El césped del Benito Villamarín ha ganado un protagonismo inesperado en los últimos tiempos. Su estado ha sido motivo de debate y análisis. Después de no estar en buenas condiciones en los últimos encuentros ligueros y en el europeo ante el Olympique, los técnicos encargados de la pradera verdiblanca ya pronosticaban que estará de «ocho sobre diez» para el próximo domingo ante el Elche, como ya anunciáramos en estas líneas. Esta paciencia para llevar a cabo la mejora prudente y no un cambio radical tiene un motivo claro y evidente. No es que el club haya querido ahorrarse dinero, sino que no ha querido malgastarlo. Porque se le está dando forma a un proyecto que verá la realidad en mayo y es que el terreno de juego del Villamarín baje su altura un metro y medio con el objetivo de ganar espacio para la publicidad televisiva, que los aficionados de las primeras filas del estadio ganen visibilidad y renovar el drenaje y la base de un campo que necesita una puesta al día. La citada obra, de una magnitud mayor y que no podía hacerse en estos parones ligueros, se proyecta para el término de la presente temporada y tendría un coste cercano al medio millón de euros. Las ventajas son muchas. El club tiene la intención de conseguir dos u televisivas. La u es el espacio publicitario que circunda el césped, las antiguas vallas publicitarias. Con ello se duplicaría la posibilidad de ingresos en este concepto al ganar la altura necesaria. Además, se le daría uso a las primeras filas de algunas de las gradas, que no tienen visibilidad suficiente y que apenas tienen demanda de abonos o entradas por ese motivo. Con ello tendrían el espacio necesario para seguir correctamente las evoluciones del encuentro. Estos son los dos motivos ajenos al propio césped, pero es que también saldría beneficiado el terreno de juego. Un problema de fondo Y es que el verde heliopolitano necesita una reforma. No sólo por lo ocurrido recientemente con la dichosa oruga que lo ha estropeado aunque ahora va camino de la mejoría definitiva, sino porque su drenaje sigue siendo defectuoso. En los últimos tiempos se ha comprobado que en una zona cercana a Gol Norte es ineficaz el sistema de evacuación de agua cuando cae sobre el césped y la obra completa necesita modificaciones en su base, así como impermeabilizarla para que no tenga alteraciones por elementos ajenos como la grava existente aún en un subsuelo que apenas se toca desde hace décadas. Por todo ello el club no ha tomado la determinación costosa de levantar ahora el césped y colocar nuevos tepes que podrían haber solucionado los problemas ya vividos con el terreno de juego en sólo diez días. La prudencia invitaba a plantearse la remodelación completa a final de la temporada, así como los consejos de los técnicos de mantenimiento, que insisten en que el día del Elche estará el campo notable y que posteriormente alcanzará una nota sobresaliente. No ha sido pues, un acto de racanería del consejo, sino una actuación que piensa en una inversión futura en la consolidación de la mejora del césped. En todo caso, el maltrecho campo no ha hecho más que ser testigo de buenas noticias verdiblancas en los últimos partidos, ya que sobre él logró las dos únicas victorias que adornan su caminar en este curso liguero: el 3-1 ante el Valencia y el 1-0 frente al Villarreal. Estas mejoras no serán las únicas, junto a las ya vividas en las entrañas del Villamarín por la zona de vestuarios y mixta para los medios de comunicación, ya que en unas semanas se prevé que se inicie la remodelación de las oficinas de la entidad, lo que supondrá un traslado de los empleados a otras zonas del estadio para seguir desempeñando su trabajo. El coste de la mejora no es muy alto y el club ganará en espacios diáfanos y modernidad en unas oficinas que sólo han tenido cambios puntuales en los últimos años, y algunos no muy acertados.
Fuente: Al final de la Palmera - Noticias del Betis
Fuente: Al final de la Palmera - Noticias del Betis
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