La temporada ha acabado para Nosa Igiebor (Abuya, Nigeria, 9-11-1990). Su pubis ha dicho basta y el lunes pasará por el quirófano. El Betis echará de menos al que ha sido el mejor en los últimos encuentros. Ha sido un año de contrastes, de complicado arranque y dulce final. De aprendizaje, al fin y al cabo. Lo que le ha faltado es hacerse con el español. Apenas lo domina a pesar de los esfuerzos de sus profesores. Se compromete a mejorarlo en el verano. Tareas para las vacaciones. El diálogo, de hecho, se desarrolla en inglés. Perquis, Molins, Campbell, Juan Carlos y los preparadores físicos son sus puentes hacia el entendimiento con el resto del equipo. Feliz y orgulloso, el centrocampista bético ha tenido como bienvenida a la Liga una campaña revuelta pero con desenlace positivo. Ha cambiado la opinión de los béticos y eso se lo lleva como motor para su próximo año. Habla sin tapujos de que necesita libertad en el campo y del racismo que ha sufrido en el fútbol español.



—Cuando mejor fútbol estaba mostrando tiene que operarse, mala pata.
—Llega en el peor momento. Estoy feliz porque he podido mostrar mi fútbol y triste porque he de acabar ya la temporada pero no hay otro camino.

—Quizás lo mejor de su temporada es cómo acaba, ¿no?
—Yo no pienso en la gente, sino en mí. Si me preocupo más por lo que dicen los demás nunca podré estar satisfecho con mi rendimiento. Creo en mí más de lo que hace cualquiera. Sé cuáles son mis límites. He jugado cinco o diez minutos y la gente me ha juzgado. No me paro en eso. Sé que si tengo opciones y continuidad seré mejor y mejor. En Noruega e Israel jamás me sentaron en el banquillo. Estaba acostumbrado a jugar siempre y al venir a España tuve que esperar mi momento. Ahí cambia tu mundo y mentalmente te vienes abajo. Eso me afectó cuando llegué. Sin embargo, mis amigos y mi agente me ayudaron. Me pidieron que estuviera tranquilo, que mantuviera la calma, y me decían que cuando comenzara a entender el juego todo iba a salir bien. He tenido un tiempo de adaptación y no me he enfadado para nada. Siempre he estado dispuesto, feliz por jugar cada minuto y todo ha empezado a cambiar. Ése es mi secreto.

—¿Algo le ha herido en este tiempo?
—No sé español pero utilizo el traductor de Google y leo lo que dice la gente. Me decían:«Creo que no eres bueno», «ojalá no estuvieras en el Betis»… No eran muchos, pero llegaba. Lo veía por Twitter y me reía aunque estaba solo en mi casa. Lo único que me decía a mí mismo es que iba a cambiarle la opinión a esta gente. Todo eso me dio mucha fuerza. Si eres jugador y no tienes fuerza mental te vienes abajo.

—¿Esperaba esta presión antes de llegar a una liga como la española?
—No le negaré que sí lo esperaba. Pero me ha sorprendido que el juicio fuera tan rápido. Sabía que debía tener calma, asumir el cambio y provocar que la opinión fuera diferente, pero no esperaba que se hablara tan rápidamente de mí en esos términos. Ni siquiera había jugado un partido completo, sólo diez minutos, y ya había gente que me había juzgado. Eso es estúpido.

—¿Considera que hay racismo en el fútbol español?
—Estoy seguro. No sólo me ha pasado en el partido contra el Sevilla, sino que en dos partidos que hemos jugado fuera, pero no recuerdo dónde, mientras estaba calentando en la banda y los aficionados me decían, me gritaban «black, negro, black». Ya sabe. Mantuve la calma, sonreí y seguí haciendo lo mismo. Y todos saben lo que pasó en el partido contra el Sevilla.

—¿Le ha pasado en otras ligas?
—Ni en Noruega ni en Israel. Sólo en España.

—¿En la calle también?
—No, no. Por Sevilla todo es muy diferente.

—¿Qué piensa ese comportamiento?
—Mire, ayer estaba viendo la CNN y Pedro Pinto estaba entrevistando a Balotelli, que hablaba del racismo, de cómo le habían gritado en el último partido. En el fútbol no queremos estas cosas. Si eres blanco o negro no importa, somos iguales. Amamos este deporte y no queremos ir a ningún lugar en el que a uno le llamen mono o negro. Somos iguales. Para mí, la gente que hace esas cosas es estúpida, es difícil entenderlo. Si quieren gritar, que lo hagan pero que no llamen a nadie negro o mono. Eso es de locos.

—¿Cómo podemos cambiar eso?
—Con educación. Si estuvieran bien educados no les importaría si eres blanco o negro. La gente que hace esas cosas no está bien preparada. No todos los blancos lo hacen por lo que la diferencia es la educación.

—Y luego son personas que celebran un gol suyo...
—El chico al que me dirigí tras marcar ante el Sevilla estaba contento por mi gol y antes me gritaba «negro» y «mono». No sé qué se le puede decir a esta gente porque la educación que recibieron no ha tenido éxito. Necesitan ayuda.

—Haciendo balance, su experiencia en el Betis ha estado trufada de momentos poco afortunados...
—Estas cosas pasan en tu carrera. Hay errores pero debes mirar adelante. Yo pienso al 98 por ciento en el fútbol. No me voy a parar por lo que digan de mí.

—¿Se siente preparado para ser un jugador importante en el Betis?
—Lo estoy porque en todos los equipos en los que milité lo fui. Quiero empezar con fuerza la próxima temporada.

—Si se va Beñat quizás tenga que asumir su papel...
—Lo haré lo mejor posible, pero no para sustituir a nadie sino para darlo todo. Mi objetivo no es jugar en el lugar de otro, sino ser yo mismo y triunfar en el Betis para ayudar al Betis.

—Y eso que a punto estuvo de ser jugador de baloncesto...
—Me encanta ese deporte. Me gustaría encontrar gente para jugar aquí. Si me ve jugar verá que soy bueno. Soy muy de los Lakers y mi ídolo es Kobe Bryant. Cuando era más pequeño tuve que decidir entre el baloncesto y el fútbol pero lo tuve claro cuando vi que había gente mucho más alta que yo.

—¿Qué ha cambiado para que sea el mejor en los últimos partidos?
—Le diré la verdad: la gran diferencia ha sido que he jugado mi fútbol. No al estilo que quizás querían que lo hiciera, sino con libertad. Si me dejas jugar con libertad, me verás arriba. Si empiezas a decirme no hagas esto o haz lo otro, no llegaré. Soy un jugador de área a área, como hice contra el Barcelona. Si me dicen que tengo que hacer una cosa u otra, me matan. Yo quiero tener la pelota, moverme, pasar, equivocarme... Es mi estilo. La gran diferencia entre el inicio de la temporada y estos partidos es que el entrenador ahora me dice:«Sal a jugar y sé libre». Él me entiende y se ve el resultado. En Madrid no fue bien porque tenía que perseguir a Modric. No estoy acostumbrado a eso. En mi carrera siempre me habían seguido a mí. Cuando hacía eso pensaba: «¿Qué fútbol es ese? No soy yo».

—Si sigue disfrutando de esa libertad, ¿dónde está el techo de Nosa?
—No se preocupe, lo veremos la próxima temporada.

http://www.alfinaldelapalmera.com/no...-estupido.html