Buenas
vaya por delante que me siento como la mayoría, es decir, harto, decepcionado, un poco asqueado y nada ilusionado con el futuro mi equipo, que pinta tan negro como hace dos años. Al igual que entonces un entrenador mediocre de nombre Mel ha dejado a nuestro equipo (ya de por sí con carencias estructurales) poco trabajado táctica y físicamente. Para colmo se ha librado del escarnio de ir al Pizjuán (ya hay que ser torpe, señores de la ¿directiva?). En definitiva, un equipo destrozado moral, física y tácticamente, una afición enrabietada y una directiva más perdida que el barco del arroz. Pintan bastos.
Lo normal es que bajemos de nuevo a segunda, como hace dos años. Para evitarlo harán falta muchos milagros (ganar al menos 7 partidos). Como los milagros no se pueden comprar yo propongo agarrarse los machos y hacer esto:
- el equipo, independientemente de quién lo dirija, debe hacer doble sesión de entrenamiento hasta el final. Más físico, más balón parado, más tácticas de defensa y ataque, más vídeos, más sesiones de terapia, más de todo. Hasta el final, pase lo que pase. Que al menos se vea que trabajan, leches, que va siendo hora.
- los aficionados a animar INCONDICIONALMENTE durante los 90 minutos, pase lo que pase. Y si acaba mal un partido, pues se pita después, cuando se van a vestuarios. Pero durante el partido nuestro deber es animar a los nuestros y pitar al contrario, no ponerle las cosas aún más fáciles al enemigo.
Y luego si hay milagro lo celebraremos, y si no lo hay pues bajaremos con la cabeza alta sabiendo que TODOS hemos hecho lo que está en nuestra mano.
Todo lo que no sea esto para mí no es más que jueguitos para la galería de unos y otros.
A trabajar y a animar!
Manquepierda siempre.
vaya por delante que me siento como la mayoría, es decir, harto, decepcionado, un poco asqueado y nada ilusionado con el futuro mi equipo, que pinta tan negro como hace dos años. Al igual que entonces un entrenador mediocre de nombre Mel ha dejado a nuestro equipo (ya de por sí con carencias estructurales) poco trabajado táctica y físicamente. Para colmo se ha librado del escarnio de ir al Pizjuán (ya hay que ser torpe, señores de la ¿directiva?). En definitiva, un equipo destrozado moral, física y tácticamente, una afición enrabietada y una directiva más perdida que el barco del arroz. Pintan bastos.
Lo normal es que bajemos de nuevo a segunda, como hace dos años. Para evitarlo harán falta muchos milagros (ganar al menos 7 partidos). Como los milagros no se pueden comprar yo propongo agarrarse los machos y hacer esto:
- el equipo, independientemente de quién lo dirija, debe hacer doble sesión de entrenamiento hasta el final. Más físico, más balón parado, más tácticas de defensa y ataque, más vídeos, más sesiones de terapia, más de todo. Hasta el final, pase lo que pase. Que al menos se vea que trabajan, leches, que va siendo hora.
- los aficionados a animar INCONDICIONALMENTE durante los 90 minutos, pase lo que pase. Y si acaba mal un partido, pues se pita después, cuando se van a vestuarios. Pero durante el partido nuestro deber es animar a los nuestros y pitar al contrario, no ponerle las cosas aún más fáciles al enemigo.
Y luego si hay milagro lo celebraremos, y si no lo hay pues bajaremos con la cabeza alta sabiendo que TODOS hemos hecho lo que está en nuestra mano.
Todo lo que no sea esto para mí no es más que jueguitos para la galería de unos y otros.
A trabajar y a animar!
Manquepierda siempre.
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