Hasta hace unas semanas creía que Pepe Mel era el entrenador idóneo para dirigir a este Betis. Con mayoritario respaldo de la afición, con predicamento en la plantilla, conocedor de la casa y sus circunstancias y con méritos recientes como el ascenso. Siempre con reservas, puesto que jamás he ocultado tener una opinión diferente a muchos de sus planteamientos tácticos o de gestión de la plantilla, así como recelo por cómo trata de dominar las situaciones fuera del terreno de juego. La experiencia deja como resultado el aprendizaje y tras lo sucedido en 2013 uno confiaba en que Mel no iba a cometer los mismos errores pero hay personas a las que les cuesta cambiar. Es el único que repite de aquel desastre, que evidenció a un club autodestructivo que se consumió en todos sus órdenes hasta una catarsis que tuvo como resultado la paz del ascenso. Sin embargo, Mel ha vuelto a sus andadas y se le ha ido no sólo el equipo, sino todo su ánimo y fuerza. Y así lo evidencian sus declaraciones, un permanente desafío al resto del club.
Empeñado en ver enemigos en las sombras y desconfiando de quienes quieren el bien para el Betis, se ha distraído de nuevo en guerras intestinas en lugar de ahormar un equipo suficiente para lo que se le pide: mantener la categoría sin sobresaltos. Cierto es que el Betis cuenta con 20 puntos y se ubica a cinco de los puestos de peligro pero el público ve lo que ve y ya demanda soluciones urgentes. El mismo público que aplaudió su regreso o que lamentó su marcha en 2013 a pesar de ser colista. Parece que para Mel no hay ningún director deportivo bueno. Necesita a alguien que encarne el papel de malo para justificarse. En septiembre decía que la plantilla era más que suficiente y ahora, que necesitaba fichajes. No hay mayor prueba de deslealtad. Antes eran Stosic o Bosch, ahora el foco está en Macià, cuyo trabajo en verano ha sido mejorable pero dio como resultado una plantilla (marcada por la escasez económica y por la herencia) al menos mejor que el trabajo que se ha desarrollado con ella. Ahora se ha encontrado con un club más sólido, al que no puede derribar con su pulso: o yo o el caos.
En el Betis han comprobado que el ciclo de Mel ha acabado. La fecha es lo que resta por determinar. Más allá de junio no habrá Mel. La anticipación dependerá de otros factores (económicos, sociales). Puede ser hoy, el miércoles tras el derbi o el lunes después de Villarreal. O, incluso, tras el duelo ante el Real Madrid. El caso es que Mel va contando sus últimas horas o días al frente del Betis. Y él es el único culpable de este final anticipado, si es que se produce así. Se ha preocupado más de su batalla personal que de potenciar a un equipo suficiente para mantener su objetivo, con experiencia y personalidad, algo que nunca ha querido en sus filas. Ahora bien parece estar deseando que lo despidan para guardarse una vida futura. Ha bajado los brazos, lamentablemente. El Betis, al que tanto dice querer, no merece eso.
Mateo González AFDLP
Mel - Al final de la Palmera
Empeñado en ver enemigos en las sombras y desconfiando de quienes quieren el bien para el Betis, se ha distraído de nuevo en guerras intestinas en lugar de ahormar un equipo suficiente para lo que se le pide: mantener la categoría sin sobresaltos. Cierto es que el Betis cuenta con 20 puntos y se ubica a cinco de los puestos de peligro pero el público ve lo que ve y ya demanda soluciones urgentes. El mismo público que aplaudió su regreso o que lamentó su marcha en 2013 a pesar de ser colista. Parece que para Mel no hay ningún director deportivo bueno. Necesita a alguien que encarne el papel de malo para justificarse. En septiembre decía que la plantilla era más que suficiente y ahora, que necesitaba fichajes. No hay mayor prueba de deslealtad. Antes eran Stosic o Bosch, ahora el foco está en Macià, cuyo trabajo en verano ha sido mejorable pero dio como resultado una plantilla (marcada por la escasez económica y por la herencia) al menos mejor que el trabajo que se ha desarrollado con ella. Ahora se ha encontrado con un club más sólido, al que no puede derribar con su pulso: o yo o el caos.
En el Betis han comprobado que el ciclo de Mel ha acabado. La fecha es lo que resta por determinar. Más allá de junio no habrá Mel. La anticipación dependerá de otros factores (económicos, sociales). Puede ser hoy, el miércoles tras el derbi o el lunes después de Villarreal. O, incluso, tras el duelo ante el Real Madrid. El caso es que Mel va contando sus últimas horas o días al frente del Betis. Y él es el único culpable de este final anticipado, si es que se produce así. Se ha preocupado más de su batalla personal que de potenciar a un equipo suficiente para mantener su objetivo, con experiencia y personalidad, algo que nunca ha querido en sus filas. Ahora bien parece estar deseando que lo despidan para guardarse una vida futura. Ha bajado los brazos, lamentablemente. El Betis, al que tanto dice querer, no merece eso.
Mateo González AFDLP
Mel - Al final de la Palmera
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