"El Betis debe pelear por las migajas que dejan Madrid y Barça"
El técnico asegura que su ilusión es que el Betis juegue en Europa y se instale en esa terna de equipos aspirantes a los éxitos. "Me gustaría ser recordado como un bético, un tío honrado que quiso lo mejor".
-¿Cuándo y por qué decidió hacerse entrenador?
-Cuando me retiraba ya. Con 33 años, no tenía la capacidad de mantenerme en Primera División y el fútbol te va haciendo dar un pasito hacia atrás y comienzas a fijarte en las facetas del juego, ya no lo ves como futbolista ni como aficionado, sino como entrenador... Ves cómo hacen las cosas la gente que está a tu alrededor y como las harías tú. Yo terminé en Francia y ya estaba deseando de enlazar con el curso de entrenadores.
-Hoy es más importante para un entrenador la gestión del grupo que sus conocimientos tácticos, etcétera. ¿Siempre fue así?
-Siempre ha sido muy importante. Un vestuario son muchas individualidades y saberlas manejar es la clave del éxito.
-Entiéndame bien, ¿es necesario que un entrenador tenga algo de mala leche?
-Un entrenador lo que tiene que intentar es tener sentido de la justicia. Para un futbolista que no juega, el entrenador siempre tiene mala leche con él, pero debes ser justo. Por ejemplo, lo que nos pasa a nosotros ahora con los cinco centrales: yo, delante de Dorado, le comuniqué a Mario que él debía entender que si Dorado hubiera estado bien para jugar en Balaídos hubiera jugado Dorado, y lo importante es que Mario, en este caso, lo entienda y lo acepte.
-Usted siempre entrena con balón y dentro del campo del fútbol, incluso en las pretemporadas, ¿cuál es el motivo?
-Los futbolistas del Betis, desde el primer día hasta el último, no se ponen nunca zapatillas; todos con botas y un balón entre las piernas, porque la realidad del domingo te dice que todo lo tienes que hacer así. En mi época de jugador nos hacían 45 minutos o una hora de carrera continua y mis piernas, sí, iban corriendo, pero mi cabeza estaba en lo que iba a hacer luego con mi mujer, lo que iba a ver por la noche... Mientras que en una hora y veinte minutos a máxima intensidad, la cabeza piensa en basculaciones, coberturas, desdoblamientos... en fútbol. Cuando está el balón por medio sólo puedes pensar en fútbol, por eso también hay que trabajar fuerza, velocidad y resistencia con balón.
-Suele adaptarse a los futbolistas que tiene, ¿por qué ha buscado entonces el cambio habido esta temporada?
-El año pasado adolecimos de la posibilidad de jugar por fuera. Teníamos a Jefferson Montero y poco más y en éste hemos intentado solucionarlo y lo hemos conseguido a medias, aunque podemos ser mejores ahí. Un entrenador debe poner a los que cree que van a ganar el partido y unos rivales te exigen una forma de actuar y otros, otra. Pero la velocidad, el uno contra uno y el desborde son primordiales en el fútbol de hoy.
-Más allá de que el equipo maneje ambos sistemas, es decir, jugar por dentro y por fuera, ha cambiado un tanto el vestido... ¿A Mel le gustaba más el Betis de antes aunque éste gane más?
-Lo principal es que hoy somos más verticales por la velocidad de éstos y de Rubén Castro, así que cuanto antes los pongamos en contacto con la pelota más gana el equipo. Antes las cualidades eran distintas y elaborábamos más el juego, pero los resultados están siendo buenos y hay que estar contentos con esto...
-Con todo, el equipo no acaba de ganar en madurez. Recuerdo, por ejemplo, la falta de oficio en los últimos minutos de Vigo...
-Mantenemos la columna vertebral del ascenso. Por ejemplo, en Riazor ocho venían de estar conmigo en Segunda División, luego va entrando gente joven... Pero minutos así fuera de casa los tienen todos los equipos, recuerde al Barça frente a nosotros, que también tuvo problemas. Lo importante es que en San Mamés, Riazor o Balaídos nos sobrepusimos y ganamos los partidos.
-Pese a ser futbolista de Primera, empezó como entrenador desde abajo: Móstoles, Coslada... ¿Qué le ha aportado esa etapa?
-Valoras mucho lo que consigues porque conoces el fútbol desde la otra vertiente. En el Coslada tenía a jugadores que venían de la obra, cuando había obras en España: un escayolista, el que acarreaba los sacos de cemento... Y cuando llegan a entrenarse a las ocho de la tarde lo que quieren es divertirse. Es otra faceta del fútbol que luego aplicas; con ese equipo fuimos campeones de Tercera en un grupo con Madrid, Atlético y Rayo. Esa etapa te hace entender a la persona, sus inquietudes, tienes más trato con el vestuario; en definitiva, te hace mejorar.
-¿Y su visión cosmopolita debido a sus viajes de ocio por el mundo le sirve también en su trabajo?
-La clave de un entrenador es saber expresar lo que lleva dentro. El mejor jugador del mundo puede ser el peor entrenador del mundo, porque ve el fútbol muy claro, lo tiene en su cabeza, pero si no lo sabe transmitir... Y, claro, el hecho de tener una mentalidad abierta y conocer muchas cosas te hace llegar mejor a la gente y que tu trabajo sea más sencillo.
-¿Y su etapa final como jugador en el Angers francés le sirvió?
-Por supuesto. Yo comprendo muy bien a Damien, Paulao, Nosa, porque estuve un año fuera de mi casa y de mi país y no es sencillo, ya que cambias costumbres, alimentación, idioma y hasta fútbol... Me ha valido para ser mejor entrenador, pero cuando estuve allí lo pasé mal.
-¿Qué referentes ha tenido como entrenador?
-Cuando jugaba me iba fijando en mis entrenadores, desde Cardeñosa a Del Bosque, Nando Yosu... Y luego están los que me fijé cuando sabía ya que iba a ser entrenador: estuve una semana viendo a Rafa Benítez, otra a Benito Floro, Luis Aragonés, Víctor Fernández, anteriormente a Johan Cruyff... Y de todos observas cosas y tratas de adaptarlas a tu forma de ver el juego.
-¿Qué opinión le merece figurar como uno de los futuribles sucesores de José Mourinho?
-En primer lugar, muy orgulloso porque eso significa que el Betis va muy bien, que el club avanza y, como madrileño, para mí es un orgullo también. Pero, dicho todo esto, mi ilusión es estar con el Betis en Europa; ahora mismo estoy en el club que para mí era lo máximo, tengo contrato, estoy a gusto, creciendo con el equipo y espero seguir así.
-Nació el 28 de febrero, Día de Andalucía, y en 2013 cumplirá 50 años, ¿qué aprecia de esta tierra, del Sur?
-Tengo la suerte de haber estado en Sevilla, Granada y Almería y siempre me han acogido muy bien, pero, que me perdone todo el mundo, mi relación con Sevilla es muy particular, muy especial. Adoro esta ciudad por su historia, por lo que transmite, mi hija casi nació aquí, estudia aquí y, encima, creo que cada persona nace para una cosa y, en mi caso, mientras nadie me demuestre lo contrario, como jugador y como entrenador, mi sitio está en el Betis, que es donde mejor y más he hecho.
-Vamos, que usted nació para entrenar al Betis...
-Ojalá. Yo hablé de esto con Rafa Benítez y su sitio era el Liverpool, ya que desde que llegó todo le funcionó bien, y a mí me pasa igual en el Betis, pese a que la situación no podía estar peor cuando llegué; por tanto creo que estoy en mi sitio, que estaba destinado a estar aquí.
-Cambiemos de tercio. Trece canteranos han debutado desde que llegó en 2010...
-Yo mido la cantera por la gente que llega al primer equipo, más que por los resultados de un juvenil o un cadete, si ganan campeonatos o descienden, y esto me dice que la gente que estaba antes y la que está han trabajado bien. Y también que, como dijeron el presidente y José Antonio Bosch, el futuro del Betis tiene que ser éste porque no podemos competir económicamente con muchos equipos.
-¿El Proyecto Heliópolis le parece ambicioso, exagerado o quizá no se haya explicado bien?
-Me parece ambicioso, pero no se van a ver los resultados en un par de años, eso es imposible. Es cambiar toda una forma de entrenar y de ver las cosas, y convencer a la gente de que no somos un equipo de ganar ligas y tenemos que ser especiales por otras cosas. Aunque el bético no necesita eso, debe sentirse orgulloso de su equipo por ese modelo, porque ganar títulos en este país con Madrid y Barça es imposible.
-¿Quién ha crecido más Mel en el Betis o el equipo con usted?
-Sin duda alguna, yo. El Betis es muy grande como para que una sola persona lo haga más grande todavía. Yo le debo muchas cosas al Betis y el Betis a mí nada.
-¿Le molestó más que lo cuestionaran en su día o que lo tacharan de no ser un entrenador de club, hecho que se ha revelado incierto a todas luces?
-Que se me cuestione por los resultados no me puede molestar, sería estúpido: es normal que periodismo, club y afición te juzguen por los resultados. Y de lo otro no creo que se pueda dudar, me involucro en todo, hago lo que el club me pide... Quiero que el Betis avance y en mí sabe el club que puede confiar.
-¿Quizá por llegar antes lo miraron con cierto recelo?
-Pero es normal. Cuando llegaron Bosch, Guillén y Gordillo querían cambiar el club y yo estaba dentro. Pero el roce, el tiempo, pasar momentos malos y buenos juntos hace que esas distancias que puedan haber se limen y desaparezcan.
-¿Pamplona queda lejos o siempre lo tiene presente?
-Pamplona siempre debe ser un referente para nosotros porque demuestra que el fútbol es cambiante. Y cuando te van las cosas muy bien, aún hay que tenerlo más presente.
-¿Cómo imagina su salida del Betis cuando se produzca?
-Es que no acabo de verla. Aunque para mí sería dolorosísimo salir de este club por la puerta de atrás por cualquier cosa; mi salida ideal sería porque ya no quisiese entrenar más. Pero entiendo que un entrenador se desgasta, el Betis no es el Madrid ni el Barça y no gana siempre. Pero que el aficionado sepa que su entrenador es un tío honrado, un bético y que sólo quiso el bien de este club.
-Imposible olvidar el derbi de Nervión, ¿verdad?
-Me dolió muchísimo porque en 45 minutos tiramos por tierra todo por lo que habíamos trabajado mucho tiempo, porque es un partido crucial, importantísimo... Pero estoy muy orgulloso de cómo reaccionamos el club, la plantilla y los aficionados. Y también de cómo hemos revertido la situación, ya que todo el mundo pensaba que nos habían dado en la línea de flotación y que nos hundíamos y, al revés, desde entonces ha sido todo maravilloso.
-¿Y qué puede conseguir con el Betis? Porque títulos...
-El Betis debe intentar estar en la terna de equipos que pueda pelear por las migajas del Madrid y del Barça. Perdone que sea así de crudo, pero es la realidad del fútbol español. Que cuando uno no esté a tono, estar ahí, como este año el Atlético, que se le ha metido al Madrid, y el Málaga y nosotros estamos cerca. Pues debemos aspirar a estar ahí de forma continuada. Si se trabaja bien y se estructura bien este club, con la masa social nuestra es posible.
-¿El discurso de la permanencia se sostiene por comodidad?
-En el deporte profesional, cuando uno tiene un objetivo en el verano no lo puedes cambiar en dos meses ni en Navidades. Ocurre que si todo va como ahora, la permanencia la podríamos conseguir en febrero e iríamos con toda nuestra alma por Europa. No nos íbamos a quedar de brazos cruzados, es absurdo.
-¿Necesitaría algún refuerzo el equipo en invierno?
-Todos los equipos son mejorables, incluso el que ha ganado 15 partidos y empatado uno. Lo que pasa es que la situación nos hace estar tranquilos y no tener prisa. Lo bueno para el Betis es que antes no quería venir nadie y ahora quiere venir todo el mundo. Y eso para el Betis es un tesoro.
Real Betis - Entrevista Pepe Mel -"El Betis debe pelear por las migajas que dejan Madrid y Barça"- Diario de Sevilla
El técnico asegura que su ilusión es que el Betis juegue en Europa y se instale en esa terna de equipos aspirantes a los éxitos. "Me gustaría ser recordado como un bético, un tío honrado que quiso lo mejor".
-¿Cuándo y por qué decidió hacerse entrenador?
-Cuando me retiraba ya. Con 33 años, no tenía la capacidad de mantenerme en Primera División y el fútbol te va haciendo dar un pasito hacia atrás y comienzas a fijarte en las facetas del juego, ya no lo ves como futbolista ni como aficionado, sino como entrenador... Ves cómo hacen las cosas la gente que está a tu alrededor y como las harías tú. Yo terminé en Francia y ya estaba deseando de enlazar con el curso de entrenadores.
-Hoy es más importante para un entrenador la gestión del grupo que sus conocimientos tácticos, etcétera. ¿Siempre fue así?
-Siempre ha sido muy importante. Un vestuario son muchas individualidades y saberlas manejar es la clave del éxito.
-Entiéndame bien, ¿es necesario que un entrenador tenga algo de mala leche?
-Un entrenador lo que tiene que intentar es tener sentido de la justicia. Para un futbolista que no juega, el entrenador siempre tiene mala leche con él, pero debes ser justo. Por ejemplo, lo que nos pasa a nosotros ahora con los cinco centrales: yo, delante de Dorado, le comuniqué a Mario que él debía entender que si Dorado hubiera estado bien para jugar en Balaídos hubiera jugado Dorado, y lo importante es que Mario, en este caso, lo entienda y lo acepte.
-Usted siempre entrena con balón y dentro del campo del fútbol, incluso en las pretemporadas, ¿cuál es el motivo?
-Los futbolistas del Betis, desde el primer día hasta el último, no se ponen nunca zapatillas; todos con botas y un balón entre las piernas, porque la realidad del domingo te dice que todo lo tienes que hacer así. En mi época de jugador nos hacían 45 minutos o una hora de carrera continua y mis piernas, sí, iban corriendo, pero mi cabeza estaba en lo que iba a hacer luego con mi mujer, lo que iba a ver por la noche... Mientras que en una hora y veinte minutos a máxima intensidad, la cabeza piensa en basculaciones, coberturas, desdoblamientos... en fútbol. Cuando está el balón por medio sólo puedes pensar en fútbol, por eso también hay que trabajar fuerza, velocidad y resistencia con balón.
-Suele adaptarse a los futbolistas que tiene, ¿por qué ha buscado entonces el cambio habido esta temporada?
-El año pasado adolecimos de la posibilidad de jugar por fuera. Teníamos a Jefferson Montero y poco más y en éste hemos intentado solucionarlo y lo hemos conseguido a medias, aunque podemos ser mejores ahí. Un entrenador debe poner a los que cree que van a ganar el partido y unos rivales te exigen una forma de actuar y otros, otra. Pero la velocidad, el uno contra uno y el desborde son primordiales en el fútbol de hoy.
-Más allá de que el equipo maneje ambos sistemas, es decir, jugar por dentro y por fuera, ha cambiado un tanto el vestido... ¿A Mel le gustaba más el Betis de antes aunque éste gane más?
-Lo principal es que hoy somos más verticales por la velocidad de éstos y de Rubén Castro, así que cuanto antes los pongamos en contacto con la pelota más gana el equipo. Antes las cualidades eran distintas y elaborábamos más el juego, pero los resultados están siendo buenos y hay que estar contentos con esto...
-Con todo, el equipo no acaba de ganar en madurez. Recuerdo, por ejemplo, la falta de oficio en los últimos minutos de Vigo...
-Mantenemos la columna vertebral del ascenso. Por ejemplo, en Riazor ocho venían de estar conmigo en Segunda División, luego va entrando gente joven... Pero minutos así fuera de casa los tienen todos los equipos, recuerde al Barça frente a nosotros, que también tuvo problemas. Lo importante es que en San Mamés, Riazor o Balaídos nos sobrepusimos y ganamos los partidos.
-Pese a ser futbolista de Primera, empezó como entrenador desde abajo: Móstoles, Coslada... ¿Qué le ha aportado esa etapa?
-Valoras mucho lo que consigues porque conoces el fútbol desde la otra vertiente. En el Coslada tenía a jugadores que venían de la obra, cuando había obras en España: un escayolista, el que acarreaba los sacos de cemento... Y cuando llegan a entrenarse a las ocho de la tarde lo que quieren es divertirse. Es otra faceta del fútbol que luego aplicas; con ese equipo fuimos campeones de Tercera en un grupo con Madrid, Atlético y Rayo. Esa etapa te hace entender a la persona, sus inquietudes, tienes más trato con el vestuario; en definitiva, te hace mejorar.
-¿Y su visión cosmopolita debido a sus viajes de ocio por el mundo le sirve también en su trabajo?
-La clave de un entrenador es saber expresar lo que lleva dentro. El mejor jugador del mundo puede ser el peor entrenador del mundo, porque ve el fútbol muy claro, lo tiene en su cabeza, pero si no lo sabe transmitir... Y, claro, el hecho de tener una mentalidad abierta y conocer muchas cosas te hace llegar mejor a la gente y que tu trabajo sea más sencillo.
-¿Y su etapa final como jugador en el Angers francés le sirvió?
-Por supuesto. Yo comprendo muy bien a Damien, Paulao, Nosa, porque estuve un año fuera de mi casa y de mi país y no es sencillo, ya que cambias costumbres, alimentación, idioma y hasta fútbol... Me ha valido para ser mejor entrenador, pero cuando estuve allí lo pasé mal.
-¿Qué referentes ha tenido como entrenador?
-Cuando jugaba me iba fijando en mis entrenadores, desde Cardeñosa a Del Bosque, Nando Yosu... Y luego están los que me fijé cuando sabía ya que iba a ser entrenador: estuve una semana viendo a Rafa Benítez, otra a Benito Floro, Luis Aragonés, Víctor Fernández, anteriormente a Johan Cruyff... Y de todos observas cosas y tratas de adaptarlas a tu forma de ver el juego.
-¿Qué opinión le merece figurar como uno de los futuribles sucesores de José Mourinho?
-En primer lugar, muy orgulloso porque eso significa que el Betis va muy bien, que el club avanza y, como madrileño, para mí es un orgullo también. Pero, dicho todo esto, mi ilusión es estar con el Betis en Europa; ahora mismo estoy en el club que para mí era lo máximo, tengo contrato, estoy a gusto, creciendo con el equipo y espero seguir así.
-Nació el 28 de febrero, Día de Andalucía, y en 2013 cumplirá 50 años, ¿qué aprecia de esta tierra, del Sur?
-Tengo la suerte de haber estado en Sevilla, Granada y Almería y siempre me han acogido muy bien, pero, que me perdone todo el mundo, mi relación con Sevilla es muy particular, muy especial. Adoro esta ciudad por su historia, por lo que transmite, mi hija casi nació aquí, estudia aquí y, encima, creo que cada persona nace para una cosa y, en mi caso, mientras nadie me demuestre lo contrario, como jugador y como entrenador, mi sitio está en el Betis, que es donde mejor y más he hecho.
-Vamos, que usted nació para entrenar al Betis...
-Ojalá. Yo hablé de esto con Rafa Benítez y su sitio era el Liverpool, ya que desde que llegó todo le funcionó bien, y a mí me pasa igual en el Betis, pese a que la situación no podía estar peor cuando llegué; por tanto creo que estoy en mi sitio, que estaba destinado a estar aquí.
-Cambiemos de tercio. Trece canteranos han debutado desde que llegó en 2010...
-Yo mido la cantera por la gente que llega al primer equipo, más que por los resultados de un juvenil o un cadete, si ganan campeonatos o descienden, y esto me dice que la gente que estaba antes y la que está han trabajado bien. Y también que, como dijeron el presidente y José Antonio Bosch, el futuro del Betis tiene que ser éste porque no podemos competir económicamente con muchos equipos.
-¿El Proyecto Heliópolis le parece ambicioso, exagerado o quizá no se haya explicado bien?
-Me parece ambicioso, pero no se van a ver los resultados en un par de años, eso es imposible. Es cambiar toda una forma de entrenar y de ver las cosas, y convencer a la gente de que no somos un equipo de ganar ligas y tenemos que ser especiales por otras cosas. Aunque el bético no necesita eso, debe sentirse orgulloso de su equipo por ese modelo, porque ganar títulos en este país con Madrid y Barça es imposible.
-¿Quién ha crecido más Mel en el Betis o el equipo con usted?
-Sin duda alguna, yo. El Betis es muy grande como para que una sola persona lo haga más grande todavía. Yo le debo muchas cosas al Betis y el Betis a mí nada.
-¿Le molestó más que lo cuestionaran en su día o que lo tacharan de no ser un entrenador de club, hecho que se ha revelado incierto a todas luces?
-Que se me cuestione por los resultados no me puede molestar, sería estúpido: es normal que periodismo, club y afición te juzguen por los resultados. Y de lo otro no creo que se pueda dudar, me involucro en todo, hago lo que el club me pide... Quiero que el Betis avance y en mí sabe el club que puede confiar.
-¿Quizá por llegar antes lo miraron con cierto recelo?
-Pero es normal. Cuando llegaron Bosch, Guillén y Gordillo querían cambiar el club y yo estaba dentro. Pero el roce, el tiempo, pasar momentos malos y buenos juntos hace que esas distancias que puedan haber se limen y desaparezcan.
-¿Pamplona queda lejos o siempre lo tiene presente?
-Pamplona siempre debe ser un referente para nosotros porque demuestra que el fútbol es cambiante. Y cuando te van las cosas muy bien, aún hay que tenerlo más presente.
-¿Cómo imagina su salida del Betis cuando se produzca?
-Es que no acabo de verla. Aunque para mí sería dolorosísimo salir de este club por la puerta de atrás por cualquier cosa; mi salida ideal sería porque ya no quisiese entrenar más. Pero entiendo que un entrenador se desgasta, el Betis no es el Madrid ni el Barça y no gana siempre. Pero que el aficionado sepa que su entrenador es un tío honrado, un bético y que sólo quiso el bien de este club.
-Imposible olvidar el derbi de Nervión, ¿verdad?
-Me dolió muchísimo porque en 45 minutos tiramos por tierra todo por lo que habíamos trabajado mucho tiempo, porque es un partido crucial, importantísimo... Pero estoy muy orgulloso de cómo reaccionamos el club, la plantilla y los aficionados. Y también de cómo hemos revertido la situación, ya que todo el mundo pensaba que nos habían dado en la línea de flotación y que nos hundíamos y, al revés, desde entonces ha sido todo maravilloso.
-¿Y qué puede conseguir con el Betis? Porque títulos...
-El Betis debe intentar estar en la terna de equipos que pueda pelear por las migajas del Madrid y del Barça. Perdone que sea así de crudo, pero es la realidad del fútbol español. Que cuando uno no esté a tono, estar ahí, como este año el Atlético, que se le ha metido al Madrid, y el Málaga y nosotros estamos cerca. Pues debemos aspirar a estar ahí de forma continuada. Si se trabaja bien y se estructura bien este club, con la masa social nuestra es posible.
-¿El discurso de la permanencia se sostiene por comodidad?
-En el deporte profesional, cuando uno tiene un objetivo en el verano no lo puedes cambiar en dos meses ni en Navidades. Ocurre que si todo va como ahora, la permanencia la podríamos conseguir en febrero e iríamos con toda nuestra alma por Europa. No nos íbamos a quedar de brazos cruzados, es absurdo.
-¿Necesitaría algún refuerzo el equipo en invierno?
-Todos los equipos son mejorables, incluso el que ha ganado 15 partidos y empatado uno. Lo que pasa es que la situación nos hace estar tranquilos y no tener prisa. Lo bueno para el Betis es que antes no quería venir nadie y ahora quiere venir todo el mundo. Y eso para el Betis es un tesoro.
Real Betis - Entrevista Pepe Mel -"El Betis debe pelear por las migajas que dejan Madrid y Barça"- Diario de Sevilla
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