Curiosa anécdota de nuestro entrador que yo, personalmente, desconocía y hoy publica un diario deportivo español en uno de sus blogs más interesantes:
les, 12 marzo 2014, 02:17 De todos es sabido que el hombre llamado a realizar el milagro de la permanencia del Betis en Primera Division, Gabriel Humberto Calderón, fue jugador verdiblanco durante cuatro temporadas en Primera División, de la 83-84 a la 86-87. Fue un medio ofensivo de calidad que gustaba mucho al Villamarín y que dejó exhibiciones para el recuerdo.
Más allá del objetivo prioritario de permanecer en la Liga BBVA, a Calderón se le presenta desde este jueves una eliminatoria que medirá su carisma como técnico entre el público verdiblanco. El eterno enemigo vecino, en la primera eliminatoria europea entre ambos. Un duelo histórico.
Aparte de lo que sembró en el césped, Gabriel Humberto vivió un episodio y realizó unas declaraciones en el invierno de 1987 que subieron su caché en el corazón de los béticos. Salió del club en verano de ese 1987 tras una agria polémica con la directiva de Gerardo Martínez Retamero basada en un habitual tira y afloja económico. Deseoso ya de cambiar de aires y dar un salto, Calderón se marchó al París Saint Germain (tuvo conversaciones la temporada anterior con el Atlético de Madrid, pero Luis Aragonés acabó por tirar abajo su fichaje).
Ese mismo verano, el Betis le ganó la pugna al Sevilla por el fichaje de Valentín, procedente del Córdoba, Luis Cuervas, presidente nervionense, planeó su venganza tocando en el corazón del beticismo.
En diciembre tocó el teléfono del club francés para preguntar por Gaby Calderón, casi un recién llegado a la capital francesa y aún por acoplar en el equipo. Era un intento maestro pero se topó, como puede pasar en estos casos, con el arraigo de un jugador a los colores y el no querer traicionar al equipo y a la afición que le sirvió de trampolín futbolístico.
Preguntado desde España por su posible vuelta a Sevilla, pero al equipo rival, Calderón se pegó para siempre a la piel de los béticos. "Estoy muy bien en París y sólo volvería a Sevilla para ver a los míos o para fichar por el Betis, siempre que no estuviera Retamero. Pero lo que es seguro es que no ficharía por el Sevilla por todo el oro del mundo". Asunto zanjado.
Cuervas desvió su tiro y acabó mirando a la cantera del Betis, como ya contamos en "El robo de Conte y Carvajal". Allí sí pescó.
Cuando Caldern se gan al beticismo
les, 12 marzo 2014, 02:17 De todos es sabido que el hombre llamado a realizar el milagro de la permanencia del Betis en Primera Division, Gabriel Humberto Calderón, fue jugador verdiblanco durante cuatro temporadas en Primera División, de la 83-84 a la 86-87. Fue un medio ofensivo de calidad que gustaba mucho al Villamarín y que dejó exhibiciones para el recuerdo.
Más allá del objetivo prioritario de permanecer en la Liga BBVA, a Calderón se le presenta desde este jueves una eliminatoria que medirá su carisma como técnico entre el público verdiblanco. El eterno enemigo vecino, en la primera eliminatoria europea entre ambos. Un duelo histórico.
Aparte de lo que sembró en el césped, Gabriel Humberto vivió un episodio y realizó unas declaraciones en el invierno de 1987 que subieron su caché en el corazón de los béticos. Salió del club en verano de ese 1987 tras una agria polémica con la directiva de Gerardo Martínez Retamero basada en un habitual tira y afloja económico. Deseoso ya de cambiar de aires y dar un salto, Calderón se marchó al París Saint Germain (tuvo conversaciones la temporada anterior con el Atlético de Madrid, pero Luis Aragonés acabó por tirar abajo su fichaje).
Ese mismo verano, el Betis le ganó la pugna al Sevilla por el fichaje de Valentín, procedente del Córdoba, Luis Cuervas, presidente nervionense, planeó su venganza tocando en el corazón del beticismo.
En diciembre tocó el teléfono del club francés para preguntar por Gaby Calderón, casi un recién llegado a la capital francesa y aún por acoplar en el equipo. Era un intento maestro pero se topó, como puede pasar en estos casos, con el arraigo de un jugador a los colores y el no querer traicionar al equipo y a la afición que le sirvió de trampolín futbolístico.
Preguntado desde España por su posible vuelta a Sevilla, pero al equipo rival, Calderón se pegó para siempre a la piel de los béticos. "Estoy muy bien en París y sólo volvería a Sevilla para ver a los míos o para fichar por el Betis, siempre que no estuviera Retamero. Pero lo que es seguro es que no ficharía por el Sevilla por todo el oro del mundo". Asunto zanjado.
Cuervas desvió su tiro y acabó mirando a la cantera del Betis, como ya contamos en "El robo de Conte y Carvajal". Allí sí pescó.
Cuando Caldern se gan al beticismo
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