmente fácil. El ambiente anti Benítez era irrespirable y contentando a todos, en un vestuario como el blanco, todo es más llevadero. Salvo con James, con el que no termina de congeniar aún debido a los varios problemas que tiene el colombiano fuera de los terrenos de juego. Días atrás el ’10’ recriminó incluso a su entrenador con dos gestos muy feos. Puede ser seguramente éste el primer trámite no deportivo que tenga que solventar el nuevo míster merengue. Visto el respaldo del resto de pesos pesados del equipo, James recapacitará.

La realidad habla de un equipo que intenta ser tan ofensivo como lo era de jugador su técnico. Presión muy arriba, posesión, pocos toques y muchas finalizaciones. Acciones individuales sin ser extremadamente egoístas. Público en el bolsillo y obligación de ganar todo lo que puede ganar el Madrid, que no es mucho por esas equivocaciones que, digámoslo todo, no siempre fueron por Benítez. Liga y Champions tienen por delante Zidane y su equipo. Ha comenzado bien, pero esto es cómo se termina.

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