[CENTER][/CENTER]iconoclasta.
(Del gr. εἰκονοκλάστης, rompedor de imágenes).
1. adj. Se dice del hereje del siglo VIII que negaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y perseguía a quienes las veneraban. U. t. c. s.
2. adj. Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos. U. t. c. s.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
idólatra.
(Del b. lat. idolătra, y este del gr. εἰδωλολάτρης).
1. adj. Que adora ídolos. U. t. c. s.
2. adj. Que ama excesivamente a alguien o algo. U. t. c. s.
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Analicen ambas definiciones, y elijan la que más se acomode a ustedes. Supongo que será la segunda: todos amamos excesivamente a alguien o algo y respetamos a alguna autoridad, norma o modelo.
Es natural, porque el hombre es un animal simbólico, y no podemos huir de modelos, símbolos o iconos
-en parte es porque el hombre, a diferencia de los animales, se proyecta en el pasado y en el futuro, de manera que cualquier cosa existente se relaciona con nosotros mismos y adquiere algo parecido a la eternidad
.
Desde que internet se popularizó, el fervor iconoclasta -que en el spoiler anterior califico como hipócrita- ha adquirido una nueva dimensión, de tal manera que tener o manifestar, o considerar que hay gente que merece cierto respeto es inmediatamente calificado como idolatría o manías de adorador de bustos.
¿Cómo explicar que encantado de serlo?
Ver que por ejemplo Gordillo es insultado y puesto al mismo nivel -o incluso por debajo- de Oliver me causa cierto asombro, sin duda porque me habré dado un golpe en la cabeza y veo ciertas diferencias entre Gordillo y, por ejemplo, Pepote, que no ha hecho nada en su vida por el Betis. Gordillo, con su maldad, sólo fue una máquina de hacer béticos.
El fervor iconoclasta, justificado por el discurso de la ambición y el afán de pureza, con el cual cualquier persona que asome la cabeza ha de ser tratado como un presunto ***********, sin embargo sólo se dirige contra lo que interesa: no quedaría bien decir que Benito Villamarín, por ejemplo, no subió al Betis en su primera temporada
, que Rogelio Sosa firmó precontratos con el Barça y el Sevilla -¡a la vez!- o que el blandengue Gordillo que en la manifestación contra Lopera no fue contundente, fue porque se lo pidieron y al contrario que otros habló, de lo que se infiere que es mucho mejor quedarse callado.
Menos mal que en tiempos de Benito Villamarín y Rogelio no había internet. Y no hablo de Cardeñosa o Esnaola, por ejemplo, que como entrenadores no triunfaron, precisamente: insúltenles, señores iconoclastas, como algunos de ustedes han hecho con Calderón nada más llegar.
Afortunadamente, Don Luis del Sol -le pongo el "don" porque soy un idólatra- y Don Rogelio Sosa son gente sabia de nacimiento: esa sabiduría popular que hace que en la mili, cuando te preguntaban si sabías hacer algo, hacía que te encogieras y pusieras cara de todo lo contrario
Y por suerte la mayoría de sus carreras profesionales fueron en tiempos pre-internet. Si no, habrían sido convenientemente tachados de peseteros y lamenosequécosas.
Y es que la iconoclastia mola: pronto le pondremos al escudo una boina en lugar de una corona, o pondremos las rayas horizontales. A fin de cuentas, si las personas no merecen ningún respeto o crédito, menos aún los objetos. Lástima que para mí el fútbol sea una cuestión sentimental y no puedo desligarlo de los exfutbolistas: creo que si el Betis fuera un club de petanca no sería bético. No estoy seguro, pero casi que no.
(Del gr. εἰκονοκλάστης, rompedor de imágenes).
1. adj. Se dice del hereje del siglo VIII que negaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y perseguía a quienes las veneraban. U. t. c. s.
2. adj. Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos. U. t. c. s.
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idólatra.
(Del b. lat. idolătra, y este del gr. εἰδωλολάτρης).
1. adj. Que adora ídolos. U. t. c. s.
2. adj. Que ama excesivamente a alguien o algo. U. t. c. s.
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Analicen ambas definiciones, y elijan la que más se acomode a ustedes. Supongo que será la segunda: todos amamos excesivamente a alguien o algo y respetamos a alguna autoridad, norma o modelo.
Es natural, porque el hombre es un animal simbólico, y no podemos huir de modelos, símbolos o iconos
-en parte es porque el hombre, a diferencia de los animales, se proyecta en el pasado y en el futuro, de manera que cualquier cosa existente se relaciona con nosotros mismos y adquiere algo parecido a la eternidad
Desde que internet se popularizó, el fervor iconoclasta -que en el spoiler anterior califico como hipócrita- ha adquirido una nueva dimensión, de tal manera que tener o manifestar, o considerar que hay gente que merece cierto respeto es inmediatamente calificado como idolatría o manías de adorador de bustos.
¿Cómo explicar que encantado de serlo?
Ver que por ejemplo Gordillo es insultado y puesto al mismo nivel -o incluso por debajo- de Oliver me causa cierto asombro, sin duda porque me habré dado un golpe en la cabeza y veo ciertas diferencias entre Gordillo y, por ejemplo, Pepote, que no ha hecho nada en su vida por el Betis. Gordillo, con su maldad, sólo fue una máquina de hacer béticos.
El fervor iconoclasta, justificado por el discurso de la ambición y el afán de pureza, con el cual cualquier persona que asome la cabeza ha de ser tratado como un presunto ***********, sin embargo sólo se dirige contra lo que interesa: no quedaría bien decir que Benito Villamarín, por ejemplo, no subió al Betis en su primera temporada
, que Rogelio Sosa firmó precontratos con el Barça y el Sevilla -¡a la vez!- o que el blandengue Gordillo que en la manifestación contra Lopera no fue contundente, fue porque se lo pidieron y al contrario que otros habló, de lo que se infiere que es mucho mejor quedarse callado.
Menos mal que en tiempos de Benito Villamarín y Rogelio no había internet. Y no hablo de Cardeñosa o Esnaola, por ejemplo, que como entrenadores no triunfaron, precisamente: insúltenles, señores iconoclastas, como algunos de ustedes han hecho con Calderón nada más llegar.
Afortunadamente, Don Luis del Sol -le pongo el "don" porque soy un idólatra- y Don Rogelio Sosa son gente sabia de nacimiento: esa sabiduría popular que hace que en la mili, cuando te preguntaban si sabías hacer algo, hacía que te encogieras y pusieras cara de todo lo contrario
Y por suerte la mayoría de sus carreras profesionales fueron en tiempos pre-internet. Si no, habrían sido convenientemente tachados de peseteros y lamenosequécosas.
Y es que la iconoclastia mola: pronto le pondremos al escudo una boina en lugar de una corona, o pondremos las rayas horizontales. A fin de cuentas, si las personas no merecen ningún respeto o crédito, menos aún los objetos. Lástima que para mí el fútbol sea una cuestión sentimental y no puedo desligarlo de los exfutbolistas: creo que si el Betis fuera un club de petanca no sería bético. No estoy seguro, pero casi que no.
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