Re: Quién te gustaría como próximo entrenador: Serra Ferrer o Pepe Mel
¿Paz social? Imposible.
Se inicia una nueva etapa en el Betis con la llegada a la presidencia de Juan Carlos Ollero. Una etapa nueva que debe marcar un punto de inflexión en el devenir del club porque peor que sus inmediatos antecesores es imposible que lo haga. Aunque me pareció que el martes perdió una gran oportunidad de mostrar firmeza, comunicando la destitución de Velázquez un minuto después de estrenar el cargo y presentándose en público con un entrenador definitivo, en lugar de elegir la solución más fácil y menos comprometida. Luego, sin embargo, su discurso no estuvo mal. Ollero habló de autoexigencia y unidad. Muy pronto se verá si la bandera de la exigencia ondea de verdad en la entidad, pero respecto a lo segundo lo tiene imposible. Cada día, por la razón que sea, se puede comprobar que alrededor del club hay demasiadas trincheras, bandos enfrentados que anteponen sus deseos y sus intereses al bien del Betis.
Lo último ha surgido tras conocerse que ya ha habido un contacto entre el presidente y el vicepresidente salientes con la abogada que lleva los asuntos de Pepe Mel. De algún sitio se ha filtrado -vaya usted a saber de dónde- que las exigencias económicas del entrenador están por las nubes y hacen difícil el acuerdo cuando en dicha reunión no se habló de ninguna cifra ni el Betis le puso una oferta encima de la mesa. Se trató de un primer acercamiento, a petición de los nuevos dirigentes y aprovechando la relación que ya tenían los salientes con la abogada del entrenador para, entre otras cosas, conocer la disponibilidad de este. Pero no se habló de dinero.
Está muy claro que hay gente dentro y fuera del club que no quiere a Mel ni en pintura y tratan de dejarle en mal lugar. Desde hace algunos días se sabe que las exigencias van por otro lado y que Mel quiere volver al Betis con mando en plaza. Ollero y su nuevo consejo tendrán que decidir si aceptan o no cuando hablen con él. Conste que a mí, en las circunstancias actuales, me parece lo mejor. Y me resulta increíble que no lo vean: Mel, con Roberto Ríos -figura de consenso, no lo olvidemos-, se hace cargo del equipo, la agitación social desaparece, el entrenador que ya subió al equipo la última vez, con su gente, lleva el peso también de la planificación y Ollero y sus consejeros se aseguran vivir un mandato de lo más plácido. ¿Tan difícil es verlo?
Y ojo que lo de las guerrillas, llegado el caso, podría darse también con Serra Ferrer. Como pasó hace unos días con el cacareado pacto entre las partes enfrentadas en los tribunales para rebajar la crispación. Cada día habrá un motivo para el enfrentamiento para que los rencores y los resentimientos aparezcan con la mayor inquina. Y en medio, el Betis. Y lo último, el Betis. Por eso, señor Ollero, acierte usted en sus decisiones futbolísticas, principalmente, y lleve al equipo a Primera División, porque lo de la paz social resulta imposible. Que tenga mucha suerte.
Florencio Ordóñez.
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¿Sin Mel? Imposible.
¿Paz social? Imposible.
Se inicia una nueva etapa en el Betis con la llegada a la presidencia de Juan Carlos Ollero. Una etapa nueva que debe marcar un punto de inflexión en el devenir del club porque peor que sus inmediatos antecesores es imposible que lo haga. Aunque me pareció que el martes perdió una gran oportunidad de mostrar firmeza, comunicando la destitución de Velázquez un minuto después de estrenar el cargo y presentándose en público con un entrenador definitivo, en lugar de elegir la solución más fácil y menos comprometida. Luego, sin embargo, su discurso no estuvo mal. Ollero habló de autoexigencia y unidad. Muy pronto se verá si la bandera de la exigencia ondea de verdad en la entidad, pero respecto a lo segundo lo tiene imposible. Cada día, por la razón que sea, se puede comprobar que alrededor del club hay demasiadas trincheras, bandos enfrentados que anteponen sus deseos y sus intereses al bien del Betis.
Lo último ha surgido tras conocerse que ya ha habido un contacto entre el presidente y el vicepresidente salientes con la abogada que lleva los asuntos de Pepe Mel. De algún sitio se ha filtrado -vaya usted a saber de dónde- que las exigencias económicas del entrenador están por las nubes y hacen difícil el acuerdo cuando en dicha reunión no se habló de ninguna cifra ni el Betis le puso una oferta encima de la mesa. Se trató de un primer acercamiento, a petición de los nuevos dirigentes y aprovechando la relación que ya tenían los salientes con la abogada del entrenador para, entre otras cosas, conocer la disponibilidad de este. Pero no se habló de dinero.
Está muy claro que hay gente dentro y fuera del club que no quiere a Mel ni en pintura y tratan de dejarle en mal lugar. Desde hace algunos días se sabe que las exigencias van por otro lado y que Mel quiere volver al Betis con mando en plaza. Ollero y su nuevo consejo tendrán que decidir si aceptan o no cuando hablen con él. Conste que a mí, en las circunstancias actuales, me parece lo mejor. Y me resulta increíble que no lo vean: Mel, con Roberto Ríos -figura de consenso, no lo olvidemos-, se hace cargo del equipo, la agitación social desaparece, el entrenador que ya subió al equipo la última vez, con su gente, lleva el peso también de la planificación y Ollero y sus consejeros se aseguran vivir un mandato de lo más plácido. ¿Tan difícil es verlo?
Y ojo que lo de las guerrillas, llegado el caso, podría darse también con Serra Ferrer. Como pasó hace unos días con el cacareado pacto entre las partes enfrentadas en los tribunales para rebajar la crispación. Cada día habrá un motivo para el enfrentamiento para que los rencores y los resentimientos aparezcan con la mayor inquina. Y en medio, el Betis. Y lo último, el Betis. Por eso, señor Ollero, acierte usted en sus decisiones futbolísticas, principalmente, y lleve al equipo a Primera División, porque lo de la paz social resulta imposible. Que tenga mucha suerte.
Florencio Ordóñez.
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¿Sin Mel? Imposible.
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