Ando varios días paseando entre árboles sin hojas, tratando de abrigarme con una vieja manta, y alimentando mi estufa de carbón con los pocos muebles que me quedan. Profundamente melancólico y sensible. Tan sensible que el otro día encontré en el suelo una mosca muerta por el frío y lloré.
Así que para distraerme de tanta melancolía le he dado al tarro y he concluido que:
-Lamento la destitución de Mel, porque no deseo el mal a nadie que no sea un criminal y porque significa que el Betis no va bien. Lo digo dejando claro que tener que aclararlo me parece una vergüenza.
-A Mel no lo han echado porque le quisieran mover la silla, porque lo odien o porque escriba mal. Lo han echado porque el equipo iba último, en picado hacia abajo y sus actos, desde la rueda de prensa después del Atlético, eran de alguien que había perdido los papeles.
-Quien piense que un entrenador que en toda la temporada no ha ido a ver al filial, que le justifiquen algunos esto porque el filial es muy malo, para luego convocar a cuatro o cinco de categorías inferiores no es un tío que ha perdido el norte y la vergüenza, que venga Dios y lo vea.
-Queda claro que Mel era un ariete contra la intervención judicial del club. Con su anuencia y conocimiento. Quien lo haya defendido como entrenador ha hecho bien en defenderlo. Quienes lo hacen por otros motivos, vergüenza debería darles.
-Llega el momento de retratarse: ¿apoyarán al equipo y al nuevo entrenador, o convertirán esto en un infierno, aunque el equipo no vaya perdiendo?.
-Las piedras de los radicales se las puso en la mano la directiva. Ahora han aprendido lo que sintieron los pobres portugueses apedreados aquí, y los pobres béticos apalizados allí. Les dieron piedras y los otros han hecho lo único que saben hacer: tirarlas a la cabeza de alguien. Los vainas del consejo no sabían que la dirección se la señalan desde otros sitios.
-El lucimiento de los periodistas en general está siendo extraordinario. Ni siquiera contra Lopera se atrevían a decir ni la mitad. Ni cuando echaron a Juande Ramos ni cuando Serra se peleó con Lopera. Que desde parte de la afición se dé crédito siquiera a las palabras de Rincón, debería estar penalizado con cien azotes: Rincón no defendió a Mel, sino que atacó a todo lo demás poniendo a Mel como excusa. Lo mismo que Mérida y tantos otros. Desde la prensa de Madrid se defiende a Mel porque es madrileño y ex del Madrid. Los pobrecitos béticos somos unos desgraciados que no tenemos derecho a echar entrenadores que nos tienen últimos. Ellos sí pueden cambiar de entrenador porque son ambiciosos. Nosotros basurilla.
-Quien diga que Garrido no tiene un buen currículo, miente como un bellaco. Además ha sido un gran trabajador de cantera. Algo que el otro no ha sido en su vida.
Y hay mucho por decir pero lo están haciendo otros compañero más listos que yo.
Magdalenas proustianas para todos. Evoquemos tiempos perdidos tal vez mejores, o tal vez no.
Así que para distraerme de tanta melancolía le he dado al tarro y he concluido que:
-Lamento la destitución de Mel, porque no deseo el mal a nadie que no sea un criminal y porque significa que el Betis no va bien. Lo digo dejando claro que tener que aclararlo me parece una vergüenza.
-A Mel no lo han echado porque le quisieran mover la silla, porque lo odien o porque escriba mal. Lo han echado porque el equipo iba último, en picado hacia abajo y sus actos, desde la rueda de prensa después del Atlético, eran de alguien que había perdido los papeles.
-Quien piense que un entrenador que en toda la temporada no ha ido a ver al filial, que le justifiquen algunos esto porque el filial es muy malo, para luego convocar a cuatro o cinco de categorías inferiores no es un tío que ha perdido el norte y la vergüenza, que venga Dios y lo vea.
-Queda claro que Mel era un ariete contra la intervención judicial del club. Con su anuencia y conocimiento. Quien lo haya defendido como entrenador ha hecho bien en defenderlo. Quienes lo hacen por otros motivos, vergüenza debería darles.
-Llega el momento de retratarse: ¿apoyarán al equipo y al nuevo entrenador, o convertirán esto en un infierno, aunque el equipo no vaya perdiendo?.
-Las piedras de los radicales se las puso en la mano la directiva. Ahora han aprendido lo que sintieron los pobres portugueses apedreados aquí, y los pobres béticos apalizados allí. Les dieron piedras y los otros han hecho lo único que saben hacer: tirarlas a la cabeza de alguien. Los vainas del consejo no sabían que la dirección se la señalan desde otros sitios.
-El lucimiento de los periodistas en general está siendo extraordinario. Ni siquiera contra Lopera se atrevían a decir ni la mitad. Ni cuando echaron a Juande Ramos ni cuando Serra se peleó con Lopera. Que desde parte de la afición se dé crédito siquiera a las palabras de Rincón, debería estar penalizado con cien azotes: Rincón no defendió a Mel, sino que atacó a todo lo demás poniendo a Mel como excusa. Lo mismo que Mérida y tantos otros. Desde la prensa de Madrid se defiende a Mel porque es madrileño y ex del Madrid. Los pobrecitos béticos somos unos desgraciados que no tenemos derecho a echar entrenadores que nos tienen últimos. Ellos sí pueden cambiar de entrenador porque son ambiciosos. Nosotros basurilla.
-Quien diga que Garrido no tiene un buen currículo, miente como un bellaco. Además ha sido un gran trabajador de cantera. Algo que el otro no ha sido en su vida.
Y hay mucho por decir pero lo están haciendo otros compañero más listos que yo.
Magdalenas proustianas para todos. Evoquemos tiempos perdidos tal vez mejores, o tal vez no.
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