Cuando saltó al césped portando la camiseta de las trece barras, y al calor de 20.000 gargantas béticas que se desgañitaban coreando su nombre, Joaquín Sánchez, marinerito de tierra de El Puerto Santa María y “pishita” en vestuarios de enjundia, agarró el escudo del Real Betis y no lo besó, casi se lo comió por la emoción que sentía. Porque Joaquín está donde siempre quiso estar, en el Betis, y el Betis espera a echar a andar de muchas maneras con su “siete” mágico. Tal es el impacto del aterrizaje de Joaquín en Heliópolis.
Ese día, 1 de septiembre de 2015, será recordado por empleados de la tienda oficial del estadio como un día de locura: casi 150 camisetas se vendieron del tirón con el nombre y el número de la recuperada estrella bética. Su cupo se agotó y hubo que pedir más al proveedor. El acto de presentación (puertas abiertas en Heliópolis) rompió todas las previsiones. Más de veinte mil personas, aseguran en el club, abarrotaron la zona de preferencia, cifra que supera, por ejemplo, la asistencia a sus estadios de cinco equipos de Primera en la jornada inaugural del Campeonato. Antes y durante el evento, los alrededores del Benito Villamarín dibujaban un escenario propio de día de partido: tenderetes con banderas, viseras y bufandas, puestos de chucherías, puestos de refrescos y bocadillos, bares a reventar. Más que Joaquín, parecía la visita del Barcelona, o Real Madrid, porque no se cabía de coches y los guardias de tráfico sudaban a puro silbato.
La directiva del Betis, que ha hecho un considerable esfuerzo para repatriar a Joaquín, considera que el impacto más importante de esta llegada es la recuperación de la alegría, levantar la alicaída autoestima de los seguidores, maltratados por tanta mala noticia y resultados adversos. La sonrisa de Joaquín ha contagiado a los béticos y, de paso, a las arcas del club. Por poner un ejemplo: la presentación del jugador estuvo patrocinada por dos importantes empresas (Pont Group y Cruzcampo), que pasaron por caja para estar presentes en el evento.
Joaquín, acompañado de sus tres hijos, todos vestidos de verdiblanco, saludaba emocionado a la multitud. El ex internacional no podía ocultar la emoción. Y aclaró a los presentes: “No vengo aquí de retirada, sino a darlo todo por esta gente que tanto cariño me ha dado siempre. Vengo sin miedo y con las ganas de un juvenil”.
El jugador de El Puerto renunció a un contrato de estrella en la Fiorentina y la semana pasada descartó categóricamente una importante oferta que recibió del Wattford de Quique Sánchez Flores, que le ofrecía tres veces más de lo que ganará en el Betis, Joaquín saludaba con la mano derecha escayolada. Junto a los cercos oscuros de los ojos (producto de muchas noches en vela castigado por la incertidumbre), la mano rota (fisura en dos dedos) es producto de la calentura de un momento, que por no estrellar su ira contra el rostro de alguien, lo hizo contra la puerta de su domicilio en Florencia. Cosas de la sangre caliente y las emociones que no se pueden controlar. Los nervios que se agarran a un corazón con sed de Betis.
El Betis alcanza los 43.000 abonados
El impacto de la llegada de Joaquín se pega a las arcas béticas. Desde el club se aseguraba haber llegado a los 43.000 abonados (aquí hay polémica que la LFP aclarará, porque se mezclan abonados y simpatizantes), que no hacen más que sumar cuando en otros tiempos solo aparecían restas y divisiones.
Al día siguiente, el jugador se entrenó por vez primera con la primera plantilla bética, incluyendo al entrenador, Pepe Mel, que lo recibió con los brazos abiertos. “Hacía tiempo que no se entrenaba con tanta alegría”, confesó uno de los veteranos del vestuario bético. “Joaquín nos va a dar mucho: no solo alegría, sino maestría, es un superclase”, dice otro futbolista. “Vamos a aprender mucho a su lado”, asegura uno de los canteranos. El jugador no quiere decir más de lo que ha dicho. “Para mí es un orgullo compartir vestuario con gente como Rubén Castro, que también es historia en el Betis. Somos una familia y eso tiene que reflejarse en el campo”. Ahora, que jueguen sus piernas, que sus fintas no tarden en ponerse al aire; el Betis lo necesita como agua para un sediento. El sábado de la semana que viene, a las 10 de la noche, con la Real Sociedad de Illarra y Carlos Vela enfrente, el Villamarín será una caldera. La grada rugirá con su batuta. En el palco ya echan cuentas.
Fuente: El regreso de Joaquín, un fuerte impacto que sube la autoestima (y las arcas) del Betis. Noticias de Fútbol
Ese día, 1 de septiembre de 2015, será recordado por empleados de la tienda oficial del estadio como un día de locura: casi 150 camisetas se vendieron del tirón con el nombre y el número de la recuperada estrella bética. Su cupo se agotó y hubo que pedir más al proveedor. El acto de presentación (puertas abiertas en Heliópolis) rompió todas las previsiones. Más de veinte mil personas, aseguran en el club, abarrotaron la zona de preferencia, cifra que supera, por ejemplo, la asistencia a sus estadios de cinco equipos de Primera en la jornada inaugural del Campeonato. Antes y durante el evento, los alrededores del Benito Villamarín dibujaban un escenario propio de día de partido: tenderetes con banderas, viseras y bufandas, puestos de chucherías, puestos de refrescos y bocadillos, bares a reventar. Más que Joaquín, parecía la visita del Barcelona, o Real Madrid, porque no se cabía de coches y los guardias de tráfico sudaban a puro silbato.
La directiva del Betis, que ha hecho un considerable esfuerzo para repatriar a Joaquín, considera que el impacto más importante de esta llegada es la recuperación de la alegría, levantar la alicaída autoestima de los seguidores, maltratados por tanta mala noticia y resultados adversos. La sonrisa de Joaquín ha contagiado a los béticos y, de paso, a las arcas del club. Por poner un ejemplo: la presentación del jugador estuvo patrocinada por dos importantes empresas (Pont Group y Cruzcampo), que pasaron por caja para estar presentes en el evento.
Joaquín, acompañado de sus tres hijos, todos vestidos de verdiblanco, saludaba emocionado a la multitud. El ex internacional no podía ocultar la emoción. Y aclaró a los presentes: “No vengo aquí de retirada, sino a darlo todo por esta gente que tanto cariño me ha dado siempre. Vengo sin miedo y con las ganas de un juvenil”.
El jugador de El Puerto renunció a un contrato de estrella en la Fiorentina y la semana pasada descartó categóricamente una importante oferta que recibió del Wattford de Quique Sánchez Flores, que le ofrecía tres veces más de lo que ganará en el Betis, Joaquín saludaba con la mano derecha escayolada. Junto a los cercos oscuros de los ojos (producto de muchas noches en vela castigado por la incertidumbre), la mano rota (fisura en dos dedos) es producto de la calentura de un momento, que por no estrellar su ira contra el rostro de alguien, lo hizo contra la puerta de su domicilio en Florencia. Cosas de la sangre caliente y las emociones que no se pueden controlar. Los nervios que se agarran a un corazón con sed de Betis.
El Betis alcanza los 43.000 abonados
El impacto de la llegada de Joaquín se pega a las arcas béticas. Desde el club se aseguraba haber llegado a los 43.000 abonados (aquí hay polémica que la LFP aclarará, porque se mezclan abonados y simpatizantes), que no hacen más que sumar cuando en otros tiempos solo aparecían restas y divisiones.
Al día siguiente, el jugador se entrenó por vez primera con la primera plantilla bética, incluyendo al entrenador, Pepe Mel, que lo recibió con los brazos abiertos. “Hacía tiempo que no se entrenaba con tanta alegría”, confesó uno de los veteranos del vestuario bético. “Joaquín nos va a dar mucho: no solo alegría, sino maestría, es un superclase”, dice otro futbolista. “Vamos a aprender mucho a su lado”, asegura uno de los canteranos. El jugador no quiere decir más de lo que ha dicho. “Para mí es un orgullo compartir vestuario con gente como Rubén Castro, que también es historia en el Betis. Somos una familia y eso tiene que reflejarse en el campo”. Ahora, que jueguen sus piernas, que sus fintas no tarden en ponerse al aire; el Betis lo necesita como agua para un sediento. El sábado de la semana que viene, a las 10 de la noche, con la Real Sociedad de Illarra y Carlos Vela enfrente, el Villamarín será una caldera. La grada rugirá con su batuta. En el palco ya echan cuentas.
Fuente: El regreso de Joaquín, un fuerte impacto que sube la autoestima (y las arcas) del Betis. Noticias de Fútbol
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