Dos años de malas pasadas aliñados con los anteriores en los que rozamos la gloria con un equipo dirigido por un tal Serra, técnico que avisó lo que sería el Betis si Don Manuel quería...
Dos añso de malas pasadas aliñados de sinsabores mayores incluso que los reveses deportivos. Donde quien dirige dice que no dirige y lo manda todo, a veces a hacer puñetas. Donde las cabezas visibles provocan muchas veces el sonrojo cuando no la vergüenza.
En estos dos años que no son un paréntesis en la gestión, sino la punta del iceberg de muchos más, hemos llegado a paladear la segunda división con el sabor amargo durante 10 minutos cuando diez partidos antes podíamos haber evitado esa hiel.
El problema?? Jugadores poco implicados, técnicos delirantes y depresivos, dirigentes que se contradicen al catalogar a sus propios técnicos de héroes y villanos. De medallitas incandescentes, de salvapatrias que un día vieron a Ayala y parecían haber encontrado El Dorado.
Son muchos los problemas, muchísimos, que hemos tenido, la afición incluso ha llegado al hastío, a la rabia, a la movilización, a la organización para, cuando menos, no ser cómplices del otro año igual que se nos avecina.
Y en éstas, el denostado, antibético, diablo con chandal llamado Marcelino, vino a darnos un tironcito de orejas diciendo que aquí había que modificar muchas cosas. Y con la vitola de gran entrenador que nosotros mismos le pusimos (ahora habrá muchos que nunca dijeron eso) Marcelino se sentó a negociar, y las negociaciones, aunque la historia la escriban desde arriba y el elegido era otro, estaban a punto de cerrarse cuando se quiso imponer esa cláusula que es la que duele, la que marca un antes y un después: el dinero.
Cláusula que decía que si no se cumplían los mínimos exigidos para sacar adelante a este Betis, el entrenador se iba con la conciencia tranquila y el bolsillo lleno. Y el dinero es lo que ahora marca a fuego a Marcelino. Quiso robar al Betis?, quiso cambiar hasta los palos de los corners, quiso hacer otro Betis...
Y no es lo que necesitamos?? No necesitamos cambios tan profundos?? No necesitamos que desde arriba mismo hasta los tepes recien cambiados (gracias a Dios) sufran un verdadero terremoto??
Pero no se aprecia más que lo que hay, y con respecto a Cúper decir que tiene mi confianza no mermada por un triste 4-2 con el Ceuta. Tiene la confianza de querer que encuentre la tecla a una plantilla descompensada y que transmite poca ilusión. Tiene la confianza de querer por todos los medios que este Betis que no se ha construido desde la lógica sea sacado adelante por su talento como entrenador. Ojalá.
Y eso tras casi tener un entrenador que sin haber demostrado nada metió la ilusión a muchísimos béticos que deseaban ver un cambio. Muchos béticos que ahora creen que exageró, que vino a llevarse el dinero con la dichosa cláusula... Acaso entonces Marcelino no era el único que no confiaba en que esos cambios que pidió pudiesen llevarse a efecto??? Seguramente ya llevamos marcado en nuestra piel bética que las palabras se las lleva el viento, y son tantas palabras dadas e incumplidas, olvidades, manoseadas y vueltas contra el propio beticismo que las lleva como estigma que una cláusula nos ha revuelto las tripas. Y es que penar con dinero la palabra incumplida no debería cegarnos, más bien al contrario.
Desgraciadamente, nuestro Betis no transmite ilusión porque ese bote se ha agotado y no se ha rellenado hace mucho tiempo. Los críticos no la encuentran porque ven nubarrones contínuos, y los que no son tan críticos o todo lo contrario buscan en la suerte ese cambio de rumbo, lo malo es que las papeletas para ganarnos esa suerte hay que comprarlas, y aunque con una sola nos toque el gordo, algunos llevan compradas miles. Ojalá esa lotería del fútbol nos devuelva el gordo del 2005, pero es difícil que la suerte rebote dos veces en el mismo sitio, sobre todo cuando ni siquiera compramos más de una o dos participaciones.
Por tanto, Marcelino nos trajo un puñado de ilusión con formas de trabajo, de organización, de métodos que demandábamos, ahora es un defenestrado tirado allá en Santander. Ojalá no nos tengamos que jugar la vida de nuevo allí. Señor Cúper, que su chistera sin usar hace mucho tenga flamantes los trucos que nos hacen falta.
Dos añso de malas pasadas aliñados de sinsabores mayores incluso que los reveses deportivos. Donde quien dirige dice que no dirige y lo manda todo, a veces a hacer puñetas. Donde las cabezas visibles provocan muchas veces el sonrojo cuando no la vergüenza.
En estos dos años que no son un paréntesis en la gestión, sino la punta del iceberg de muchos más, hemos llegado a paladear la segunda división con el sabor amargo durante 10 minutos cuando diez partidos antes podíamos haber evitado esa hiel.
El problema?? Jugadores poco implicados, técnicos delirantes y depresivos, dirigentes que se contradicen al catalogar a sus propios técnicos de héroes y villanos. De medallitas incandescentes, de salvapatrias que un día vieron a Ayala y parecían haber encontrado El Dorado.
Son muchos los problemas, muchísimos, que hemos tenido, la afición incluso ha llegado al hastío, a la rabia, a la movilización, a la organización para, cuando menos, no ser cómplices del otro año igual que se nos avecina.
Y en éstas, el denostado, antibético, diablo con chandal llamado Marcelino, vino a darnos un tironcito de orejas diciendo que aquí había que modificar muchas cosas. Y con la vitola de gran entrenador que nosotros mismos le pusimos (ahora habrá muchos que nunca dijeron eso) Marcelino se sentó a negociar, y las negociaciones, aunque la historia la escriban desde arriba y el elegido era otro, estaban a punto de cerrarse cuando se quiso imponer esa cláusula que es la que duele, la que marca un antes y un después: el dinero.
Cláusula que decía que si no se cumplían los mínimos exigidos para sacar adelante a este Betis, el entrenador se iba con la conciencia tranquila y el bolsillo lleno. Y el dinero es lo que ahora marca a fuego a Marcelino. Quiso robar al Betis?, quiso cambiar hasta los palos de los corners, quiso hacer otro Betis...
Y no es lo que necesitamos?? No necesitamos cambios tan profundos?? No necesitamos que desde arriba mismo hasta los tepes recien cambiados (gracias a Dios) sufran un verdadero terremoto??
Pero no se aprecia más que lo que hay, y con respecto a Cúper decir que tiene mi confianza no mermada por un triste 4-2 con el Ceuta. Tiene la confianza de querer que encuentre la tecla a una plantilla descompensada y que transmite poca ilusión. Tiene la confianza de querer por todos los medios que este Betis que no se ha construido desde la lógica sea sacado adelante por su talento como entrenador. Ojalá.
Y eso tras casi tener un entrenador que sin haber demostrado nada metió la ilusión a muchísimos béticos que deseaban ver un cambio. Muchos béticos que ahora creen que exageró, que vino a llevarse el dinero con la dichosa cláusula... Acaso entonces Marcelino no era el único que no confiaba en que esos cambios que pidió pudiesen llevarse a efecto??? Seguramente ya llevamos marcado en nuestra piel bética que las palabras se las lleva el viento, y son tantas palabras dadas e incumplidas, olvidades, manoseadas y vueltas contra el propio beticismo que las lleva como estigma que una cláusula nos ha revuelto las tripas. Y es que penar con dinero la palabra incumplida no debería cegarnos, más bien al contrario.
Desgraciadamente, nuestro Betis no transmite ilusión porque ese bote se ha agotado y no se ha rellenado hace mucho tiempo. Los críticos no la encuentran porque ven nubarrones contínuos, y los que no son tan críticos o todo lo contrario buscan en la suerte ese cambio de rumbo, lo malo es que las papeletas para ganarnos esa suerte hay que comprarlas, y aunque con una sola nos toque el gordo, algunos llevan compradas miles. Ojalá esa lotería del fútbol nos devuelva el gordo del 2005, pero es difícil que la suerte rebote dos veces en el mismo sitio, sobre todo cuando ni siquiera compramos más de una o dos participaciones.
Por tanto, Marcelino nos trajo un puñado de ilusión con formas de trabajo, de organización, de métodos que demandábamos, ahora es un defenestrado tirado allá en Santander. Ojalá no nos tengamos que jugar la vida de nuevo allí. Señor Cúper, que su chistera sin usar hace mucho tenga flamantes los trucos que nos hacen falta.
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