¿Qué era lo que nos diferenciaba del resto de los mortales?
El “Viva el Betis manque pierda”, grabado a fuego por generaciones de verdiblancos que comprendieron desde muy temprano que el equipo de su alma era un equipo muy diferente a los demás porque estaba forjado desde una idiosincrasia distinta, se ha perdido.
Señores, el Betis siempre, desde “chiquetito”, fue un carrusel de idas y venidas, de desastres y glorias, de desvaríos, espantadas y olés. Y su música, las palmas y los cánticos de los verdiblancos.
Hemos sido venerados por todos nuestros rivales por ser como somos. Por salir reforzados de nuestras desgracias. Por hacer un chiste de nuestro infierno.
Porque nosotros conocemos el infierno, lo hemos pisado muchas veces. Y en la mayoría de las ocasiones sin esperarlo. Como ahora.
Porque el Betis tiene esto. Cuando crees que bajas, subes. Cuando crees que subes ¡ay!, bajas. Es nuestro carrusel.
Aún así, alguna vez hemos llegado y tocado el cielo con las manos. Y eso ya no se puede aguantar.
Béticos del universo, hoy no somos diferentes. Hemos echado a un alma bética de nuestra casa porque la puñetera pelotita no entraba. Exactamente lo mismo que haría cualquier equipo del mundo mundial.
Y yo no quiero ser como ellos.
¿Dónde hemos llegado?¿No os da vergüenza? Pepe Mel no es Dios, es humano, un humano bético. Y es posible que se haya equivocado en muchas cosas, seguro. Pero el futbol ni son matemáticas ni es un juego individual.
¿Y qué hemos hecho?
Le hemos pegado la patada a un hombre de nuestra casa, uno de verdad, no un cantamañanas, y lo hemos dejado en la estacada, herido de muerte y denostado por sus propios hermanos. Nos ha faltado tiempo para buscarle recambio. El que ha venido, ni es bético ni siente estos colores, tampoco es culpa suya.
Todo por salir del pozo.
¿Nos sacará? Puede que sí, que ahora el equipo comience a ganar e incluso que terminemos la temporada arriba. Y ya si acabamos por delante de “los otros” apaga y vámonos. Borraremos a Pepe de nuestros pensamientos y de nuestros corazones, sacaremos pecho y pensaremos que ni el Bayern tiene mejor equipo que nosotros.
También así somos nosotros.
Ya sé, ya sé. Esto es futbol, no una ONG. Se necesitan resultados, aquí los sentimientos no valen.
Señores, me la repampinfla, un bético sin sentimientos ni es bético ni es ¡na. Nos han jodido bien.
Y yo, quiero irme al infierno, o quiero tocar el cielo, pero...con el señor Pepe Mel. Porque yo quiero ser distinto.
El “Viva el Betis manque pierda”, grabado a fuego por generaciones de verdiblancos que comprendieron desde muy temprano que el equipo de su alma era un equipo muy diferente a los demás porque estaba forjado desde una idiosincrasia distinta, se ha perdido.
Señores, el Betis siempre, desde “chiquetito”, fue un carrusel de idas y venidas, de desastres y glorias, de desvaríos, espantadas y olés. Y su música, las palmas y los cánticos de los verdiblancos.
Hemos sido venerados por todos nuestros rivales por ser como somos. Por salir reforzados de nuestras desgracias. Por hacer un chiste de nuestro infierno.
Porque nosotros conocemos el infierno, lo hemos pisado muchas veces. Y en la mayoría de las ocasiones sin esperarlo. Como ahora.
Porque el Betis tiene esto. Cuando crees que bajas, subes. Cuando crees que subes ¡ay!, bajas. Es nuestro carrusel.
Aún así, alguna vez hemos llegado y tocado el cielo con las manos. Y eso ya no se puede aguantar.
Béticos del universo, hoy no somos diferentes. Hemos echado a un alma bética de nuestra casa porque la puñetera pelotita no entraba. Exactamente lo mismo que haría cualquier equipo del mundo mundial.
Y yo no quiero ser como ellos.
¿Dónde hemos llegado?¿No os da vergüenza? Pepe Mel no es Dios, es humano, un humano bético. Y es posible que se haya equivocado en muchas cosas, seguro. Pero el futbol ni son matemáticas ni es un juego individual.
¿Y qué hemos hecho?
Le hemos pegado la patada a un hombre de nuestra casa, uno de verdad, no un cantamañanas, y lo hemos dejado en la estacada, herido de muerte y denostado por sus propios hermanos. Nos ha faltado tiempo para buscarle recambio. El que ha venido, ni es bético ni siente estos colores, tampoco es culpa suya.
Todo por salir del pozo.
¿Nos sacará? Puede que sí, que ahora el equipo comience a ganar e incluso que terminemos la temporada arriba. Y ya si acabamos por delante de “los otros” apaga y vámonos. Borraremos a Pepe de nuestros pensamientos y de nuestros corazones, sacaremos pecho y pensaremos que ni el Bayern tiene mejor equipo que nosotros.
También así somos nosotros.
Ya sé, ya sé. Esto es futbol, no una ONG. Se necesitan resultados, aquí los sentimientos no valen.
Señores, me la repampinfla, un bético sin sentimientos ni es bético ni es ¡na. Nos han jodido bien.
Y yo, quiero irme al infierno, o quiero tocar el cielo, pero...con el señor Pepe Mel. Porque yo quiero ser distinto.
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