Varios días antes del derbi Pepe Mel ya barruntaba que se jugaba el puesto en los siete días que transcurren desde el pitido inicial del derbi hasta que el Rayo salga del Villamarín. Llegó a confesarlo, no era un secreto para él. Los entrenadores ven venir estas cosas. Desaparecen los apoyos y las buenas palabras. Ha sido una decadencia. La goleada en el derbi acelera toda la presión hacia el próximo domingo, porque el del jueves en Lyon no es tenido en cuenta. Sólo si hay otra debacle. Entonces consolidará la creencia emergente. Decidirá el día del Rayo. Último contra penúltimo a estas alturas. Y el consejo, provisional y novato en estas cuestiones puesto que se encontró a Mel en el cargo cuando arribó a Heliópolis, espera escuchar la opinión de la grada, ya sea a favor, como ha sido casi siempre, o en contra después de este uno de 21 que mantiene al equipo helipolitano colista en solitario y con la humillación extra de haber salido goleado del derbi. Si se destituye a Mel, el club tendría dos semanas antes del siguiente partido liguero, lo que le daría algo más de tiempo para pensar y elegir en condiciones.
En el club ya no son tan tajantes a la hora de afirmar, como en crisis anteriores con Mel (todos recuerdan en estos momentos el uno de 30 de la campaña 2011-12), que el técnico va finalizar la temporada. Más allá de ese detalle las fisuras se han ido agrandando en este tiempo, sobre todo después de sucesos tales como aquella rueda de prensa tras la severa derrota en el Calderón y la visita de los ultras a la ciudad deportiva. Aquello distanció aún más a Mel de los dirigentes, casi de manera definitiva. Ahora, el entrenador que tenía apoyos por doquier en la casa ha ido perdiéndolos y se queda solo ante el juicio de una afición que está cansada de una crisis tan prolongada en una campaña llamada a ser la de la ilusión.
Mel, de hecho, ha programado a puerta cerrada todos los entrenamientos de la semana. Lo hizo ayer en el estadio para encerrarse con sus jugadores y hoy será el mismo escenario. Mañana el equipo parte a Lyon y se prevé que continúe con esta táctica hasta el domingo frente al Rayo, su exequipo. Tras el derbi del 5-1 de la pasada campaña y el 5-0 en el Calderón defendió que los aficionados fueran a expresarse en el lugar de trabajo del equipo y fueron los futbolistas los castigados y señalados. Ahora puede ser él uno de los criticados. Ayer, de hecho, abandonó el coliseo bético en el asiento de copiloto del vehículo de Roberto Ríos, su segundo. Cabizbajo y sin querer siquiera mirar a nadie, Mel abandonaba el recinto. Se le nota en su ánimo que todo ha cambiado.
Ahora se la juega ante el Rayo. A la dirección deportiva han empezado a llegarle ofrecimientos de entrenadores de todo tipo. Vlada Stosic no las tiene todas consigo. No quiere polémicas estos días. La discreción será su aliado si se decanta por alguno de los candidatos. Con todos los ojos puestos en esta cuestión y la aún sólida posición entre diversos sectores del beticismo, el papel del serbio no es plato de buen gusto a pesar de que los datos objetivos puedan invitar a ello. Lo que parece descartado, según fuentes cercanas al técnico, es el escenario de la dimisión. Mientras, los béticos debaten y discuten sobre las soluciones, observando que en el mercado no hay muchos entrenadores atractivos entre los que elegir, aunque eso será trabajo de Stosic, si llega el caso. La esperanza verdiblanca está en que en este tipo de finales el equipo ha respondido en estos años, cuando Mel estuvo ya en la cuerda floja
Pepe Mel: La grada decide en el ultimátum
En el club ya no son tan tajantes a la hora de afirmar, como en crisis anteriores con Mel (todos recuerdan en estos momentos el uno de 30 de la campaña 2011-12), que el técnico va finalizar la temporada. Más allá de ese detalle las fisuras se han ido agrandando en este tiempo, sobre todo después de sucesos tales como aquella rueda de prensa tras la severa derrota en el Calderón y la visita de los ultras a la ciudad deportiva. Aquello distanció aún más a Mel de los dirigentes, casi de manera definitiva. Ahora, el entrenador que tenía apoyos por doquier en la casa ha ido perdiéndolos y se queda solo ante el juicio de una afición que está cansada de una crisis tan prolongada en una campaña llamada a ser la de la ilusión.
Mel, de hecho, ha programado a puerta cerrada todos los entrenamientos de la semana. Lo hizo ayer en el estadio para encerrarse con sus jugadores y hoy será el mismo escenario. Mañana el equipo parte a Lyon y se prevé que continúe con esta táctica hasta el domingo frente al Rayo, su exequipo. Tras el derbi del 5-1 de la pasada campaña y el 5-0 en el Calderón defendió que los aficionados fueran a expresarse en el lugar de trabajo del equipo y fueron los futbolistas los castigados y señalados. Ahora puede ser él uno de los criticados. Ayer, de hecho, abandonó el coliseo bético en el asiento de copiloto del vehículo de Roberto Ríos, su segundo. Cabizbajo y sin querer siquiera mirar a nadie, Mel abandonaba el recinto. Se le nota en su ánimo que todo ha cambiado.
Ahora se la juega ante el Rayo. A la dirección deportiva han empezado a llegarle ofrecimientos de entrenadores de todo tipo. Vlada Stosic no las tiene todas consigo. No quiere polémicas estos días. La discreción será su aliado si se decanta por alguno de los candidatos. Con todos los ojos puestos en esta cuestión y la aún sólida posición entre diversos sectores del beticismo, el papel del serbio no es plato de buen gusto a pesar de que los datos objetivos puedan invitar a ello. Lo que parece descartado, según fuentes cercanas al técnico, es el escenario de la dimisión. Mientras, los béticos debaten y discuten sobre las soluciones, observando que en el mercado no hay muchos entrenadores atractivos entre los que elegir, aunque eso será trabajo de Stosic, si llega el caso. La esperanza verdiblanca está en que en este tipo de finales el equipo ha respondido en estos años, cuando Mel estuvo ya en la cuerda floja
Pepe Mel: La grada decide en el ultimátum
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