Mire usté, yo era del Triana
Y es que yo era del Triana, del Balompié del artífice y maestro Tejera; el heredero del "Juventú" de Pepe Valera. El del Pequeño "Maracaná". El de Frasco, Quino, Demetrio, Carmet (el del brazo colgando aquel día en Barcelona), Antón ("pelín-cañón" pa las niñas ,"el mono" para muchos de nosotros) y el del Rogelio de su primera "tostá".
Y es que yo fui del Triana, el que iba a entrenar al "Claré", a los Salesianos trianero y al Guadaira. El de la Copa Primavera, el Torneo Torre del Oro y el Ciudad Jardín. Con aquellas camisetas de cordones en el cuello, aún de los cincuenta y un saco de balones de cremallera que llevaba un Enrique que evocaba al Aranda que sembró sus botas en el Patronato y los goles en el desparecido Frontón del otro Enrique, el Añino militar.
Siempre fui del Triana, mire usté. Porque contribuir al Trofeo Amberes o visitar el Madrid del desarrollismo no resultaron cualquier cosa.Y si no que se lo pregunten a Manolo Campos, que paró al "yé-yé plusultrero" lo indecible, por lo que según dijeron lo buscó Tito Barrios un dia desde los palquitos y fue a llamarlo Montiel con sus manitas de oro.
Siempre fui del Triana, verá usté, el Real Betis Deportivo, el del otro Balompié. El del Gordi; luego de Bravo, del "Letanías" y del "Domingo de Romo". Fui a Marqués del Contadero en asientos de piedra y a Villa Heliópolis; presencié el día de la Cultural (tragedia leonesa), el de la "manita" al Córdoba y el camino hacia Alcalá.
Y es que, escuche usté, yo fui del Triana, el ahora Real Betis al que le añaden la B: Berilo trecebarrado, cal de pureza; verde como nuestro Río, blanco como el Malecón del Muelle de la Sal. Orgullo, solera y mito. Brazo juvenil del viejo Betis sevillano, trianero, centenario y singular; un vivero de esmeraldas rayadas, con nácar y oro Real.
Un saludo para todos.
Y es que yo era del Triana, del Balompié del artífice y maestro Tejera; el heredero del "Juventú" de Pepe Valera. El del Pequeño "Maracaná". El de Frasco, Quino, Demetrio, Carmet (el del brazo colgando aquel día en Barcelona), Antón ("pelín-cañón" pa las niñas ,"el mono" para muchos de nosotros) y el del Rogelio de su primera "tostá".
Y es que yo fui del Triana, el que iba a entrenar al "Claré", a los Salesianos trianero y al Guadaira. El de la Copa Primavera, el Torneo Torre del Oro y el Ciudad Jardín. Con aquellas camisetas de cordones en el cuello, aún de los cincuenta y un saco de balones de cremallera que llevaba un Enrique que evocaba al Aranda que sembró sus botas en el Patronato y los goles en el desparecido Frontón del otro Enrique, el Añino militar.
Siempre fui del Triana, mire usté. Porque contribuir al Trofeo Amberes o visitar el Madrid del desarrollismo no resultaron cualquier cosa.Y si no que se lo pregunten a Manolo Campos, que paró al "yé-yé plusultrero" lo indecible, por lo que según dijeron lo buscó Tito Barrios un dia desde los palquitos y fue a llamarlo Montiel con sus manitas de oro.
Siempre fui del Triana, verá usté, el Real Betis Deportivo, el del otro Balompié. El del Gordi; luego de Bravo, del "Letanías" y del "Domingo de Romo". Fui a Marqués del Contadero en asientos de piedra y a Villa Heliópolis; presencié el día de la Cultural (tragedia leonesa), el de la "manita" al Córdoba y el camino hacia Alcalá.
Y es que, escuche usté, yo fui del Triana, el ahora Real Betis al que le añaden la B: Berilo trecebarrado, cal de pureza; verde como nuestro Río, blanco como el Malecón del Muelle de la Sal. Orgullo, solera y mito. Brazo juvenil del viejo Betis sevillano, trianero, centenario y singular; un vivero de esmeraldas rayadas, con nácar y oro Real.
Un saludo para todos.
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