-6 ganados, un empate, ascenso directo: razones para la alegría.
-Buen ambiente general, afición reenganchándose: buena cosa, sobre todo para los que siempre pedimos apoyo al equipo.

Melancolías varias:

-De pronto, Ceballos "está verde", pero nuestro míster hará de él un buen jugador. Curioso: Ceballos era el mejor del equipo con Rubén, el alma moral, la garra, el empuje y la calidad; ahora ya no lo es. Ha pasado a ser un jovencito voluntarioso con ganas y fallos. Naturalmente, el que le cambien de posición no tiene nada que ver.

-¿Será sacrificada la verdadera posición de Ceballos, de mediapunta o falso extremo o interior, para darle el mando a Portillo en ese sitio, y se condenará al chaval a jugar en esa posición donde no había triunfado? Y si le va mal, ¿será suya la culpa?

- Mérida, en su diario, le pone un cero a Figueras y afirma que el equipo fue valiente e intentó ganar a pesar de sus previsibles errores.

¿Ya están sacando las dianas, incluso en las victorias, el no entorno mediático y tuitero? ¿Ya toda la culpa será de dos o tres jugadores, de la juventud de Ceballos o de Figueras? ¿Los cinco partidos con la portería a cero fue todo un sueño? ¿Obra de la Diosa Fortuna?

-La exigencia sin límites, Gesalus, comisionismos varios, apedreamientos, cuestionar el manquepierda, el ADN palangana... ¿fue todo un sueño? ¿Un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción? Ese dolor que nos quitaba hasta el aliento... la perpetua indignación... ¿dónde quedó? ¿Qué fue de aquello? Ya no son sino verduras de las heras.

¿Todo este ruido era simplemente un contubernio de secretarios técnicos frustrados? Pues para este viaje no hacían falta tantas alforjas, no señor.

Un postureo, todo mentira: si no, no se pondría la venda antes de la herida.

-Melancolía de banquillos demasiado juntos, de africanos de enhiesto pezón, de laterales izquierdos invisibles, de mediocentros que no han venido, melancolía marxista (de Groucho): estos son mis principios, si no... melancolía orteguiana: "no era esto, no era esto"...

... melancolía del colérico Aquiles que ahora le da la razón a Agamenón -y a su porquero.

Al final, tenía razón Bob Marley, filósofo: "Amigos béticos, lo importante está en la hierba".