Alfred Ndiaye
Ndiaye: “Necesitamos paciencia, cambiar al entrenador no era buena idea”
"Cuando encajamos un gol es cuestión de todos, no sólo de Jordi y Perquis, eso es un error", señala
Su regreso a Heliópolis generó entre los aficionados una alegría similar a la de la renovación de Rubén Castro. Vive a mitad de camino entre la defensa y el centro del campo. Tranquilo, cargado con una sonrisa y una botella de agua, sonríe cuando procede y se pone serio si la cuestión es peliaguda. Alfred Ndiaye (París, 1990) ha ligado su futuro al Betis por cinco años en una apuesta de riesgo para ambas partes que asume con la confianza de que «vamos a regresar a Primera». Está en clases de español para impulsar su integración pero la entrevista se desarrolla en inglés, trufado con palabras sueltas en castellano.
—¿Cómo vio el partido de Gerona?
—Fue muy importante ganar porque otra derrota nos hubiera alejado de la primera plaza. Hay que seguir.
—Usted se perdió el partido por sanción, ¿qué le dijo al árbitro?
—Nada, nada. Lo juro. Sólo quería hablar con él y se fue. Le dije que se calmara. No sé por qué se alejaba de mí. No le dije nada de nada, pero me enseñó la segunda amarilla. He aprendido de eso. Eso sí es bueno, que de las cosas malas se aprende. Ya sé que no tengo que ir a hablar allí con el árbitro, sino meterme en el vestuario. Es estúpido porque no jugué el siguiente partido y el equipo pudo haberlo necesitado.
—¿Era impensable que el Betis estuviera ya con estas urgencias?
—Está claro que tenemos que hacerlo mejor pero no estoy preocupado. Se trabaja bien y llegaremos lejos. Tenemos nueve puntos y no es tarde. Es el comienzo de la temporada.
—¿Qué le parece que algunos dudaran ya del entrenador?
—No he visto nada de eso. Sé que aquí todo el mundo trabaja duro en un buen ambiente. No hubiera sido una buena idea echar al entrenador. Él trabaja bien y no tenemos que cambiar a nadie. ¡Acabamos de empezar! Tenemos tiempo. Sé que en el Betis la gente no está contenta porque estamos en Segunda y no es nuestro sitio. Estoy seguro de que vamos a subir y no hace falta cambiar a nadie ahora. Necesitamos paciencia. Es un entrenador nuevo, tenemos que conocernos todos y no que cambiar nada. No hubiera sido una buena idea.
—¿Subirá el Betis de calle?
—La gente piensa que será fácil porque consideran que tenemos el mejor equipo y es el club más grande de Segunda, pero el fútbol no es fácil. Es un deporte muy duro. Ahora jugamos contra el Mirandés y está claro que el Betis es mejor pero si no trabajamos y luchamos es lo mismo. No es fácil ganar. Tenemos que demostrarlo en el campo. Es imposible ganar los 42 partidos. Eso sí, podemos mejorar y vamos a ello.
—¿Hay quien espera que asciendan con meses de antelación?
—Lo sé. Está claro que todo el mundo espera que estemos pronto en Primera pero hay que calmarse. Es un camino largo, son 22 equipos en Segunda. Lo intentaremos pero si lo logramos el último día seguro que la gente también estará feliz.
—¿Cómo visualiza el ascenso?
—Tras acabar la pasada temporada, cuando volví a Francia en verano de vacaciones estaba triste por todo lo que sucedió. Creo que si ascendemos viviremos una atmósfera fantástica aquí, en toda la ciudad. Quiero lograrlo y que disfrutemos todos.
—¿Cree que acabará jugando en la línea defensiva?
—No lo sé. Hablé con el entrenador, sabe que puedo jugar en ambas posiciones y que mi favorita es el mediocentro. No sé si jugaré ahí pronto. Yo no soy el entrenador.
—Se le achaca la responsabilidad de los goles encajados a la defensa, en especial Jordi y Perquis, ¿cómo lo ve?
—Eso no es correcto, no es verdad. Cuando encajamos un gol es un asunto de todo el equipo, no sólo la defensa. No sólo Damien (Perquis) y Jordi. Están haciendo un buen trabajo. No hay que buscar culpables en ellos o Molinero o Casado. Es todo el equipo. Y cuando alguien del equipo marca un gol pasa lo mismo. La gente tiene que apoyar a todo el equipo, a cualquiera que vista esta camiseta.
—¿El entrenador les pide que trabajen más en defensa?
—Sí, nos dice que hemos encajado demasiados goles y pide que seamos un bloque. Piensa igual que yo, que esto es colectivo. Lo vamos a conseguir.
—¿Jugar en casa es una ventaja o les da mayor presión?
—Es muy bueno. Nadie tiene tantos seguidores en Segunda. Jugar con 40.000 de tu parte es fantástico. Si critican es normal, porque quieren lo mejor para el Betis. No tenemos que jugar con miedo o presión. Si empezamos bien, estarán con nosotros. Si salimos vagos y lentos está claro que se enfadarán.
—Su fichaje fue tomado como un soplo de ilusión tras la decepción del descenso, ¿cómo lo vivió?
—La gente lo ve así porque sabe que cuando entro en el campo lo doy todo. Siempre es así. Si he firmado por el Betis es porque deseo con todas mis fuerzas que subamos, pero no soy un delantero, no voy a marcar quince goles. El que espere eso, está equivocado.
—¿Cómo vivió la incertidumbre de las negociaciones?
—No fue un buen verano para mí. Estaba pensando en mi futuro cada día. No sabia si seguiría en el Sunderlando me iría al Betis u otro equipo. Hablaba con mi hermano, mi familia. Nunca había jugado en Segunda y tenía ofertas de Inglaterra, Francia, Turquía, España… Todas de Primera. Poco a poco me convencieron del proyecto y no me fijaba tanto en si el equipo estaba en Segunda. Ya dije que si jugaba en esta categoría sólo sería en el Betis. Es el Betis. Por ello he firmado aquí. Y son cinco años. No haría eso en cualquier equipo. Es un gran proyecto personal y del equipo. Vamos juntos en esto. Ellos han creído en mí y me gustó esa confianza. Sé que todo el mundo cree en mí. Daré lo mejor y cuando subamos haremos una gran temporada en Primera.
—Se vincula al club y a instalarse en Sevilla…
—Es una ciudad que me encanta. Es una de las mejores ciudades que he conocido. He estado en Turquía, Inglaterra y Francia pero no hay nada mejor que Sevilla por su gente, el tiempo, el tamaño. Todo. Me encanta.
—¿Realmente pudo acabar en el Sevila?
—Cuando acabó la pasada temporada vi eso en un periódico. Yo no sabía asbsolutamente nada, la verdad. Yo soy muy feliz en el Betis.
—En el vestuario han formado una colonia gala…
—Sí, Kadir, Rennella, Perquis… Una pequeña Francia. Somos todos de diferente origen pero nacidos y criados en Francia. Es bueno para nosotros porque nuestras familias están juntas y felices. Nos relacionamos con todos los demás del equipo y hablamos español, no nos apartamos. Todo es más fácil así.
—¿Cómo va su español?
—Cuando salgo a la calle hablo en castellano. Aquí poca gente habla español o francés. Bueno, hablo mi español, que no es bueno pero la gente me entiende (ríe). Voy a estar aquí cinco años y quiero aprenderlo bien.
Ndiaye: "Necesitamos paciencia, cambiar al entrenador no era buena idea" - Al final de la Palmera
Ndiaye: “Necesitamos paciencia, cambiar al entrenador no era buena idea”
"Cuando encajamos un gol es cuestión de todos, no sólo de Jordi y Perquis, eso es un error", señala
Su regreso a Heliópolis generó entre los aficionados una alegría similar a la de la renovación de Rubén Castro. Vive a mitad de camino entre la defensa y el centro del campo. Tranquilo, cargado con una sonrisa y una botella de agua, sonríe cuando procede y se pone serio si la cuestión es peliaguda. Alfred Ndiaye (París, 1990) ha ligado su futuro al Betis por cinco años en una apuesta de riesgo para ambas partes que asume con la confianza de que «vamos a regresar a Primera». Está en clases de español para impulsar su integración pero la entrevista se desarrolla en inglés, trufado con palabras sueltas en castellano.
—¿Cómo vio el partido de Gerona?
—Fue muy importante ganar porque otra derrota nos hubiera alejado de la primera plaza. Hay que seguir.
—Usted se perdió el partido por sanción, ¿qué le dijo al árbitro?
—Nada, nada. Lo juro. Sólo quería hablar con él y se fue. Le dije que se calmara. No sé por qué se alejaba de mí. No le dije nada de nada, pero me enseñó la segunda amarilla. He aprendido de eso. Eso sí es bueno, que de las cosas malas se aprende. Ya sé que no tengo que ir a hablar allí con el árbitro, sino meterme en el vestuario. Es estúpido porque no jugué el siguiente partido y el equipo pudo haberlo necesitado.
—¿Era impensable que el Betis estuviera ya con estas urgencias?
—Está claro que tenemos que hacerlo mejor pero no estoy preocupado. Se trabaja bien y llegaremos lejos. Tenemos nueve puntos y no es tarde. Es el comienzo de la temporada.
—¿Qué le parece que algunos dudaran ya del entrenador?
—No he visto nada de eso. Sé que aquí todo el mundo trabaja duro en un buen ambiente. No hubiera sido una buena idea echar al entrenador. Él trabaja bien y no tenemos que cambiar a nadie. ¡Acabamos de empezar! Tenemos tiempo. Sé que en el Betis la gente no está contenta porque estamos en Segunda y no es nuestro sitio. Estoy seguro de que vamos a subir y no hace falta cambiar a nadie ahora. Necesitamos paciencia. Es un entrenador nuevo, tenemos que conocernos todos y no que cambiar nada. No hubiera sido una buena idea.
—¿Subirá el Betis de calle?
—La gente piensa que será fácil porque consideran que tenemos el mejor equipo y es el club más grande de Segunda, pero el fútbol no es fácil. Es un deporte muy duro. Ahora jugamos contra el Mirandés y está claro que el Betis es mejor pero si no trabajamos y luchamos es lo mismo. No es fácil ganar. Tenemos que demostrarlo en el campo. Es imposible ganar los 42 partidos. Eso sí, podemos mejorar y vamos a ello.
—¿Hay quien espera que asciendan con meses de antelación?
—Lo sé. Está claro que todo el mundo espera que estemos pronto en Primera pero hay que calmarse. Es un camino largo, son 22 equipos en Segunda. Lo intentaremos pero si lo logramos el último día seguro que la gente también estará feliz.
—¿Cómo visualiza el ascenso?
—Tras acabar la pasada temporada, cuando volví a Francia en verano de vacaciones estaba triste por todo lo que sucedió. Creo que si ascendemos viviremos una atmósfera fantástica aquí, en toda la ciudad. Quiero lograrlo y que disfrutemos todos.
—¿Cree que acabará jugando en la línea defensiva?
—No lo sé. Hablé con el entrenador, sabe que puedo jugar en ambas posiciones y que mi favorita es el mediocentro. No sé si jugaré ahí pronto. Yo no soy el entrenador.
—Se le achaca la responsabilidad de los goles encajados a la defensa, en especial Jordi y Perquis, ¿cómo lo ve?
—Eso no es correcto, no es verdad. Cuando encajamos un gol es un asunto de todo el equipo, no sólo la defensa. No sólo Damien (Perquis) y Jordi. Están haciendo un buen trabajo. No hay que buscar culpables en ellos o Molinero o Casado. Es todo el equipo. Y cuando alguien del equipo marca un gol pasa lo mismo. La gente tiene que apoyar a todo el equipo, a cualquiera que vista esta camiseta.
—¿El entrenador les pide que trabajen más en defensa?
—Sí, nos dice que hemos encajado demasiados goles y pide que seamos un bloque. Piensa igual que yo, que esto es colectivo. Lo vamos a conseguir.
—¿Jugar en casa es una ventaja o les da mayor presión?
—Es muy bueno. Nadie tiene tantos seguidores en Segunda. Jugar con 40.000 de tu parte es fantástico. Si critican es normal, porque quieren lo mejor para el Betis. No tenemos que jugar con miedo o presión. Si empezamos bien, estarán con nosotros. Si salimos vagos y lentos está claro que se enfadarán.
—Su fichaje fue tomado como un soplo de ilusión tras la decepción del descenso, ¿cómo lo vivió?
—La gente lo ve así porque sabe que cuando entro en el campo lo doy todo. Siempre es así. Si he firmado por el Betis es porque deseo con todas mis fuerzas que subamos, pero no soy un delantero, no voy a marcar quince goles. El que espere eso, está equivocado.
—¿Cómo vivió la incertidumbre de las negociaciones?
—No fue un buen verano para mí. Estaba pensando en mi futuro cada día. No sabia si seguiría en el Sunderlando me iría al Betis u otro equipo. Hablaba con mi hermano, mi familia. Nunca había jugado en Segunda y tenía ofertas de Inglaterra, Francia, Turquía, España… Todas de Primera. Poco a poco me convencieron del proyecto y no me fijaba tanto en si el equipo estaba en Segunda. Ya dije que si jugaba en esta categoría sólo sería en el Betis. Es el Betis. Por ello he firmado aquí. Y son cinco años. No haría eso en cualquier equipo. Es un gran proyecto personal y del equipo. Vamos juntos en esto. Ellos han creído en mí y me gustó esa confianza. Sé que todo el mundo cree en mí. Daré lo mejor y cuando subamos haremos una gran temporada en Primera.
—Se vincula al club y a instalarse en Sevilla…
—Es una ciudad que me encanta. Es una de las mejores ciudades que he conocido. He estado en Turquía, Inglaterra y Francia pero no hay nada mejor que Sevilla por su gente, el tiempo, el tamaño. Todo. Me encanta.
—¿Realmente pudo acabar en el Sevila?
—Cuando acabó la pasada temporada vi eso en un periódico. Yo no sabía asbsolutamente nada, la verdad. Yo soy muy feliz en el Betis.
—En el vestuario han formado una colonia gala…
—Sí, Kadir, Rennella, Perquis… Una pequeña Francia. Somos todos de diferente origen pero nacidos y criados en Francia. Es bueno para nosotros porque nuestras familias están juntas y felices. Nos relacionamos con todos los demás del equipo y hablamos español, no nos apartamos. Todo es más fácil así.
—¿Cómo va su español?
—Cuando salgo a la calle hablo en castellano. Aquí poca gente habla español o francés. Bueno, hablo mi español, que no es bueno pero la gente me entiende (ríe). Voy a estar aquí cinco años y quiero aprenderlo bien.
Ndiaye: "Necesitamos paciencia, cambiar al entrenador no era buena idea" - Al final de la Palmera
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