Por JUAN ARBIDE, 18 de octubre de 2014 10:30 h.
No se quiere salir del guión establecido. Su gente de confianza le animó a tratar de ver la realidad del día a día bético con algo más de naturalidad. Pero Julio Velázquez se quedó a mitad de camino. Puso un rostro algo más amable después de ganar en Gerona y antes de derrotar al Mirandés. Sin embargo, con los empates firmados ante Valladolid, Las Palmas y, sobre todo, Lugo, salió a relucir la cara más amarga del técnico castellano-leonés.

El asunto podría quedar en mera anécdota siempre y cuando su equipo hiciera los deberes en el campo. De hecho, la historia reciente del Betis cuenta con ejemplos de entrenadores que abandonaron el camino de lo políticamente correcto en alguna ocasión en sus comparecencias públicas pero que tuvieron la habilidad de revertir la situación con palabras idóneas posteriores y con el mejor bálsamo posible en el mundo del fútbol, el que ofrecen las victorias y el buen juego.

Pasó con Pepe Mel pocas fechas después del ascenso a la Primera división en mayo de 2011. «Yo soy un trabajador y la familia Mel no es una ONG. Si me tengo que ir del Betis, estaré muy triste, pero sólo me quedará buscar equipo», dijo cuando no se ponía de acuerdo con los administradores concursales para continuar. La fuerza de Mel era tal que cinco días después de agitar a todo el beticismo con su posible marcha firmaba su renovación por tres años.

Velázquez no ofrece ni una ni otra cosa. Ni fútbol, ni resultados convincentes ni capacidad para empatizar con la gente de Heliópolis. Se mantiene en sus trece. Sus mensajes no calan entre la masa bética sino todo lo contrario. La intención de Velázquez es la de reforzar a sus jugadores a base de mensajes en público pero los mismos generan un enfado entre los aficionados difícil de frenar. El último episodio arrancó en la rueda de prensa posterior al triunfo contra el Lugo y tuvo continuidad en la tarde de ayer. «Mantengo que vi muchas cosas positivas y 48 horas después lo sigo pensando pero multiplicado por tres», afirmó el técnico bético que derivó el mensaje hacía un terreno algo más favorable.

«La clave es que seamos un equipo sólido, que lo estamos haciendo de forma excepcional. Llevamos varios partidos sin encajar. Mejoramos mucho en la fase con balón. Debemos intentar mantener todo lo bueno a nivel defensivo y generar las ocasiones al menos como ante el Lugo», afirmó el técnico al que no le «preocupa la falta de gol aunque sí materializar las ocasiones».

Velázquez apuesta por ver el famoso vaso medio lleno y defiende su proyecto cuando se le recuerda el pobre juego exhibido hasta el momento por el principal candidato al ascenso de categoría. «Una cosa son los números de abonados, los años de historia, los títulos, pero hay que hablar de realidades. Somos cinco o seis equipos que luchamos por ascender de forma directa. Lo de los presupuestos… hay veces que son más reales o menos. Tienen diferentes variantes. Hablamos de realidades, no de presupuestos», comentó un Velázquez para nada obsesionado por los nombres que ya se deslizan como hipotéticos sustitutos para su cargo. «Intento estar centrado en mi trabajo. Me preocupo de lo controlable, no de los nombres que puedan salir», afirmó además de reconocer la importancia del apoyo recibido desde el club. «No hay ningún problema en la relación con Alexis, Molina ni el consejo. Yo estoy encantado con el club. Existe una relación diaria, mirando en el presente y en el futuro».