Corría finales de 2011, el Atlético de Madrid caía eliminado frente al Albacete en Copa del Rey con un entrenador al frente, Manzano, que ya estaba muy cuestionado y cuya trayectoria en Liga tampoco terminaba por ser mediocre. El Atlético de Madrid en esos momentos era un club con mentalidad perdedora, sin autoestima, con muchos jugadores que no sólo no daban el nivel sino que había hasta burlas de ellos... Llega Simeone y que vamos a decir? Éxito tras éxito, y en general él sólo ha cambiado la mentalidad y la fisionomía del club, convirtiéndose en la actualidad en un club que casi da miedo deportivo, que parece una roca, que jugará mejor o peor pero que tiene un estilo definido e identificable que mantiene con entusiasmo. El club cambia radicalmente, de arriba a abajo sólo con la llegada de Simeone y su cuerpo técnico. El presidente y el Consejo de Administración, y esa gestión más que discutible continúan, y de ser señalados a ser casi héroes en el club rojiblanco.
Pongo este ejemplo como paradigma de cómo se le pueda dar la vuelta a una supuesta situación cuasi irreversible y penosa que tenía el Atlético de Madrid con la llegada de una sola persona al banquillo, a pesar de que nadie creía en ello. Lo que quiero expresar es que en el fútbol actual, para mí, la figura del entrenador en un un club de fútbol representa el 80 por ciento del mismo, donde hay tanta igualdad, tanta preparación técnica de todos los equipos... La diferencia la marcan la táctica y la estrategia, que a su vez necesitan de una gran preparación física. No quiero poner otros ejemplos pero los que presumen ahora estaban hace tres años en uno de sus peores momentos en su Historia reciente, con un tal Michel, luego llego el que está ahora y el tan denostado resulta que les está llevando a éxitos que ni imaginaban desgraciadamente hace 2 años y medio.
Lo que quiero decir es que si no tenemos el motor en la cabeza del club, con una directiva que le imprima al club un nivel de exigencia, de profesionalidad y de veneno bien entendido que nos impulse a crecer y dar pasos en lo deportivo, la única alternativa sólida y que nos puede dar mucho de lo que todos esperamos es un cuerpo técnico contrastado, que venga con hambre y que le devuelva al club la creencia en sí mismo. En definitiva, fichen un buen entrenador y con ello garantizaremos prácticamente muchas cosas, que empecemos a sufrir menos, incluso a disfrutar, que deje de haber tanto nostálgico del régimen crecido y sobre todo pararemos esta espiral tan peligrosa, autodestructiva y derrotista donde todo se cuestiona.
Pongo este ejemplo como paradigma de cómo se le pueda dar la vuelta a una supuesta situación cuasi irreversible y penosa que tenía el Atlético de Madrid con la llegada de una sola persona al banquillo, a pesar de que nadie creía en ello. Lo que quiero expresar es que en el fútbol actual, para mí, la figura del entrenador en un un club de fútbol representa el 80 por ciento del mismo, donde hay tanta igualdad, tanta preparación técnica de todos los equipos... La diferencia la marcan la táctica y la estrategia, que a su vez necesitan de una gran preparación física. No quiero poner otros ejemplos pero los que presumen ahora estaban hace tres años en uno de sus peores momentos en su Historia reciente, con un tal Michel, luego llego el que está ahora y el tan denostado resulta que les está llevando a éxitos que ni imaginaban desgraciadamente hace 2 años y medio.
Lo que quiero decir es que si no tenemos el motor en la cabeza del club, con una directiva que le imprima al club un nivel de exigencia, de profesionalidad y de veneno bien entendido que nos impulse a crecer y dar pasos en lo deportivo, la única alternativa sólida y que nos puede dar mucho de lo que todos esperamos es un cuerpo técnico contrastado, que venga con hambre y que le devuelva al club la creencia en sí mismo. En definitiva, fichen un buen entrenador y con ello garantizaremos prácticamente muchas cosas, que empecemos a sufrir menos, incluso a disfrutar, que deje de haber tanto nostálgico del régimen crecido y sobre todo pararemos esta espiral tan peligrosa, autodestructiva y derrotista donde todo se cuestiona.
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