No sé si el post encaja mejor en otra parte del foro o si ya hay uno sobre el tema. Cambien o fusionen por favor si hace falta.
Esta mañana he leído esto y la verdad que siempre he tenido curiosidad por saber los entresijos de las rencillas de Míchel con Mel. Un poco de cotilleo mientras llega el mediocentro
El agua pasada no mueve molino y casi siempre, si es para mal, es mejor no remover el pasado. Pero hay personajes que llevan en su ADN el no olvidar y cada vez que se les presenta una ocasión, tiran del recuerdo para hacer daño al enemigo. Es el caso entre Michel y Pepe Mel, rivales la pasada temporada en los banquillos de los eternos rivales, y todo menos amigos desde hace casi tres décadas.
El penúltimo choque entre los dos madrileños fue con motivo del 5-1 de la pasada temporada, que a la postre supuso el resurgir verdiblanco y la tumba para el ex técnico sevillista. Su mofa a posteriori del encuentro tuvo su devolución con la célebre peineta de Pepe en el 3-3 del Villamarín y que entonces nadie quiso relacionar con el ya por entonces defenestrado González del Campo.
Las declaraciones de Michel a cerca de que no tenía ninguna sintonía con Mel y que públicamente no fueron entendidas por el verdiblanco la pasada campaña, posiblemente tuvieron relación con algún análisis técnico que el de la Palmera vertió en privado sobre el hijo del ahora centrocampista madridista, Adrián, que de alguna forma pudo influir en la contratación o no del vástago del «8» por un equipo español. Ahí sacó las uñas y la lengua a pasear el ex merengue y, prudentemente, Pepe se hizo el sueco.
Hace unos días Michel se ha vuelto a vengar deportivamente llevándose a su actual equipo, el Olimpiacos griego, a Joel Campbell, por quien el Betis trataba de hacer un esfuerzo económico por mantener en su plantilla un año más. Esa ha sido la última chinita entre los dos entrenadores madrileños. Pero, ¿cuál fue la primera?
Tenemos que remontarnos a la temporada 1986-87. Pepe era una de las figuras del Castilla mientras que Michel ejercía de líder en el Real Madrid y además gozaba de gran poder en el vestuario como estrella de la quinta del Buitre junto a Butragueño y Sanchis. Pepe era una figura emergente, un excelente delantero centro, y de forma habitual entrenaba con la primera plantilla blanca. En aquellos tiempos, tan diferentes a los de hoy, la relación entre futbolistas y prensa era muy abierta; no había obstáculos para hablar ni para presenciar los entrenamientos, de hecho, los periodistas pisaban el césped, se llevaban algunos que otros balonazos, se tomaban cañas al término de los entrenos y todo era fluido y fácil.
Como digo, Michel ejercía el poder en el vestuario blanco y también en los despachos del Bernabéu ante el presidente Ramón Mendoza, que idolatraba a la Quinta, y a los que hizo multimillonarios con sueldos por encima de los 100 millones de pesetas anuales, algo nunca visto en España. Michel, Sanchis y Butragueño eran conocidos en los medios con «las trillizas», por ejercer al unísono como los amos del calabozo merengue.
Ocurrió que aquel vestuario era fuente de continuas noticias y «las trillizas» solían no salir bien paradas de los comentarios en la Prensa. Para los que no tengan edad para conocer aquella época, es bueno que sepan que Butragueño daba nombre a la quinta, pero Sanchis era el cerebro gris y Michel el que daba la cara. Y los líderes se pusieron a la caza del «chivato» que contaba las intimidades a los periodistas. Ya por entonces, pese a su juventud, Pepe Mel era un hombre con muy buena prensa por su proximidad, verbo fácil y accesibilidad, y entre los capos aquello no sólo no gustaba sino que creyeron estar ante el soplón del vestuario.
Una de aquellas mañanas en la vieja Ciudad Deportiva del paseo de la Castellana, Pepe salió rápido del vestuario y, como casi siempre, algún periodista amigo se le acercó a charlar, pero Pepe, visiblemente nervioso, le pidió que no le hablara y que le llamase por teléfono a casa. Los móviles no existían en aquel entonces. El periodista llamó más tarde a Pepe a su casa y el bueno de Mel le contó que «las trillizas» le habían hecho un juicio sumarísimo ante todos los compañeros, culpándole de ser el chivato que informaba a la Prensa de las intimidades del vestuario. Le avergonzaron tanto que Pepe Mel acabó llorando de impotencia. Michel pronunció entonces su sentencia: “Tú te has cerrado la puerta de este vestuario y no te pondrás nunca la camiseta del Real Madrid”.
Y así fue, Pepe no llegó a debutar con el Madrid y al terminar la temporada fue traspasado al Osasuna, con quien debutó en Primera división. Años después recaló en el Betis, donde fue «pichichi» en Segunda y logró el ascenso a Primera. Ninguno de los dos ha olvidado aquella historia, pero el tiempo y el fútbol han puesto a cada uno en su sitio. Michel sigue «sonando» para ocupar un gran banquillo, mientras Mel escribe con renglones rectos y de oro una gran historia que está solo en su albur.
Por cierto, historia que podía haberse truncado hace unas semanas. Para muy bien de Pepe Mel y no tanto para el Glorioso. En unos días se lo contaré en Trece Barras.
De cómo Michel le juró odio eterno a Pepe Mel - FTBpro
Esta mañana he leído esto y la verdad que siempre he tenido curiosidad por saber los entresijos de las rencillas de Míchel con Mel. Un poco de cotilleo mientras llega el mediocentro
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El penúltimo choque entre los dos madrileños fue con motivo del 5-1 de la pasada temporada, que a la postre supuso el resurgir verdiblanco y la tumba para el ex técnico sevillista. Su mofa a posteriori del encuentro tuvo su devolución con la célebre peineta de Pepe en el 3-3 del Villamarín y que entonces nadie quiso relacionar con el ya por entonces defenestrado González del Campo.
Las declaraciones de Michel a cerca de que no tenía ninguna sintonía con Mel y que públicamente no fueron entendidas por el verdiblanco la pasada campaña, posiblemente tuvieron relación con algún análisis técnico que el de la Palmera vertió en privado sobre el hijo del ahora centrocampista madridista, Adrián, que de alguna forma pudo influir en la contratación o no del vástago del «8» por un equipo español. Ahí sacó las uñas y la lengua a pasear el ex merengue y, prudentemente, Pepe se hizo el sueco.
Hace unos días Michel se ha vuelto a vengar deportivamente llevándose a su actual equipo, el Olimpiacos griego, a Joel Campbell, por quien el Betis trataba de hacer un esfuerzo económico por mantener en su plantilla un año más. Esa ha sido la última chinita entre los dos entrenadores madrileños. Pero, ¿cuál fue la primera?
Tenemos que remontarnos a la temporada 1986-87. Pepe era una de las figuras del Castilla mientras que Michel ejercía de líder en el Real Madrid y además gozaba de gran poder en el vestuario como estrella de la quinta del Buitre junto a Butragueño y Sanchis. Pepe era una figura emergente, un excelente delantero centro, y de forma habitual entrenaba con la primera plantilla blanca. En aquellos tiempos, tan diferentes a los de hoy, la relación entre futbolistas y prensa era muy abierta; no había obstáculos para hablar ni para presenciar los entrenamientos, de hecho, los periodistas pisaban el césped, se llevaban algunos que otros balonazos, se tomaban cañas al término de los entrenos y todo era fluido y fácil.
Como digo, Michel ejercía el poder en el vestuario blanco y también en los despachos del Bernabéu ante el presidente Ramón Mendoza, que idolatraba a la Quinta, y a los que hizo multimillonarios con sueldos por encima de los 100 millones de pesetas anuales, algo nunca visto en España. Michel, Sanchis y Butragueño eran conocidos en los medios con «las trillizas», por ejercer al unísono como los amos del calabozo merengue.
Ocurrió que aquel vestuario era fuente de continuas noticias y «las trillizas» solían no salir bien paradas de los comentarios en la Prensa. Para los que no tengan edad para conocer aquella época, es bueno que sepan que Butragueño daba nombre a la quinta, pero Sanchis era el cerebro gris y Michel el que daba la cara. Y los líderes se pusieron a la caza del «chivato» que contaba las intimidades a los periodistas. Ya por entonces, pese a su juventud, Pepe Mel era un hombre con muy buena prensa por su proximidad, verbo fácil y accesibilidad, y entre los capos aquello no sólo no gustaba sino que creyeron estar ante el soplón del vestuario.
Una de aquellas mañanas en la vieja Ciudad Deportiva del paseo de la Castellana, Pepe salió rápido del vestuario y, como casi siempre, algún periodista amigo se le acercó a charlar, pero Pepe, visiblemente nervioso, le pidió que no le hablara y que le llamase por teléfono a casa. Los móviles no existían en aquel entonces. El periodista llamó más tarde a Pepe a su casa y el bueno de Mel le contó que «las trillizas» le habían hecho un juicio sumarísimo ante todos los compañeros, culpándole de ser el chivato que informaba a la Prensa de las intimidades del vestuario. Le avergonzaron tanto que Pepe Mel acabó llorando de impotencia. Michel pronunció entonces su sentencia: “Tú te has cerrado la puerta de este vestuario y no te pondrás nunca la camiseta del Real Madrid”.
Y así fue, Pepe no llegó a debutar con el Madrid y al terminar la temporada fue traspasado al Osasuna, con quien debutó en Primera división. Años después recaló en el Betis, donde fue «pichichi» en Segunda y logró el ascenso a Primera. Ninguno de los dos ha olvidado aquella historia, pero el tiempo y el fútbol han puesto a cada uno en su sitio. Michel sigue «sonando» para ocupar un gran banquillo, mientras Mel escribe con renglones rectos y de oro una gran historia que está solo en su albur.
Por cierto, historia que podía haberse truncado hace unas semanas. Para muy bien de Pepe Mel y no tanto para el Glorioso. En unos días se lo contaré en Trece Barras.
De cómo Michel le juró odio eterno a Pepe Mel - FTBpro
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