Dejando al margen las consecuencias en relación al contrato televisivo (la empresa a la que se venden los derechos puede pedir daños y perjuicios o incluso negarse a pagar la temporada entera), la normativa dice que:

Al equipo que recurra a una incomparecencia injustificada podrá ser sancionado, desde la pérdida del partido (0-3 o 3-0), hasta perder de tres a seis puntos (si lo hace fuera) e incluso una multa cuantiosa.

Si lo hace por segunda vez, descenso administrativo al canto, con multa y resta de los puntos correspondientes. Y si vuelve a hacerlo, se le puede, OJO QUE VIENEN CURVAS, IMPEDIR QUE ASCIENDA EN LA TEMPORADA O TEMPORADAS SIGUIENTES.

Si se pretende demostrar el estado de indefensión en el que está el Betis hay que calibrar muy bien lo que se hace. Y sobre todo, provocar que el partido se arruine pero por causas distintas a cada jornada. Una por falta de jugadores a causa de las expulsiones, otra por sentada colectiva, otra por pachanga con auto-goles, etc.

Hay que aplicar la máxima de, 'hecha la ley, hecha la trampa', no hay más.