Buen articulo que queria compartir con vosotros.
He leído en El Mundo un artículo interesante de Enric González sobre er Beti. Por su senda voy, consciente que me dará quebrantos, muchos más que si escribiera de la cuestión más polémica en política, pero que le voy a hacer, soy bético.
Desde siempre, iba con mi padre en el tranvía, me emociona verlo en fotos con la casaca de sus amores o al imaginar a mi madre embarazada en un autobús perdido siguiendo su viacrucis particular hasta volver a Primera, sumido en la oscuridad de la posguerra tras su gloria republicana. Er Beti es una emoción y una cierta actitud ante la vida. Es mucho más que un equipo pero muchísimo menos que un club. Mi equipo supera cualquier vulgar estructura, aunque se merezca una mejor, a su altura. No somos una opción más, una identidad compartida, somos der Beti y nada más. Con su filosofía, pero sin equívocos; su manque no es de resignación sino una parte inseparable de su identidad y de su filosofía, es la señal noble de aceptar las reglas de la vida, es la fortaleza, que no debilidad, de los que saben que su papel es el más difícil. El manque pierda no es una broma ni un tic fácil, es la expresión de una actitud indudablemente democrática. A los béticos no nos gusta perder ni en los entrenamientos, pero menos en un despacho, con trampas, penaltis injustos, en palcos por advenedizos, mangantes o el frufrú de las levitas de los poderosos. Perdemos jugando, lo aceptamos y seguimos siendo béticos. Toda una metáfora de la democracia. No se es demócrata sólo cuando se gana sino también, más, cuando se pierde, y no lo hay mayor que el que acepta la derrota y sigue siendo demócrata. Soy bético manque pierda al igual que demócrata. Lo importante es serlo, hacer el camino, sin que importe mucho a dónde ni durante cuánto tiempo pero por duro que lo sea es el ser lo que nos interesa y nos identifica. Y es difícil. Sólo ganamos una Liga, cuando Sánchez Mejías se atrevió a tutear a los poderosos, porque eso también somos, osadía y disidencia; así nacimos, disidentes, y así vamos a seguir. No nos seducen ni desaniman los triunfos de los demás, no perdemos nuestro carácter por no vencer. Ahora lo estamos pasando mal, nuestra identidad peligra. Como en la película de Hitchcock, una bandada de pájaros negros, no de inofensivas pájaras, se abate sobre nosotros desde hace décadas. Pero saldremos p’alante porque la verdadera institución, la que resiste, la depositaria de los valores que ahora se pretenden prostituir, no es el club, esta directiva o el directorio anterior, es la afición, es el pueblo que siempre fue su dueño
http://blogs.elcorreoweb.es/javierar...seFcQI.twitter
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He leído en El Mundo un artículo interesante de Enric González sobre er Beti. Por su senda voy, consciente que me dará quebrantos, muchos más que si escribiera de la cuestión más polémica en política, pero que le voy a hacer, soy bético.
Desde siempre, iba con mi padre en el tranvía, me emociona verlo en fotos con la casaca de sus amores o al imaginar a mi madre embarazada en un autobús perdido siguiendo su viacrucis particular hasta volver a Primera, sumido en la oscuridad de la posguerra tras su gloria republicana. Er Beti es una emoción y una cierta actitud ante la vida. Es mucho más que un equipo pero muchísimo menos que un club. Mi equipo supera cualquier vulgar estructura, aunque se merezca una mejor, a su altura. No somos una opción más, una identidad compartida, somos der Beti y nada más. Con su filosofía, pero sin equívocos; su manque no es de resignación sino una parte inseparable de su identidad y de su filosofía, es la señal noble de aceptar las reglas de la vida, es la fortaleza, que no debilidad, de los que saben que su papel es el más difícil. El manque pierda no es una broma ni un tic fácil, es la expresión de una actitud indudablemente democrática. A los béticos no nos gusta perder ni en los entrenamientos, pero menos en un despacho, con trampas, penaltis injustos, en palcos por advenedizos, mangantes o el frufrú de las levitas de los poderosos. Perdemos jugando, lo aceptamos y seguimos siendo béticos. Toda una metáfora de la democracia. No se es demócrata sólo cuando se gana sino también, más, cuando se pierde, y no lo hay mayor que el que acepta la derrota y sigue siendo demócrata. Soy bético manque pierda al igual que demócrata. Lo importante es serlo, hacer el camino, sin que importe mucho a dónde ni durante cuánto tiempo pero por duro que lo sea es el ser lo que nos interesa y nos identifica. Y es difícil. Sólo ganamos una Liga, cuando Sánchez Mejías se atrevió a tutear a los poderosos, porque eso también somos, osadía y disidencia; así nacimos, disidentes, y así vamos a seguir. No nos seducen ni desaniman los triunfos de los demás, no perdemos nuestro carácter por no vencer. Ahora lo estamos pasando mal, nuestra identidad peligra. Como en la película de Hitchcock, una bandada de pájaros negros, no de inofensivas pájaras, se abate sobre nosotros desde hace décadas. Pero saldremos p’alante porque la verdadera institución, la que resiste, la depositaria de los valores que ahora se pretenden prostituir, no es el club, esta directiva o el directorio anterior, es la afición, es el pueblo que siempre fue su dueño
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