La situación de Eder Vilarchao se ha ido torciendo durante la presente temporada hasta encontrarse en un callejón sin salida. El vasco, con un contrato hasta junio de 2016 firmado nada más lesionarse de gravedad a estas alturas del año pasado, se quedó sin ficha del primer equipo en verano ya que el club acumuló 25 futbolistas y debía esperar a enero a tener una oportunidad. Ésta no llegó por diferentes circunstancias y tampoco encontró una salida en Segunda, donde varios clubes se interesaron por él. Su difícil situación provocó que el jugador y su agente se plantearan denunciar su caso a la AFE, dado que el Betis no le hacía un hueco en el primer equipo, como estaba estipulado. Sin embargo, acabó el plazo y tampoco sucedió esto. Vilarchao estuvo varios días ausente hasta que su representante se reunió con el Betis para buscar una solución:ésta ha sido que se entrene con el filial, con el que tampoco puede jugar este año, que pasará totalmente en blanco a sus 24 años recién cumplidos.
La historia es rocambolesca por cuanto Vilarchao albergaba esperanzas de entrar en el primer equipo en enero y convertirse en uno de los «fichajes de invierno». Sin embargo, ni Garrido, Calderón ni la dirección deportiva buscaron hacerle hueco ante la dificultad de tener todas las fichas copadas. El enojo del jugador y su agente era grande y de ahí la posibilidad abierta de plantear el caso a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) para que resolviera ante la imposibilidad de ejercer su trabajo por parte del futbolista, que tiene contrato en vigor. Los movimientos del mercado le dejaron claro que no iba a tener sitio entre los futbolistas de la primera plantilla y buscó suerte con ofertas de equipos de Segunda como la Ponferradina o el Sabadell. Ninguna de las dos fructificó finalmente y el cierre de las transferencias de enero dejó a Vilarchao en el Betis sin poder jugar. De ahí la reunión surgida en Sevilla entre su agente y la dirección deportiva. Ahí se decidió que se ejercitara con el filial hasta el final de la temporada. Sin embargo, Vilarchao no está en las sesiones que se desarrollan en el césped artificial de la Universidad Pablo de Olavide, donde se ejercita en muchas ocasiones el segundo equipo verdiblanco. Y es que su lesión tobillo aún sigue dándole molestias.
La suerte no ha acompañado Vilarchao en su larguísimo ya proceso de recuperación. Después de quebrarse el tobillo en el Estadio de La Cartuja cuando había despuntado en el filial y disputado sólo dos partidos con el primer equipo y apalabrado un contrato para asegurar su presencia en Primera, su rehabilitación culminó en verano, cuando parecía dispuesto a hacer la pretemporada con Mel. Sin embargo, a las primeras de cambio la articulación respondió mal y tuvo que volver a ser intervenido. Los problemas de cartílago le frenaron y pusieron en duda su futuro en el Betis. Tuvo que dejar su ficha y cuando trabajaba para volver regresaron las molestias y se le descubrió una pieza metálica olvidada en el tobillo operado. El caso Vilarchao será complicado para el club, puesto que tiene contrato hasta 2016, lleva un año natural sin jugar y no podrá hacerlo hasta la siguiente campaña.
Vilarchao: sin ficha, apartado y entrenándose con el filial - Al Final de la Palmera
La historia es rocambolesca por cuanto Vilarchao albergaba esperanzas de entrar en el primer equipo en enero y convertirse en uno de los «fichajes de invierno». Sin embargo, ni Garrido, Calderón ni la dirección deportiva buscaron hacerle hueco ante la dificultad de tener todas las fichas copadas. El enojo del jugador y su agente era grande y de ahí la posibilidad abierta de plantear el caso a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) para que resolviera ante la imposibilidad de ejercer su trabajo por parte del futbolista, que tiene contrato en vigor. Los movimientos del mercado le dejaron claro que no iba a tener sitio entre los futbolistas de la primera plantilla y buscó suerte con ofertas de equipos de Segunda como la Ponferradina o el Sabadell. Ninguna de las dos fructificó finalmente y el cierre de las transferencias de enero dejó a Vilarchao en el Betis sin poder jugar. De ahí la reunión surgida en Sevilla entre su agente y la dirección deportiva. Ahí se decidió que se ejercitara con el filial hasta el final de la temporada. Sin embargo, Vilarchao no está en las sesiones que se desarrollan en el césped artificial de la Universidad Pablo de Olavide, donde se ejercita en muchas ocasiones el segundo equipo verdiblanco. Y es que su lesión tobillo aún sigue dándole molestias.
La suerte no ha acompañado Vilarchao en su larguísimo ya proceso de recuperación. Después de quebrarse el tobillo en el Estadio de La Cartuja cuando había despuntado en el filial y disputado sólo dos partidos con el primer equipo y apalabrado un contrato para asegurar su presencia en Primera, su rehabilitación culminó en verano, cuando parecía dispuesto a hacer la pretemporada con Mel. Sin embargo, a las primeras de cambio la articulación respondió mal y tuvo que volver a ser intervenido. Los problemas de cartílago le frenaron y pusieron en duda su futuro en el Betis. Tuvo que dejar su ficha y cuando trabajaba para volver regresaron las molestias y se le descubrió una pieza metálica olvidada en el tobillo operado. El caso Vilarchao será complicado para el club, puesto que tiene contrato hasta 2016, lleva un año natural sin jugar y no podrá hacerlo hasta la siguiente campaña.
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