CARMELO del Pozo bien pudiera representar la imagen del errático Betis que padecen los béticos. Desde que llegase en el verano de 2001 como físico a las órdenes de Juande Ramos, nada menos que en tres ocasiones ha dejado la entidad en cinco años, desde que se fuese en 2002 con el propio Juande al Espanyol hasta este último 30 de junio. Imagen clara de cómo se maneja este Betis sin dirección fiable, sin un proyecto mínimamente fiable y enfrascado en estupideces como la discusión de lavadero que, negro sobre blanco y al aire de todas las ondas, llevan el presidente honorífico y un ex consejero.Surrealista parece que un profesional se vaya tres veces en cinco años del mismo sitio. Si no es competente en su materia, tiempo hubo para no reincidir y sí volvió porque, efectivamente, sabe el terreno que pisa, cómo se le vuelve a despedir. Y si puede argüirse que las dos primeras fugas fueron por decisión del encartado, cuando lo vuelven a contratar sería por su competencia, ¿o es que Lopera lo recuperó para otros menesteres? La verdad es que no se comprenden tantas idas y venidas, pero lo que menos claro queda es lo último, haberle dado la boleta tras recibir una cuota de responsabilidad grande a la sombra de Paco Chaparro en la trascendental cita del 17 de junio en los santanderinos Campos de Sport del Sardinero.
Irremediablemente se va Carmelo del Pozo y sin una palabra de agradecimiento, por la puerta falsa, que es la puerta por donde más gente ha salido en los quince años loperianos. Así como a Luis Fernández y sus cuates se les dijo adiós con todos los honores, como corresponde a la magnífica labor que a punto estuvo de dejar al Betis en Segunda, a Carmelo se le da la boleta de mala manera. Éste es el Betis de Lopera, el que bendice a los que le bailan el agua al todavía omnímodo gestor y anatematiza a los que trabajan con honradez y sin aspavientos. Cuánta gente cabe por la puerta falsa del Betis, Señor...
Irremediablemente se va Carmelo del Pozo y sin una palabra de agradecimiento, por la puerta falsa, que es la puerta por donde más gente ha salido en los quince años loperianos. Así como a Luis Fernández y sus cuates se les dijo adiós con todos los honores, como corresponde a la magnífica labor que a punto estuvo de dejar al Betis en Segunda, a Carmelo se le da la boleta de mala manera. Éste es el Betis de Lopera, el que bendice a los que le bailan el agua al todavía omnímodo gestor y anatematiza a los que trabajan con honradez y sin aspavientos. Cuánta gente cabe por la puerta falsa del Betis, Señor...
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