PROGRESA adecuadamente el Sevilla en sus deberes estivales, sin duda urgido por la cercanía de su primer reto. Ese 12 de agosto en Cardiff es el motor de cuanto se fragua en la sala de máquinas de Nervión en aras a mejorar un plantel campeón. Es lo que suele hacerse en cualquier club que se precie, pues todo lo que no sea superarse es sinónimo de estancamiento o de algo muchísimo peor, permitir que el equipo mengüe su potencial.
Para eso tiene al hombre franquicia, a ese empleado sobresaliente que ha logrado convertir al club en una máquina de recaudar posibles. Catorce años en el cargo y ni se sabe ya la lista de aciertos que Monchi ha conseguido para su club. Por lo tanto, tranquilidad absoluta en dicha acera futbolística de esta ciudad, mientras que se asiste con estupefacción al recital de incongruencias que se dan no más atravesar la calle. Bandazos incomprensibles a diario de gente incomprensible.
Gente que escucha al primero que pasa por su lado, pues de otra forma no se comprende cómo tras sonar el nombre de Lorenzo Serra surge el de Julio Cardeñosa. ¿En qué puñetas se parecerán ambos personajes? Es como si alguien opta por Menotti tras no haberse podido hacer con Bilardo. Y todo este desbarajuste demuestra de forma palmaria en qué manos tan desmañadas han colocado al Betis desde el Juzgado de Instrucción número 6 de los de Sevilla.
Todo es pura incoherencia y la prueba evidente de que este personal ni conoce a nadie ni parece tener el menor interés en conocerlos. Esto que pasa se ve desde la inmejorable atalaya de más de cuarenta años de fútbol sevillano en primerísima línea y resulta incomprensible. No es la primera vez y seguro que tampoco la última que escribo que el Betis, por siempre Real Betis Balompié, es un milagro que sobrevive a pesar de las innumerables zancadillas que recibe desde dentro.
Para eso tiene al hombre franquicia, a ese empleado sobresaliente que ha logrado convertir al club en una máquina de recaudar posibles. Catorce años en el cargo y ni se sabe ya la lista de aciertos que Monchi ha conseguido para su club. Por lo tanto, tranquilidad absoluta en dicha acera futbolística de esta ciudad, mientras que se asiste con estupefacción al recital de incongruencias que se dan no más atravesar la calle. Bandazos incomprensibles a diario de gente incomprensible.
Gente que escucha al primero que pasa por su lado, pues de otra forma no se comprende cómo tras sonar el nombre de Lorenzo Serra surge el de Julio Cardeñosa. ¿En qué puñetas se parecerán ambos personajes? Es como si alguien opta por Menotti tras no haberse podido hacer con Bilardo. Y todo este desbarajuste demuestra de forma palmaria en qué manos tan desmañadas han colocado al Betis desde el Juzgado de Instrucción número 6 de los de Sevilla.
Todo es pura incoherencia y la prueba evidente de que este personal ni conoce a nadie ni parece tener el menor interés en conocerlos. Esto que pasa se ve desde la inmejorable atalaya de más de cuarenta años de fútbol sevillano en primerísima línea y resulta incomprensible. No es la primera vez y seguro que tampoco la última que escribo que el Betis, por siempre Real Betis Balompié, es un milagro que sobrevive a pesar de las innumerables zancadillas que recibe desde dentro.
Todo es en color en el caso del Sevilla (en el que las deudas obligan a ir vendiendo a sus jugadores más prometedores), y todo es oscuro o gris para el RBB (a pesar de que ayer ascendió el B).
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