La situación de Eder Vilarchao no acaba de solucionarse en el Betis. La semana próxima se cumplirán dos años desde que debutó en el primer equipo y, poco después, el mismo tiempo desde que no juega un minuto en partido oficial. El vasco, ya recuperado de su lesión, lleva esta temporada una infinidad de cambios en su rutina que provocan hasta cierto mareo. Julio Velázquez decidió no contar con él prácticamente a las primeras de cambio y lo apartó de la dinámica del equipo nada más volver de la concentración veraniega en San Pedro del Pinatar. Así estuvo con los descartados hasta que pasó a ser entrenado por los técnicos del filial de manera independiente. Juan Merino, a su llegada, le dio un impulso anímico a Vilarchao al reincorporarlo a la disciplina del primer equipo. Fue llamativo el entrenamiento a puertas abiertas que realizó con Vadillo el 17 de diciembre, ocupando la mitad del campo que no estaba utilizando el primer equipo. Entonces el futbolista recuperaba no sólo la sonrisa, sino cierta consideración en la entidad. Ahora, con la llegada de Pepe Mel, la situación de Vilarchao ha vuelto a cambiar. El vasco, como se pudo ver en la sesión del pasado lunes por la mañana, se entrena en un campo diferente al del primer equipo, en solitario y dirigido, de nuevo, por Jaime Quesada, segundo entrenador en el juvenil de División de Honor y miembro de la dirección deportiva, quien se encargaba de él ya en la etapa de Velázquez.
Lo cierto es que este cambio en la dinámica de Vilarchao no le permite trabajar con el buen sistema de recuperación del primer equipo en un momento decisivo para el futbolista, que espera encontrar un nuevo club en este mercado invernal. Después de dos años sin jugar y con varias operaciones en su tobillo no tiene mucho mercado. En octubre estuvo cerca de incorporarse a la Ponferradina pero problemas entre el técnico y el presidente del club leonés lo impideron. Desde que se lesionara en un entrenamiento en el Estadio de la Cartuja, el baracaldés ha pasado tres veces por el quirófano (dos operaciones y una artroscopia) y no ha podido aprovechar las oportunidades que se le daban en las pretemporadas para convencer a los técnicos. Hasta se puso, con el consentimiento del club, en las manos del prestigioso médico Mikel Sánchez. Ahora cabe la posibilidad de que tenga al fin una salida. El Betis le renovó por tres temporadas en febrero de 2013, justo tras lesionarse, ya que se confiaba en que pudiera estar restablecido en tres meses, según las primeras estimaciones. Ahora Vilarchao pretende empezar de cero en otro equipo y dejar tantos cambios en el Betis, donde técnico tras técnico le ha ido cerrando las puertas y cambiándole de dinámica de tal manera que se ha añadido como circunstancia negativa además de los problemas físicos que ha padecido.
El ritmo de entrenamiento de Vilarchao en estos días es notablemente bueno, aunque al hacerlo en solitario es más complicada la evaluación puesto que no hace fútbol. En los últimos tiempos el Betis se comprometió a darle todas las facilidades para que pudiera salir cedido incluso sin coste para el club receptor.
Otro cambio para Vilarchao - Al final de la Palmera
Lo cierto es que este cambio en la dinámica de Vilarchao no le permite trabajar con el buen sistema de recuperación del primer equipo en un momento decisivo para el futbolista, que espera encontrar un nuevo club en este mercado invernal. Después de dos años sin jugar y con varias operaciones en su tobillo no tiene mucho mercado. En octubre estuvo cerca de incorporarse a la Ponferradina pero problemas entre el técnico y el presidente del club leonés lo impideron. Desde que se lesionara en un entrenamiento en el Estadio de la Cartuja, el baracaldés ha pasado tres veces por el quirófano (dos operaciones y una artroscopia) y no ha podido aprovechar las oportunidades que se le daban en las pretemporadas para convencer a los técnicos. Hasta se puso, con el consentimiento del club, en las manos del prestigioso médico Mikel Sánchez. Ahora cabe la posibilidad de que tenga al fin una salida. El Betis le renovó por tres temporadas en febrero de 2013, justo tras lesionarse, ya que se confiaba en que pudiera estar restablecido en tres meses, según las primeras estimaciones. Ahora Vilarchao pretende empezar de cero en otro equipo y dejar tantos cambios en el Betis, donde técnico tras técnico le ha ido cerrando las puertas y cambiándole de dinámica de tal manera que se ha añadido como circunstancia negativa además de los problemas físicos que ha padecido.
El ritmo de entrenamiento de Vilarchao en estos días es notablemente bueno, aunque al hacerlo en solitario es más complicada la evaluación puesto que no hace fútbol. En los últimos tiempos el Betis se comprometió a darle todas las facilidades para que pudiera salir cedido incluso sin coste para el club receptor.
Otro cambio para Vilarchao - Al final de la Palmera
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