Viene el parón, tiempo propicio para que los medios de comunicación babeen un poco encima de nuestro Betis, del entorno, de Maciá y demás zarandajas. Pero creo que ya hemos visto algunas cosas, dentro de la plaga de lesiones que hemos tenido. Además, hemos tenido una convulsión institucional que se resolvió gozosamente.
-No vamos a ganar el premio Nacional de Originalidad llamando a Westermann "el Káiser": en el nombre del Fregona, del Náufrago, de Pepe Hadzibegic y otros motes tan bien puestos, por favor, paren esto.
-Si Westermann es el Káiser, Van der Vart podría ser... el Tulipán Pocho?
-De los últimos tres partidos, además de Rubén, los goles han sido de los nuevos: Petros, Joaquín y Westermann. A pesar de las lesiones, no se puede decir que su contribución, aparte de estos goles, esté siendo pequeña. Añádase de los minusvalorados que ya estaban aquí -Bruno, Varela, Piccini y hasta Cejudo-, y no nos extrañemos de nuestra posición.
-La Teoría de la Manta: al contrario de lo que se piensa, esta teoría -la de que si te cubres la cabeza te descubres atrás- no es futbolística, sino formulada por el grumete de un ballenero de tripulación ucraniana, que tras un mes de travesía por los gélidos mares boreales, durante su descanso, tendido en el catre, dudaba si cubrirse con su escueta manta el pecho -previniendo la pulmonía- y dejar al aire sus posaderas, algo inquietante puesto que al lado suya yacía Olaf, el arponero, apodado El Oso, que no necesitaba abrigo ni manta gracias a su profuso vello corporal, y que solía rematar las ballenas a puñetazos -sin embargo, hay que decir que cuando se llegaba a conocer bien a Olaf, resultaba un compañero de travesía la mar de atento y delicado.
-Esta Teoría de la Manta la ha resuelto Mel con prudencia: está aprovechando la fuerza y la mezcla de veteranía y juventud en labores defensivas del medio campo hacia atrás. Creo que ahí somos superiores a muchos equipos.
-Falta el ajuste fino de medio campo hacia delante: ganamos por chispazos, más que por ser constantes en las llegadas. Esto tiene una parte buena: significa que tenemos jugadores capaces de aprovechar las ocasiones sin necesidad de tener muchas, sacando petróleo de la presión y los fallos del contrario. Sin embargo, con Portillo-Ceballos-Joaquín-Wander Brá-Molina-Van Wolfisckelefldkolenck, creo que deberíamos ser capaces de dominar con más regularidad.
-En invierno, un mediocentro equilibrado, capaz de repartir juego sin perder la posición, nos vendría de perlas.
-Adán: con las bombas que tiran los bravucones, se hace Adán tirabuzones. Sólo le pido que abandone algo la línea de gol, que no le rematen cerca del área pequeña.
-La ciudad deportiva de Benacazón es un lugar misterioso, siempre entre tinieblas: allí duerme don Manuel en su cripta, llamada Jabugo, justo al lado de la residencia de jubilados béticos, donde Jaime Sacristán se encarga del bar -y siempre falta alcohol. Chaparro y Luis Márquez entrenan un equipo de espectros, Pepe León vaga con su cubiertos sin encontrar comida mientras Castaño lo dirige todo sin enterarse de nada. Hay de todo por allí: piscinas, gimnasios, guarderías, hay hasta medio platillo volante.
También está Hugo, el perrillo que ladraba al meter los goles el Betis. La única alma pura del lugar.
Un saludo melacólico pero alegre, y no lean ni escuchen periodistas. Hagan, conmigo, un gigantesco corte de mangas.
-No vamos a ganar el premio Nacional de Originalidad llamando a Westermann "el Káiser": en el nombre del Fregona, del Náufrago, de Pepe Hadzibegic y otros motes tan bien puestos, por favor, paren esto.
-Si Westermann es el Káiser, Van der Vart podría ser... el Tulipán Pocho?
-De los últimos tres partidos, además de Rubén, los goles han sido de los nuevos: Petros, Joaquín y Westermann. A pesar de las lesiones, no se puede decir que su contribución, aparte de estos goles, esté siendo pequeña. Añádase de los minusvalorados que ya estaban aquí -Bruno, Varela, Piccini y hasta Cejudo-, y no nos extrañemos de nuestra posición.
-La Teoría de la Manta: al contrario de lo que se piensa, esta teoría -la de que si te cubres la cabeza te descubres atrás- no es futbolística, sino formulada por el grumete de un ballenero de tripulación ucraniana, que tras un mes de travesía por los gélidos mares boreales, durante su descanso, tendido en el catre, dudaba si cubrirse con su escueta manta el pecho -previniendo la pulmonía- y dejar al aire sus posaderas, algo inquietante puesto que al lado suya yacía Olaf, el arponero, apodado El Oso, que no necesitaba abrigo ni manta gracias a su profuso vello corporal, y que solía rematar las ballenas a puñetazos -sin embargo, hay que decir que cuando se llegaba a conocer bien a Olaf, resultaba un compañero de travesía la mar de atento y delicado.
-Esta Teoría de la Manta la ha resuelto Mel con prudencia: está aprovechando la fuerza y la mezcla de veteranía y juventud en labores defensivas del medio campo hacia atrás. Creo que ahí somos superiores a muchos equipos.
-Falta el ajuste fino de medio campo hacia delante: ganamos por chispazos, más que por ser constantes en las llegadas. Esto tiene una parte buena: significa que tenemos jugadores capaces de aprovechar las ocasiones sin necesidad de tener muchas, sacando petróleo de la presión y los fallos del contrario. Sin embargo, con Portillo-Ceballos-Joaquín-Wander Brá-Molina-Van Wolfisckelefldkolenck, creo que deberíamos ser capaces de dominar con más regularidad.
-En invierno, un mediocentro equilibrado, capaz de repartir juego sin perder la posición, nos vendría de perlas.
-Adán: con las bombas que tiran los bravucones, se hace Adán tirabuzones. Sólo le pido que abandone algo la línea de gol, que no le rematen cerca del área pequeña.
-La ciudad deportiva de Benacazón es un lugar misterioso, siempre entre tinieblas: allí duerme don Manuel en su cripta, llamada Jabugo, justo al lado de la residencia de jubilados béticos, donde Jaime Sacristán se encarga del bar -y siempre falta alcohol. Chaparro y Luis Márquez entrenan un equipo de espectros, Pepe León vaga con su cubiertos sin encontrar comida mientras Castaño lo dirige todo sin enterarse de nada. Hay de todo por allí: piscinas, gimnasios, guarderías, hay hasta medio platillo volante.
También está Hugo, el perrillo que ladraba al meter los goles el Betis. La única alma pura del lugar.
Un saludo melacólico pero alegre, y no lean ni escuchen periodistas. Hagan, conmigo, un gigantesco corte de mangas.
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