“Más le vale colaborar de una puñetera vez, yo se lo recomiendo”. Mercedes Alaya estalló ante Francisco Javier Guerrero. La Dama de Hierro demostró en unos segundos la pasta de la que está hecha. Rigurosa, cortante, con un carácter de armas tomar. En Sevilla, la conocen y muchos la temen. Es discreta y tiene motivos para serlo. Cuando investigó las cuentas del Betis vio cómo sufría una inspección del poder judicial. En los ERE la intentaron recusar porque su marido, Jorge Castro, había auditado Mercasevilla. En los dos casos ganó la jueza.
Alaya sale poco a la calle, tiene 4 hijos, no aparenta sus 49 años y luce unos modelos que provocan los comentarios de todos cuando sale por la calle con su bolso inseparable en la mano. Tiene un club de fans de casi 6.000 miembros. Todos ellos saben que Alaya es la menor de tres hermanos de una familia de écija nacida el 20 de junio de 1963.
Sabe que su físico llama la atención: “Ella se pone en plan jueza porque si no los abogados piensan que se la pueden comer. Es cierto que tiene un punto de diva, pero no excesivo”, dicen los que la conocen. Alaya no se amedranta. ¿Cómo lo iba a hacer una mujer que se había quedado embarazada con 20 años y había sido capaz de sacar las oposiciones a juez a la primera? ¿Cómo lo iba a hacer la chica considerada la más guapa de su promoción que casi no se maquilla para llamar menos la atención? “Siempre fue un cerebrito”, dice uno de sus compañeros de profesión.
A los 25 años, con sus oposiciones aprobadas, demostró en Carmona (Sevilla) que era mucho más que una chica guapa. En 1990 llegó su bautismo con la prensa. Destinada en Fuengirola procesaba al alcalde. 4 años después fue condenado. Desde entonces cuida su intimidad: “Con mi marido no hablo de temas jurídicos, bastante tenemos con nuestras jornadas de trabajo”. En cuanto puede, aleja a la prensa de su entorno, pero ahora se ha convertido en algo que no le hace la menor gracia, una juez estrella con sus peculiaridades.
La dama de Hierro no es madrugadora y los imputados que entran en su juzgado lo saben. Las madrugadas de Mercedes Alaya le quitan el sueño a ella… pero más a los interrogados en su juzgado. A la Dama de Hierro de la justicia española le gusta más la noche que el día… para trabajar. No suele comer mucho en pleno trabajo, no le gusta delegar y prefiere entrar en los juzgados a las diez de la noche y salir de madrugada que hacer lo contrario. Es capaz de pillar a Guerrero, uno de los implicados en los ERE en pijama para tenerle en el juzgado esperando horas. Juega con los nervios de los acusados aunque tiene fama, por otro lado, de tratarles extremadamente bien en el cara a cara, Cuestión de nervios.
Casi los pierde cuando fue recusada. Estuvo seis meses de baja. Ahora ha vuelto y muchos critican que se beneficie del trabajo de Ana Rosa Curra, su sustituta, que ha instruido parte del caso de los ERE y el juez de refuerzo Rogelio Reyes, que lleva el caso por la anterior gestión del Betis. También la acusan de ser la jueza de la derecha. Es lo que tiene la fama.
Lo que sí parece claro es que los autos de prisión de Alaya se dictan de noche, de madrugada o incluso, rozando el alba. En año pasado en plena Feria de Sevilla metió en prisión al exconsejero de Empleo, Antonio Fernández. A las siete de la mañana dictó su auto de prisión. Ahora lo ha vuelto a hacer, pero en Semana Santa. Y las madrugadas de Alaya asustan a más de uno. La menor de tres hermanos es la Dama de Hierro. Guapa,sí, seria, sí, pero implacable. Muy a su pesar ya es una juez estrella.
Leer más: Mercedes Alaya la juez con club de fans cuyas madrugadas todos temen Mercedes Alaya la juez con club de fans cuyas madrugadas todos temen
Alaya sale poco a la calle, tiene 4 hijos, no aparenta sus 49 años y luce unos modelos que provocan los comentarios de todos cuando sale por la calle con su bolso inseparable en la mano. Tiene un club de fans de casi 6.000 miembros. Todos ellos saben que Alaya es la menor de tres hermanos de una familia de écija nacida el 20 de junio de 1963.
Sabe que su físico llama la atención: “Ella se pone en plan jueza porque si no los abogados piensan que se la pueden comer. Es cierto que tiene un punto de diva, pero no excesivo”, dicen los que la conocen. Alaya no se amedranta. ¿Cómo lo iba a hacer una mujer que se había quedado embarazada con 20 años y había sido capaz de sacar las oposiciones a juez a la primera? ¿Cómo lo iba a hacer la chica considerada la más guapa de su promoción que casi no se maquilla para llamar menos la atención? “Siempre fue un cerebrito”, dice uno de sus compañeros de profesión.
A los 25 años, con sus oposiciones aprobadas, demostró en Carmona (Sevilla) que era mucho más que una chica guapa. En 1990 llegó su bautismo con la prensa. Destinada en Fuengirola procesaba al alcalde. 4 años después fue condenado. Desde entonces cuida su intimidad: “Con mi marido no hablo de temas jurídicos, bastante tenemos con nuestras jornadas de trabajo”. En cuanto puede, aleja a la prensa de su entorno, pero ahora se ha convertido en algo que no le hace la menor gracia, una juez estrella con sus peculiaridades.
La dama de Hierro no es madrugadora y los imputados que entran en su juzgado lo saben. Las madrugadas de Mercedes Alaya le quitan el sueño a ella… pero más a los interrogados en su juzgado. A la Dama de Hierro de la justicia española le gusta más la noche que el día… para trabajar. No suele comer mucho en pleno trabajo, no le gusta delegar y prefiere entrar en los juzgados a las diez de la noche y salir de madrugada que hacer lo contrario. Es capaz de pillar a Guerrero, uno de los implicados en los ERE en pijama para tenerle en el juzgado esperando horas. Juega con los nervios de los acusados aunque tiene fama, por otro lado, de tratarles extremadamente bien en el cara a cara, Cuestión de nervios.
Casi los pierde cuando fue recusada. Estuvo seis meses de baja. Ahora ha vuelto y muchos critican que se beneficie del trabajo de Ana Rosa Curra, su sustituta, que ha instruido parte del caso de los ERE y el juez de refuerzo Rogelio Reyes, que lleva el caso por la anterior gestión del Betis. También la acusan de ser la jueza de la derecha. Es lo que tiene la fama.
Lo que sí parece claro es que los autos de prisión de Alaya se dictan de noche, de madrugada o incluso, rozando el alba. En año pasado en plena Feria de Sevilla metió en prisión al exconsejero de Empleo, Antonio Fernández. A las siete de la mañana dictó su auto de prisión. Ahora lo ha vuelto a hacer, pero en Semana Santa. Y las madrugadas de Alaya asustan a más de uno. La menor de tres hermanos es la Dama de Hierro. Guapa,sí, seria, sí, pero implacable. Muy a su pesar ya es una juez estrella.
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