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No nos comparamos?

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  • #61
    Re: No nos comparamos?

    Originalmente publicado por Made In Real Betis Ver Mensaje
    He perdido un señor post de otro compañero que quería añadir... en fin, y ahora me dicen que el Sporting no nos podemos comparar porque tiene el mismo equipo que el año pasado y nosotros están adaptando.. ya por eso jugamos con 9/11 de lo que teníamos en segunda... muy buena excusa Melistas.

    Pdta: y el Málaga tampoco sirve de ejemplo de trabajo?
    Perdona el atrevimiento. Si por casualidad te refieres a mi post de las 10 razones para que Mel se vaya, me lo han fusionado (again)

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    • #62
      Re: No nos comparamos?

      Los que piensen que esto se arregla cambiando de entrenador van listos. Pepe Mel no debería haber comenzado la temporada porque el daño ya está hecho. Si viene un entrenador riguroso y metódico se va a encontrar con una plantilla físicamente fundida, acostumbrada a hacer ronditos entre semana y que ha perdido toda la pretemporada en lo físico y táctico. Ahora recuperar esas semanas de verano perdidas es ya imposible. Llevamos un lastre encima en tiempo que ya nadie nos lo va a quitar. Lo mejor que podemos hacer es intentar salvarnos como quiera que sea con Mel, y que en junio se cambie de entrenador y se empiece a hacer un proyecto humilde y de trabajo.

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      • #63
        Re: No nos comparamos?

        Originalmente publicado por 14capi14 Ver Mensaje
        Perdona el atrevimiento. Si por casualidad te refieres a mi post de las 10 razones para que Mel se vaya, me lo han fusionado (again)
        Compañero mira en la página de atrás y veras que te lo he puesto por aquí..

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        • #64
          Re: No nos comparamos?

          Respeto tu opinión, y con tu permiso, te expongo la mía.

          Pepe Mel hace una temporada brillante el primer año, más aún teniendo en cuenta las circunstancias que rodeaban al club cuando él llega en 2010. Aísla al grupo, modifica rápido ciertas cosas (empieza con Salva Sevilla en el mediocentro y se percata rápidamente de que eso puede ser una sangría), se encuentra casi por casualidad con Beñat, sabe conjugar el muchísimo talento que tenía el equipo para la categoría y sobre todo los hace competir. Ese Pepe Mel mostraba valentía, arrojo, cordura y ambición. En cada rueda de prensa era una constante oírle el partido a partido y que si no luchábamos no íbamos a llegar a ningún lado. Ni tan siquiera con aquellas 5 derrotas consecutivas en Segunda parece haber nerviosismo, porque las cosas se estaban haciendo con mesura, el equipo, más allá de los resultados, mostraba una idea y trataba de implantarla en todo momento, y el mensaje que se lanzaba también invitaba a la tranquilidad. Se consigue el objetivo con desahogo, además dando una sensación de bastante superioridad respecto al resto de rivales.

          El primer año en Primera empieza como un tiro. El equipo llega a ponerse primero. Era difícil no ilusionarse con lo que Mel estaba logrando con el equipo. Después de esto, llegan 1-2 derrotas, y cuestionado en una rueda de prensa, Mel comenta que tranquilidad, que se ganará al Levante y se continuará líder. Declaración sorprendente y un hecho de soberbia que antes no se le había intuido. El equipo pierde ante el Levante. Se hace el famoso 1 de 30 y a Mel se le va el equipo completamente de las manos, se pierde jugando bien, se pierde jugando mal y se pierde jugando regular. Pierde el timón del barco por completo, se hizo habitual ver a jugadores en la grada en una semana y a la siguiente verlos de titular, así de manera continua. Finalmente consigue enderezar el rumbo, se alcanza la permanencia y no se pasan apuros. Mel empieza a ver fantasmas en cada esquina, busca excusas en cada piedra con la que tropieza y comienza a perderse el rastro de ese entrenador directo y ambicioso de la temporada anterior.

          La temporada de Uefa empieza de una manera extraña. El equipo mezcla partidos muy buenos (Athletic, Espanyol, Real Sociedad, Real Madrid o Atlético de Madrid –este último con un arbitraje sibilino-), con despropósitos como el 4-0 de Málaga o el descalabro del derbi. Pese a ello, Mel parece que ha dado con la tecla de un nuevo estilo, es un Betis más arropado, con líneas juntas, tratando de conceder poco y salir rápido a la contra, aprovechando la tremenda velocidad y pegada que tiene arriba (Rubén, Molina, Campbell, buen momento de Juan Carlos, la llegada de Beñat…). El equipo sigue teniendo su talón de aquiles a la hora de mostrarse contundente en defensa, encaja mucho, y físicamente es propenso a desplomarse y quedar en muchos partidos roto en dos. Aún así, el equipo se hace fuerte, siendo un rival muy duro especialmente fuera de casa y firma una primera vuelta de Champions. A partir de ahí, el equipo se le vuelve a caer, se hace un segundo tramo de campeonato digno de descenso, y el equipo no queda ni en plaza uefa, aunque entra porque el campeón de Copa es el Barça y el 7º da derecho a ir a Europa, aunque sin la llegada de Pabón en Diciembre cuesta creer que el equipo se hubiese mantenido incluso entre los 10 primeros. Con la euforia de ir a Europa se pasa de análisis, pocos se fijan en una segunda vuelta muy deficiente (gana 5 partidos de 19).

          Para el siguiente año se hace una planificación muy controvertida desde el principio, se prescinde de puntales muy importantes (Adrián, Mario, Cañas, venta de Beñat, se acaba la cesión de Campbell y Pabón), el descenso de nivel en la plantilla es notable. Mel no parece preocupado, apenas critica la confección del plantel. Empieza la temporada y el equipo hace agua por todos lados casi desde el principio, no hay solidez defensiva, no hay una idea clara de juego, no hay un equipo que presione de forma convincente y por no haber no hay ni intensidad. Son defectos que ya se habían vistos en otros momentos con Mel, pero la diferencia radica en que ahora no hay un Beñat que cambie la orientación del juego 40 metros con un solo toque, ni que decida un partido con un golpeo desde lejos, tampoco hay un Campbell que desborde o asista, ni un Pabón que destroce defensas, y lo peor, con la lesión de Rubén, no hay un 9 que meta casi todo lo que toca. Por no haber, no hay ni un Adrián que de la mínima seguridad a la portería o un Mario que aporte agresividad en defensa. A Mel se le cae todo, incapaz de formar un equipo, de hacer competir a lo que tiene. Equipo poco concentrado, que en multitud de ocasiones se ponía perdiendo nada más comenzar el partido, que salía goleado con facilidad, increíblemente vulnerable atrás, sin veneno arriba, y con una falta alarmante de recursos, tanto técnicos como tácticos. El desenlace ya lo sabemos.

          Y cuando vuelve, lo hace en una dinámica de victorias y con un equipo trabajado defensivamente con Merino como no se recordaba aquí desde hacía mucho (probablemente desde que también estaba Merino, pero como jugador). Con Merino se jugaba muy feo, pero la idea era clara, intensidad total, tratar de mantener la portería a cero, pelear cada centímetro del campo y aprovechar las ocasiones que se iban a presentar en cada partido con jugadores diferenciales en la categoría como Rubén o Rennella. Llega Mel, sigue la racha, da continuidad a los resultados, pero trata de intentar un estilo de juego parecido al de su primer año, con la diferencia de que ahora no tiene ni la mitad de talento en el centro del campo. El equipo se pierde en varios partidos y naufraga frente a Numancia, Ponferradina, Albacete o Mirándes. Pese a ello, se sigue sumando, no se pierde y se gana mucho, pero el Betis no brilla en ningún momento, salvo compases concretos frente a Valladolid o Las Palmas, y con partidos de auténtica vergüenza pese a la victoria como el vivido en Huelva, frente a un conjunto plagado de juveniles y donde el Betis se lleva un meneo bochornoso. Se asciende, con gran rotundidad en cuanto a números, pero sin enamorar a nadie.

          Entre todo esto, Mel ha pasado de su cordura, sensatez y afán del primer año a ser un entrenador quejica, mediocre, que busca excusas de manera constantes (los fichajes, el dinero, las lesiones, el nivel de los rivales, la falta de calidad de la plantilla o hasta el césped de los campos de entrenamientos). Transmite muy poco y lo que transmite no es para nada positivo. Los que han trabajado con él dicen que lo mejor que tiene es su capacidad para motivar, algo que extraña, ya que sigue pareciendo incapaz de inculcar intensidad y agresividad a sus equipos (y a veces ni siquiera amor propio)si nos atenemos a lo que muestran en el terreno de juego. Veremos como sigue evolucionando en esta temporada, pero desde luego las sensaciones no invitan precisamente al optimismo, y el cómputo global de estos 5 años tampoco es que lo apruebe con nota.bY JARNI17 ( no se porque ha borrado su propio comentario y era perfecto )

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