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La derrota en Mallorca ha dejado secuelas negativas en el fondo y en la forma. Por un lado, el Betis perdió la posibilidad de depender de sí mismo para alcanzar la sexta plaza, logrando la mejor clasificación de los últimos ocho años y evitando la disputa de una ronda preliminar que, en caso de acabar séptimo, sí está obligado a jugar. Además, el ridículo hecho ante el colista y equipo más goleado de la categoría dañó notablemente la imagen de jugadores y cuerpo técnico. La indignación de los aficionados se pudo comprobar especialmente a través de las redes sociales, desde los primeros minutos de partido, criticando el juego de los futbolistas y también el planteamiento y las decisiones del entrenador bético. Al acabar, Pepe Mel señaló directamente a los jugadores, que en público, reconocieron el mal papel realizado, especialmente en la primera mitad.
El martes por la tarde, en la vuelta al trabajo, después de un tenso viaje de regreso a Sevilla y con los ánimos menos encendidos merced al paso de las horas, entrenador y futbolistas se miraron a la cara por espacio de media hora para exponer sus ideas. Las decisiones del propio Mel, las relaciones con el club y el descenso en el rendimiento de varios jugadores importantes, fueron los temas analizados en una charla encaminada a reforzar el maltrecho espíritu del equipo después de la derrota.Como en todos los vestuarios del mundo, las decisiones de los jefes, en este caso los entrenadores, están expuestas a la crítica cuando los jugadores se sienten atacados. Sin embargo, los futbolistas son conscientes de la fuerza del mensaje del entrenador, máxime ahora que está en puertas de firmar su ampliación de contrato. Por eso, y a pesar de que muchos aficionados entienden, por ejemplo, que Mel pudo hacer mucho más en la preparación táctica y psicológica del partido de Mallorca, los jugadores han salido peor parados. El Betis vive una situación peculiar. Cuenta con muchos cedidos que, desde hace semanas, viven pendientes de su futuro más inmediato. El propio Mel se ha encargado de recordarlo. «La verdad es que hay mucha gente que no sabemos dónde vamos a estar el año que viene, pero todos nos merecemos estar en Europa. Todo lo que hay son cosas buenas por ganar. Tenemos que dar el cien por cien hasta el 30 de junio», dijo Mel antes del partido en Heliópolis contra el Celta (1-0). Todo ello sin olvidar a un importante grupo de futbolistas que, o acaban contrato y tienen cerrado un acuerdo con otros equipos, o viven colgados del teléfono para ver qué novedades les traslada el representante de turno. El lateral Chica, uno de los fijos al menos a día de hoy, para la temporada que viene asegura que «es evidente que cualquier jugador que tiene su futuro en el aire intente evitar lesiones o forzar demasiado, pero yo no tengo nada que achacarle a ningún compañero».
Soluciones para el futuro El caso es que el asunto preocupa, más por el futuro que por el presente. Se da casi por hecha la consecución del objetivo europeo, un éxito que relega a un segundo plano otras circunstancias, pero la amenaza sigue latente. No es descabellado pensar que la mitad de la plantilla del Betis actual puede que no siga la próxima temporada. Por la situación económica que atraviesa el club, de sobra conocida, el proyecto 13-14 se parecerá bastante al actual, es decir, fichajes a coste cero, fichas que no superan los 800.000 euros y un buen puñado de cedidos, unos con opción de compra y otros sin ella, en función de las negociaciones previas. Además, se podría registrar respecto a temporadas anteriores una novedad, todavía en estudio y destinada a evitar desidias inoportunas en el tramo final de la Liga. La misma pasa por hacer que los variables (número de partidos jugados o goles anotados, por ejemplo), tengan mucho mayor peso en los contratos que firma el Betis con sus jugadores. El objetivo, mantener hasta el 30 de junio de cada temporada la mayor competitividad posible entre los componentes de la plantilla para que todos rindan por igual. El asunto tendría, en caso de llevarse a cabo, muchas aristas por discutir, pero la intención es lograr que, jugadores con la mente «dispersa», generen resultados positivos hasta el último día y no se conviertan en un lastre para el resto del vestuario. La idea, incluso, es adaptar el formato a todas las parcelas del club, no sólo a los futbolístas.
La derrota en Mallorca ha dejado secuelas negativas en el fondo y en la forma. Por un lado, el Betis perdió la posibilidad de depender de sí mismo para alcanzar la sexta plaza, logrando la mejor clasificación de los últimos ocho años y evitando la disputa de una ronda preliminar que, en caso de acabar séptimo, sí está obligado a jugar. Además, el ridículo hecho ante el colista y equipo más goleado de la categoría dañó notablemente la imagen de jugadores y cuerpo técnico. La indignación de los aficionados se pudo comprobar especialmente a través de las redes sociales, desde los primeros minutos de partido, criticando el juego de los futbolistas y también el planteamiento y las decisiones del entrenador bético. Al acabar, Pepe Mel señaló directamente a los jugadores, que en público, reconocieron el mal papel realizado, especialmente en la primera mitad.
El martes por la tarde, en la vuelta al trabajo, después de un tenso viaje de regreso a Sevilla y con los ánimos menos encendidos merced al paso de las horas, entrenador y futbolistas se miraron a la cara por espacio de media hora para exponer sus ideas. Las decisiones del propio Mel, las relaciones con el club y el descenso en el rendimiento de varios jugadores importantes, fueron los temas analizados en una charla encaminada a reforzar el maltrecho espíritu del equipo después de la derrota.Como en todos los vestuarios del mundo, las decisiones de los jefes, en este caso los entrenadores, están expuestas a la crítica cuando los jugadores se sienten atacados. Sin embargo, los futbolistas son conscientes de la fuerza del mensaje del entrenador, máxime ahora que está en puertas de firmar su ampliación de contrato. Por eso, y a pesar de que muchos aficionados entienden, por ejemplo, que Mel pudo hacer mucho más en la preparación táctica y psicológica del partido de Mallorca, los jugadores han salido peor parados. El Betis vive una situación peculiar. Cuenta con muchos cedidos que, desde hace semanas, viven pendientes de su futuro más inmediato. El propio Mel se ha encargado de recordarlo. «La verdad es que hay mucha gente que no sabemos dónde vamos a estar el año que viene, pero todos nos merecemos estar en Europa. Todo lo que hay son cosas buenas por ganar. Tenemos que dar el cien por cien hasta el 30 de junio», dijo Mel antes del partido en Heliópolis contra el Celta (1-0). Todo ello sin olvidar a un importante grupo de futbolistas que, o acaban contrato y tienen cerrado un acuerdo con otros equipos, o viven colgados del teléfono para ver qué novedades les traslada el representante de turno. El lateral Chica, uno de los fijos al menos a día de hoy, para la temporada que viene asegura que «es evidente que cualquier jugador que tiene su futuro en el aire intente evitar lesiones o forzar demasiado, pero yo no tengo nada que achacarle a ningún compañero».
Soluciones para el futuro El caso es que el asunto preocupa, más por el futuro que por el presente. Se da casi por hecha la consecución del objetivo europeo, un éxito que relega a un segundo plano otras circunstancias, pero la amenaza sigue latente. No es descabellado pensar que la mitad de la plantilla del Betis actual puede que no siga la próxima temporada. Por la situación económica que atraviesa el club, de sobra conocida, el proyecto 13-14 se parecerá bastante al actual, es decir, fichajes a coste cero, fichas que no superan los 800.000 euros y un buen puñado de cedidos, unos con opción de compra y otros sin ella, en función de las negociaciones previas. Además, se podría registrar respecto a temporadas anteriores una novedad, todavía en estudio y destinada a evitar desidias inoportunas en el tramo final de la Liga. La misma pasa por hacer que los variables (número de partidos jugados o goles anotados, por ejemplo), tengan mucho mayor peso en los contratos que firma el Betis con sus jugadores. El objetivo, mantener hasta el 30 de junio de cada temporada la mayor competitividad posible entre los componentes de la plantilla para que todos rindan por igual. El asunto tendría, en caso de llevarse a cabo, muchas aristas por discutir, pero la intención es lograr que, jugadores con la mente «dispersa», generen resultados positivos hasta el último día y no se conviertan en un lastre para el resto del vestuario. La idea, incluso, es adaptar el formato a todas las parcelas del club, no sólo a los futbolístas.
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