Ha llovido.
Durante 15, 20, 25 minutos.
Hoy, precisamente hoy, después de semanas y semanas de calor de julio.
Y durante el tiempo que fue del tercer gol, el que certificaba el ascenso, hasta la terminación del partido y la mini celebración posterior.
Justo durante ese periodo.
Qué casualidad, ¿no?
No, no es casualidad.
Sevilla llora de alegría y de alivio por la recuperación de su equipo, el equipo que la representa, el equipo de su mayoría, el equipo que lleva guardada su esencia como un tesoro único, puro e inaccesible.
Más allá de que un objeto esférico de cuero entre o no en un rectángulo hueco hasta ir a parar a unas redes de malla.
Porque quien piense que eso es el fútbol está muy equivocado.
Porque quien piense que eso el Betis, no tiene ni idea de la vida.
¿Casualidad la lluvia de hoy?
Ya. Casualidad.
Sevilla te quiere, Betis.
Sevilla te quiere más que a nadie.
Durante 15, 20, 25 minutos.
Hoy, precisamente hoy, después de semanas y semanas de calor de julio.
Y durante el tiempo que fue del tercer gol, el que certificaba el ascenso, hasta la terminación del partido y la mini celebración posterior.
Justo durante ese periodo.
Qué casualidad, ¿no?
No, no es casualidad.
Sevilla llora de alegría y de alivio por la recuperación de su equipo, el equipo que la representa, el equipo de su mayoría, el equipo que lleva guardada su esencia como un tesoro único, puro e inaccesible.
Más allá de que un objeto esférico de cuero entre o no en un rectángulo hueco hasta ir a parar a unas redes de malla.
Porque quien piense que eso es el fútbol está muy equivocado.
Porque quien piense que eso el Betis, no tiene ni idea de la vida.
¿Casualidad la lluvia de hoy?
Ya. Casualidad.
Sevilla te quiere, Betis.
Sevilla te quiere más que a nadie.
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