Pues eso, leerlo merece la pena, aunque sea mas de lo mismo, pero el tio se lo ha currao...
¿EL NUEVO BETIS? Martes, 17 de Julio de 2007.
Más de lo mismo. Se levanta oficiosamente el telón del nuevo Betis, del centenario Betis y si alguien soñaba con algún atisbo de cambio, de recuperación de valores perdidos, de giro hacia el futuro, se ha topado con la más cruda realidad. No ha servido para nada el calvario padecido durante los últimos dos años. Todo vuelve a ser como el 92 y eso es lo que hay, guste o no a quien tenga que gustarle. Pepe León en su papel de figurante, convencido sin duda por los millones de razones que Lopera le habrá argumentado para que siga arrastrando sin miramiento por Sevilla y fuera de ella lo que en un tiempo significó ser el presidente del Real Betis Balompié. Una plantilla del montón, mucho peor que las seis o siete que a usted le salen sin tener que pararse casi a pensar y teóricamente superior al mismo número de las que año tras año parecen abocadas desde verano a perder la categoría a las primeras de cambio. Entre ambos, un entrenador de vuelta, sentado ahí porque no pidió nada, que quede claro, cuyo mejor momento pasó ya hace años, convencido de que no pueden ser verdad esas cosas que cuentan de Lopera, sus formas y lo que es peor, sus fondos, en el mundillo futbolístico, y que a medida que vayan cayendo las hojas del calendario encontrará en el saldo de su cuenta corriente el único argumento para compartir reparto tan esperpéntico con personajes como los anteriormente mencionados y algunos que irá conociendo en carne propia en las próximas fechas a base de tratarlos o sufrirlos casi todos los días…
Decía que todo tiene pinta de seguir igual, si no peor, pues los síntomas del enfermo siguen siendo los mismos que han llevado al Betis a ser un habitual de los sótanos de la tabla: cifras de traspasos hinchadas, inexistencia de acreedores (¿estará la hacienda pública dispuesta a aceptar que el Real Betis Balompié no le debe nada?) y tan total como falsa disposición de la mayoritaria para poner cuanto haga falta, sin aclarar si cuando haya para repartir, como hubo hace apenas unos meses, el destino del dinero son las cuentas de las Encadesas, Farusas y demás retahíla que sin duda, pasará a los anales más oscuros de la centenaria historia verdiblanca. Exabruptos para quien no esté dispuesto a comulgar con los dictámenes del nacional-loperismo y pantomimas a la hora de responder sobre una futura vuelta al palco: “si la afición me lo pide, volveré”. Qué será de ti, Lopera, el día que estés dispuesto a hacer de verdad lo que la afición te pida.
No encuentro nada hoy, 17 de julio, a lo que agarrarme para pensar que la pesadilla vivida hace hoy un mes en Santander no volverá a repetirse en el futuro más cercano. Entre el cambio radical exigido casi al unísono y este más de lo mismo han quedado sepultadas las ilusiones de quienes pensaron que algunos antepondrían el bien de la institución al suyo propio, o que al menos, le habían visto las orejas al lobo. Lopera ha vuelto, si es que alguna vez se fue, pero no para hacer al Betis campeón de liga, tal y como prometió hace semanas. ¿Se puede llamar mentiroso a quien no hace lo que dice que va a hacer? Hay cosas que ni la pelotita entrando todos los domingos puede remediar. Para todo lo demás, “Lopera Card”. ¡Viva el 92!
Juan Salas Rubio
¿EL NUEVO BETIS? Martes, 17 de Julio de 2007.
Más de lo mismo. Se levanta oficiosamente el telón del nuevo Betis, del centenario Betis y si alguien soñaba con algún atisbo de cambio, de recuperación de valores perdidos, de giro hacia el futuro, se ha topado con la más cruda realidad. No ha servido para nada el calvario padecido durante los últimos dos años. Todo vuelve a ser como el 92 y eso es lo que hay, guste o no a quien tenga que gustarle. Pepe León en su papel de figurante, convencido sin duda por los millones de razones que Lopera le habrá argumentado para que siga arrastrando sin miramiento por Sevilla y fuera de ella lo que en un tiempo significó ser el presidente del Real Betis Balompié. Una plantilla del montón, mucho peor que las seis o siete que a usted le salen sin tener que pararse casi a pensar y teóricamente superior al mismo número de las que año tras año parecen abocadas desde verano a perder la categoría a las primeras de cambio. Entre ambos, un entrenador de vuelta, sentado ahí porque no pidió nada, que quede claro, cuyo mejor momento pasó ya hace años, convencido de que no pueden ser verdad esas cosas que cuentan de Lopera, sus formas y lo que es peor, sus fondos, en el mundillo futbolístico, y que a medida que vayan cayendo las hojas del calendario encontrará en el saldo de su cuenta corriente el único argumento para compartir reparto tan esperpéntico con personajes como los anteriormente mencionados y algunos que irá conociendo en carne propia en las próximas fechas a base de tratarlos o sufrirlos casi todos los días…
Decía que todo tiene pinta de seguir igual, si no peor, pues los síntomas del enfermo siguen siendo los mismos que han llevado al Betis a ser un habitual de los sótanos de la tabla: cifras de traspasos hinchadas, inexistencia de acreedores (¿estará la hacienda pública dispuesta a aceptar que el Real Betis Balompié no le debe nada?) y tan total como falsa disposición de la mayoritaria para poner cuanto haga falta, sin aclarar si cuando haya para repartir, como hubo hace apenas unos meses, el destino del dinero son las cuentas de las Encadesas, Farusas y demás retahíla que sin duda, pasará a los anales más oscuros de la centenaria historia verdiblanca. Exabruptos para quien no esté dispuesto a comulgar con los dictámenes del nacional-loperismo y pantomimas a la hora de responder sobre una futura vuelta al palco: “si la afición me lo pide, volveré”. Qué será de ti, Lopera, el día que estés dispuesto a hacer de verdad lo que la afición te pida.
No encuentro nada hoy, 17 de julio, a lo que agarrarme para pensar que la pesadilla vivida hace hoy un mes en Santander no volverá a repetirse en el futuro más cercano. Entre el cambio radical exigido casi al unísono y este más de lo mismo han quedado sepultadas las ilusiones de quienes pensaron que algunos antepondrían el bien de la institución al suyo propio, o que al menos, le habían visto las orejas al lobo. Lopera ha vuelto, si es que alguna vez se fue, pero no para hacer al Betis campeón de liga, tal y como prometió hace semanas. ¿Se puede llamar mentiroso a quien no hace lo que dice que va a hacer? Hay cosas que ni la pelotita entrando todos los domingos puede remediar. Para todo lo demás, “Lopera Card”. ¡Viva el 92!
Juan Salas Rubio
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