Pues sí señores, ayer para el que no lo sepa, falleció D. Luis Olivencia Socio Director del despacho Cuatrecasas y miembro muy destacado de la Liga de Juristas Béticos.

Desde aquí muchas gracias por su labor profesional tanto en asuntos de gran calado para la ciudad, como para todos aquellos que lo hayais conocido como profesor de Derecho de la US y sobre todo gracias por ser uno de los participes de la imputación del señor del Fontanal.


La profesora explicaba que España lindaba al sur con el Estrecho de Gibraltar y entonces un alumno levantó la mano y dijo que no, que España lindaba al sur con Marruecos, por la frontera del Tarajal. Esos eran ya el sentido común y la serena naturalidad de Luis Olivencia Brugger antes de cumplir los diez años.
El Brugger le venía de Hersching Am Ammersee, un pueblo al sur de Múnich, de donde es su madre; el Olivencia, de Ceuta, de donde provenía su familia paterna. Él se consideraba ceutí o caballa -«los ceutíes nacemos donde queremos», escribió en una de sus columnas en este periódico- y era también, profundamente, alemán.
Estudió en el Colegio Alemán de Sevilla, «en el viejo chalé de la calle Montevideo», por usar sus propias palabras, y después hizo el instituto en el colegio Portaceli. En 1984 se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla y dos años más tarde ya trabajaba en el bufete Olivencia-Ballester, fundado por su padre, el catedrático Manuel Olivencia.
Experto en concursos y litigios de naturaleza mercantil, era diplomado en Derecho Comunitario por el Europa Institut Universität Des Saarlandes y había realizado el programa ejecutivo de Alta Dirección de Empresas Líderes del Instituto Internacional San Telmo.
Completó su formación en Estrasburgo, trabajando en la secretaría general del Parlamento Europeo, y en Viena, en la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral por sus siglas en inglés).
Heredó la vocación por el Derecho Mercantil de su padre, Manuel Olivencia, catedrático emérito de Derecho Mercantil de la Universidad de Sevilla y uno de los juristas españoles más prestigiosos en su ámbito.
Sus compañeros lo definen como «un hijo brillante de un padre brillante». Optó por forjarse una carrera profesional volcándose de tal forma en ella que renunció a cultivar más su proyección académica, aunque era profesor asociado de la Universidad de Sevilla. Consagró su trabajo a estar al frente del bufete -era socio director en Andalucía de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, donde en 2007 se integró Olivencia-Ballester- haciendo gala de una «agilidad mental fuera de lo común» y una gran capacidad de «empatizar con los clientes», según recuerdan compañeros de trabajo.
Sus amigos destacan de él que era un hombre «muy culto», con un gran sentido del humor y, sobre todo, absolutamente desprendido. «Hacía las cosas porque le salían del alma, nunca tuvo ningún tipo de ambición ni hizo nada buscando obtener recompensas o protagonismo», recuerdan. Era tan así que todos aseguran que a Olivencia no le gustaba el halago.
Viena era junto con Múnich una de las ciudades predilectas de este abogado con conciencia y compromiso cosmopolita.
Solía viajar con frecuencia a Baviera a buscar el contacto con sus viejas raíces, tanto en familia como con un compacto grupo de amigos de la infancia y los años de juventud que se autodenomina Oktoberfest Gruppe y algunos de cuyos miembros estaban ayer abatidos por la pérdida: «Luis era uno de esos amigos con los que merece la pena hacerse viejo».
Ahora recuerdan los veranos en la casa de su familia en Villanueva del Ariscal, en el Aljarafe sevillano, donde los amigos pasaron ratos que ahora se les hacen inolvidables y participaban en un campeonato de baloncesto con el equipo Villanueva All Star. Las puertas de su casa, ya fuera ésta o las de la hacienda familar en Ronda, estaban siempre abiertas para sus amigos.
Le gustaba el fútbol pero, más que el fútbol, el Betis. Era miembro destacado de la Liga de Juristas Béticos y también muy aficionado a los toros. Entre sus amigos estaban Curro Romero o Juan Luis El Sabio de Tarifa.
Hizo de Tarifa, la ciudad de Sofía, su mujer, uno de sus grandes pilares y su gran baluarte en estos tres últimos años, otra de sus pequeñas patrias, él que era un «patriota racional», como lo define uno de sus grandes amigos, y del que hacía gala con frecuencia en sus columnas en EL MUNDO de Andalucía, de cuyo consejo editorial formaba parte.
Seguía al día la actualidad política y económica internacionales, muy especialmente la de Alemania. En estos últimos años en los que la crisis económica ha causado estragos en España envidiaba el sentido de la patria que ha llevado ahora a la CDU de Merkel a alcanzar grandes acuerdos con el SPD al modo de 'gran coalición' entre el PP y el PSOE.
En sus artículos escribía la palabra Patria con mayúscula, como aquél en el que recordaba su servicio militar en la asesoría jurídica de la Comandancia General de Ceuta, y apostillaba: «Hoy, desde la distancia que proporciona el tiempo transcurrido, la mejor época de mi vida, gracias a los desvelos de mi abuela Carmen».
Hoy miércoles era el título de su artículo semanal en estas páginas. Ayer, en cambio, paradojas del azar o el destino, sólo se pudo decir aquí que «hoy miércoles» se ha muerto Luis Olivencia.
Luis Olivencia Brugger, socio director de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, Olivencia-Ballester y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO de Andalucía, nació el 11 de noviembre de 1961 en Sevilla, donde falleció el 9 de abril de 2014.



Luis Olivencia Brugger, un mercantilista de cuna | Andaluca | EL MUNDO
La Liga de Juristas, sola ante Lopera

Descanse en paz y muchas gracias.