"El beticismo se pregunta hacia dónde camina su equipo y el club. La afición dividida entre los que siguen sin entender la destitución de Mel y los que la aprueban, enfadada y desencantada con la labor de Vlada Stosic y la directiva, con el equipo, sin ilusión...
Los béticos se han dado cuenta de cómo, desde el propio club, no se ha parado de vender humo y más humo con el discurso de que "hay plantilla para tres competiciones", como ha dicho Miguel Guillén, públicamente, en más de una ocasión; o "hay equipo para quedar del quinto al noveno", como ya indicó Bosch, pero la realidad, a día de hoy, es bien distinta.
Mel también ha sido responsable de la actual situación, pero la mayor cuota de responsabilidad se la reparten el director deportivo y la persona encargada de controlar y vigilar lo que pasa en el club, José Antonio Bosch, el mismo que pidió ¿lealtad? en la última junta de accionistas. El bético está indignado con los 12 millones de euros de superávit viendo las carencias de un equipo colista que ha bajado varios escalones en cuanto a calidad se refiere.
Cierto es que Garrido apenas acaba de llegar, pero por sus ideas y lo que demuestra el equipo, la diferencia con el Betis de Mel no se aprecia. ¿Por qué? Porque el problema no era de entrenador, es que no hay gol. ¿Para qué se renueva tres años a Mel si no se confía en él? ¿Por qué no haber esperado a lo que queda de primera vuelta para darle mejores mimbres al ya extrenador? Ahora ya no está Mel, y el foco de la afición va hacia jugadores, director deportivo y directiva (Bosch), como se comprobó ante el Rijeka.
¿Dónde quedó el espíritu del 15-J? Ese espíritu del cambio tan deseado por el beticismo, que ha visto cómo, al igual que en la temporada 2005-06, el año que su equipo va a Europa vuelve a autodestruirse y caerse, en vez de crecer. ¿Qué más le pueden pedir el consejo y la plantilla a la afición? Y es que el poder de autodestrucción del Betis, como ha pasado en más de una ocasión a lo largo de su historia, vuelve a estar presente".
http://eldesmarque.com/
Los béticos se han dado cuenta de cómo, desde el propio club, no se ha parado de vender humo y más humo con el discurso de que "hay plantilla para tres competiciones", como ha dicho Miguel Guillén, públicamente, en más de una ocasión; o "hay equipo para quedar del quinto al noveno", como ya indicó Bosch, pero la realidad, a día de hoy, es bien distinta.
Mel también ha sido responsable de la actual situación, pero la mayor cuota de responsabilidad se la reparten el director deportivo y la persona encargada de controlar y vigilar lo que pasa en el club, José Antonio Bosch, el mismo que pidió ¿lealtad? en la última junta de accionistas. El bético está indignado con los 12 millones de euros de superávit viendo las carencias de un equipo colista que ha bajado varios escalones en cuanto a calidad se refiere.
Cierto es que Garrido apenas acaba de llegar, pero por sus ideas y lo que demuestra el equipo, la diferencia con el Betis de Mel no se aprecia. ¿Por qué? Porque el problema no era de entrenador, es que no hay gol. ¿Para qué se renueva tres años a Mel si no se confía en él? ¿Por qué no haber esperado a lo que queda de primera vuelta para darle mejores mimbres al ya extrenador? Ahora ya no está Mel, y el foco de la afición va hacia jugadores, director deportivo y directiva (Bosch), como se comprobó ante el Rijeka.
¿Dónde quedó el espíritu del 15-J? Ese espíritu del cambio tan deseado por el beticismo, que ha visto cómo, al igual que en la temporada 2005-06, el año que su equipo va a Europa vuelve a autodestruirse y caerse, en vez de crecer. ¿Qué más le pueden pedir el consejo y la plantilla a la afición? Y es que el poder de autodestrucción del Betis, como ha pasado en más de una ocasión a lo largo de su historia, vuelve a estar presente".
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