Emocionante y clarividente entrevista. Detalles sobre los 7 años en tercera y lo que le debemos a anteriores generaciones.
El sol obliga a buscar la agradable sombra que regalan los naranjos de la Plaza de San Antonio de Padua mientras unos niños juegan al fútbol utilizando su novedoso mobiliario infantil. «Hay más béticos que árboles en Sevilla», señala nuestro protagonista mientras un hombre con la camiseta verdiblanca pasea a su perro camino de San Vicente. Antonio Álvarez (Sevilla, 1933) es el primero de los béticos y un personaje respetado en su barrio, donde regentaba una guarnicionería en la calle Curtidurías que llegó a tener siete empleados en sus mejores días. «Me hice bético porque bético se nace. Yo ni me acuerdo, pero mi padre me llevaba al campo del Patronato, donde ganamos la Liga. Y cuando se trasladó el equipo a Heliópolis jugué mucho con mis amigos allí porque tardaron en arreglar aquello», dice agarrando un estuche marrón en el que guarda sus tesoros:carnets de diferentes épocas, recortes, recuerdos… Un cofre de tesoros béticos.
Una idea le ronda la cabeza estos días de preocupación. «Bajando las escaleras de mi casa venía pensando que si es necesario, saldremos a hacer otra manifestación. Si vuelven Lopera u Oliver hay que hacer otro 15-J y demostrar que el Betis está vivo, que su afición no quiere a esa gente, que no lo vamos a tolerar. Si hace falta cojo el teléfono y llamo a todas las peñas», manifiesta en un argumento que repite durante varias ocasiones en la charla. «Yo no sé cómo va el tema de los juzgados, pero si me tocan los 300 millones de la Primitiva iba a caer alguno de estos. Hay que buscar una fórmula para decirles que dejen al Betis en paz. Ya tienen mucho dinero, ¿más quieren utilizando al Betis? Oliver es un vividor y a Lopera lo conozco lo suficiente como para no querer que vuelva al Betis. Le ha hecho mucho daño al club. Mucho. Engañó a los béticos. Nos quitó todo lo que pudo, no sólo la identidad. Sólo quiere dinero», señala.
Y hace una reflexión. «El Betis ha estado tranquilo pocas veces en su historia porque no ha tenido a casi nadie que sacara lo que hay que sacar y ponerlo encima de la mesa. No hemos tenido la suerte de haber disfrutado de dos o tres presidentes buenos seguidos. Siempre se echará de menos a gente como Benito Villamarín, Pepe Núñez o Manuel Ruiz, el de Coria, que se arruinó por el Betis. El gallego lo llevaba todo muy bien y si no se muere, hubiera hecho un Betis grande de verdad. Núñez era el ‘presidente de la verdad’ y facilitó la unión de los béticos. Juan Carlos Ollero, que me parece un presidente honrado, está llamado a cumplir ese papel porque si se logra una unidad fuerte, que llegue de verdad al corazón de todos, el Betis saldrá ganando. La división siempre nos ha hecho mucho daño», dice desde su visión privilegiada de tantos años verdiblancos y con una memoria prodigiosa. «Qué tiempos aquellos», repite una y otra vez.
«Cuando le he tenido que hacer algo al Betis lo he hecho con el corazón. Y si le tenía que cobrar nada en lugar de ocho, lo hacía. Recuerdo un botiquín de cuero que utilizó Vicente Montiel. Mi padre todavía estaba vivo. No duró años ese botiquín…». Y ahora es el socio número 1. «Mire que yo quiero al Betis pero ahora teniendo este número le quiero más todavía», dice emocionado, engarzando las palabras como puede mientras desvela la trascendencia que tiene. «Mi padre me hablaba mucho del equipo campeón del 35, de cómo habían venido los jugadores, de los vascos, cómo se fueron… Ahora se me viene a la memoria cómo íbamos andando los chiquillos por la Avenida de la Palmera jugando al fútbol con las naranjas que estaban caídas en el suelo. Nos la pasábamos hasta el esadio. Entonces se podía hacer porque aparecía un coche de higos a brevas. Y a la salida, igual. Y cuando pasé de infantil a juvenil ya me pusieron los pantalones largos y los porteros le decían a mi padre ‘ya le tiene que cambiar el carnet al niño’. Y me hizo numerario», rememora.
Antonio Álvarez ha vivido al Betis en todas las categorías. «En los años de Tercera se fue mucha gente que luego volvió pidiendo que le devolvieran el número. Teníamos que seguir con el Betis en Tercera, Cuarta o lo que sea. Siete temporadas estuvimos ahí. Hablo de eso y me pongo nervioso. Eso fue… Pascual Aparicio tuvo que hacer viviendas en el estadio para los futbolistas porque no había dinero para pagarles. Nos pisaron muchas veces. El eterno rival nos hacía la vida imposible también. No querían que resucitáramos, pero volvimos a Segunda y ese ascenso, con el de Primera después, son los momentos más felices del Betis para mí».
Y es que el socio número uno del Betis es fiel defensor del manquepierda, que se acuñó en esos años de Tercera. «Hay que valorarlo. Yo lo escuchaba en la puerta del estadio, en las reuniones y luego en todos los sitios. La gente llevaba ese lema en volandas. Yo lo entiendo como que cada vez que perdía el Betis lo querías más. Había que demostrarle el cariño en cada momento porque nos hacían tantas putadas… Había que resistir. Eso lo tengo metido aquí (dice señalándose el corazón). Siempre hemos tenido un hacha encima preparado para cuando sacábamos la cabeza», dice.
En el terreno de juego no tiene dudas. Tantos años viendo Betis dejan un podio brillante. «El mejor jugador que he visto en el Betis es Rafael Gordillo. Qué jugador. Se entregaba todos los domingos. Ahora se está siendo muy injusto con él. Está trabajando por el Betis porque el club se lo ha pedido. Se puede equivocar, claro. Como todos. Pero merece un respeto. Es un lujo tener a Gordillo en el Betis. También me acuerdo de Luis del Sol, que dio unas temporadas que daba gloria verle jugar. Y Saro, que hay que valoralo en su tiempo. Era muy bajito, estuvo en el equipo campeón y se quedó muchos años con nosotros», dice mientras le interrumpe un vecino: «Antonio, viva el Betis. ¿Sabe usted que yo me hice del Betis por Antonio? Es el número uno».
"Si vuelven Lopera u Oliver al Betis hay que hacer otro 15-J" - Al final de la Palmera
El sol obliga a buscar la agradable sombra que regalan los naranjos de la Plaza de San Antonio de Padua mientras unos niños juegan al fútbol utilizando su novedoso mobiliario infantil. «Hay más béticos que árboles en Sevilla», señala nuestro protagonista mientras un hombre con la camiseta verdiblanca pasea a su perro camino de San Vicente. Antonio Álvarez (Sevilla, 1933) es el primero de los béticos y un personaje respetado en su barrio, donde regentaba una guarnicionería en la calle Curtidurías que llegó a tener siete empleados en sus mejores días. «Me hice bético porque bético se nace. Yo ni me acuerdo, pero mi padre me llevaba al campo del Patronato, donde ganamos la Liga. Y cuando se trasladó el equipo a Heliópolis jugué mucho con mis amigos allí porque tardaron en arreglar aquello», dice agarrando un estuche marrón en el que guarda sus tesoros:carnets de diferentes épocas, recortes, recuerdos… Un cofre de tesoros béticos.
Una idea le ronda la cabeza estos días de preocupación. «Bajando las escaleras de mi casa venía pensando que si es necesario, saldremos a hacer otra manifestación. Si vuelven Lopera u Oliver hay que hacer otro 15-J y demostrar que el Betis está vivo, que su afición no quiere a esa gente, que no lo vamos a tolerar. Si hace falta cojo el teléfono y llamo a todas las peñas», manifiesta en un argumento que repite durante varias ocasiones en la charla. «Yo no sé cómo va el tema de los juzgados, pero si me tocan los 300 millones de la Primitiva iba a caer alguno de estos. Hay que buscar una fórmula para decirles que dejen al Betis en paz. Ya tienen mucho dinero, ¿más quieren utilizando al Betis? Oliver es un vividor y a Lopera lo conozco lo suficiente como para no querer que vuelva al Betis. Le ha hecho mucho daño al club. Mucho. Engañó a los béticos. Nos quitó todo lo que pudo, no sólo la identidad. Sólo quiere dinero», señala.
Y hace una reflexión. «El Betis ha estado tranquilo pocas veces en su historia porque no ha tenido a casi nadie que sacara lo que hay que sacar y ponerlo encima de la mesa. No hemos tenido la suerte de haber disfrutado de dos o tres presidentes buenos seguidos. Siempre se echará de menos a gente como Benito Villamarín, Pepe Núñez o Manuel Ruiz, el de Coria, que se arruinó por el Betis. El gallego lo llevaba todo muy bien y si no se muere, hubiera hecho un Betis grande de verdad. Núñez era el ‘presidente de la verdad’ y facilitó la unión de los béticos. Juan Carlos Ollero, que me parece un presidente honrado, está llamado a cumplir ese papel porque si se logra una unidad fuerte, que llegue de verdad al corazón de todos, el Betis saldrá ganando. La división siempre nos ha hecho mucho daño», dice desde su visión privilegiada de tantos años verdiblancos y con una memoria prodigiosa. «Qué tiempos aquellos», repite una y otra vez.
«Cuando le he tenido que hacer algo al Betis lo he hecho con el corazón. Y si le tenía que cobrar nada en lugar de ocho, lo hacía. Recuerdo un botiquín de cuero que utilizó Vicente Montiel. Mi padre todavía estaba vivo. No duró años ese botiquín…». Y ahora es el socio número 1. «Mire que yo quiero al Betis pero ahora teniendo este número le quiero más todavía», dice emocionado, engarzando las palabras como puede mientras desvela la trascendencia que tiene. «Mi padre me hablaba mucho del equipo campeón del 35, de cómo habían venido los jugadores, de los vascos, cómo se fueron… Ahora se me viene a la memoria cómo íbamos andando los chiquillos por la Avenida de la Palmera jugando al fútbol con las naranjas que estaban caídas en el suelo. Nos la pasábamos hasta el esadio. Entonces se podía hacer porque aparecía un coche de higos a brevas. Y a la salida, igual. Y cuando pasé de infantil a juvenil ya me pusieron los pantalones largos y los porteros le decían a mi padre ‘ya le tiene que cambiar el carnet al niño’. Y me hizo numerario», rememora.
Antonio Álvarez ha vivido al Betis en todas las categorías. «En los años de Tercera se fue mucha gente que luego volvió pidiendo que le devolvieran el número. Teníamos que seguir con el Betis en Tercera, Cuarta o lo que sea. Siete temporadas estuvimos ahí. Hablo de eso y me pongo nervioso. Eso fue… Pascual Aparicio tuvo que hacer viviendas en el estadio para los futbolistas porque no había dinero para pagarles. Nos pisaron muchas veces. El eterno rival nos hacía la vida imposible también. No querían que resucitáramos, pero volvimos a Segunda y ese ascenso, con el de Primera después, son los momentos más felices del Betis para mí».
Y es que el socio número uno del Betis es fiel defensor del manquepierda, que se acuñó en esos años de Tercera. «Hay que valorarlo. Yo lo escuchaba en la puerta del estadio, en las reuniones y luego en todos los sitios. La gente llevaba ese lema en volandas. Yo lo entiendo como que cada vez que perdía el Betis lo querías más. Había que demostrarle el cariño en cada momento porque nos hacían tantas putadas… Había que resistir. Eso lo tengo metido aquí (dice señalándose el corazón). Siempre hemos tenido un hacha encima preparado para cuando sacábamos la cabeza», dice.
En el terreno de juego no tiene dudas. Tantos años viendo Betis dejan un podio brillante. «El mejor jugador que he visto en el Betis es Rafael Gordillo. Qué jugador. Se entregaba todos los domingos. Ahora se está siendo muy injusto con él. Está trabajando por el Betis porque el club se lo ha pedido. Se puede equivocar, claro. Como todos. Pero merece un respeto. Es un lujo tener a Gordillo en el Betis. También me acuerdo de Luis del Sol, que dio unas temporadas que daba gloria verle jugar. Y Saro, que hay que valoralo en su tiempo. Era muy bajito, estuvo en el equipo campeón y se quedó muchos años con nosotros», dice mientras le interrumpe un vecino: «Antonio, viva el Betis. ¿Sabe usted que yo me hice del Betis por Antonio? Es el número uno».
"Si vuelven Lopera u Oliver al Betis hay que hacer otro 15-J" - Al final de la Palmera
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