No fue hace dos días cuando empecé a escribir en este foro; si recordáis, hace ya unos años escribía aquí hablando sobre las mentiras del fútbol televisado, o hace algo más de un año aquel escrito titulado “Entre todos lo mataron”, que de su relectura hoy solo me hace confirmar aquello de que un pesimista no es más que un optimista bien informado.
Pues sí, no sé si es un plan diseñado, o el simple fruto del descerebramiento propio de este recién empezado siglo XXI, pero lo que empezó en el año 1992 con el burdo robo a los aficionados de sus equipos de fútbol, en algunos casos, no solo ya del mismo club, sino del patrimonio conseguido por generaciones de seguidores, se fue agravando posteriormente con el intento de muchos de esos dirigentes de apropiarse de la identidad de aquello que transciende a algo más que una entidad deportiva.
Como he repetido en ocasiones, lo más curioso es que pasamos de clubes donde, en pleno franquismo, los socios votaban para elegir presidentes y el futuro de la entidad a que, en plena democracia, bueno o como se quiera llamar a lo que actualmente tenemos, nuestros equipos de fútbol sean manejados dictatorialmente por propietarios, o presuntos propietarios, de unas acciones que llegaron a sus manos de la manera más vil posible, el engaño, como he dicho antes, de 1992.
Más al releer lo que escribía hace un año, me parecía imposible que se pudiera extremar aún más ese proceso de aniquilamiento del fútbol, proceso ejecutado brutalmente por los actuales ********* que dirigen el fútbol español, y perdónenme que use la expresión “dirigen”. Y es que han sido capaces de avanzar en ello, y como exclamó aquel dirigente político chileno ante la muchedumbre: “El país se encuentra al borde del abismo, pero estén tranquilos, no duden ustedes que nuestro gobierno sabrá dar un paso adelante”.
Aquellos que creen que el fútbol sobrevivirá alejado de la pasión de los aficionados de cada club son, no solo unos ignorantes, sino los que enterrarán unos sentimientos en algunos casos de más de cien años, de generaciones y generaciones de aficionados. Y aunque sea de necio no afirmar que el fútbol constituye, a un alto nivel, un gran espectáculo, justo es decir que “El Circo del Sol” es también un grandísimo espectáculo, pero no por eso tiene doscientas peñas por todo el mundo, la gente llora cuando el trapecista culmina un triple salto mortal, ni se entierra a un acérrimo seguidor del circo con el traje del domador. Quien piense que el fútbol subsistirá como un espectáculo televisivo montado contra los aficionados que siguen a sus clubes es, como poco, un iluso.
Si leen las estadísticas de las asistencias en lo que va de temporada, observarán un impresionante bajón en las mismas; igualmente es generalizado la caída en los abonados. Y aunque es cierto que la aguda crisis económica tiene un importante peso en esta bajada, no es menos verdad que la voracidad e incapacidad en buscar nuevas soluciones de los dirigentes actuales, el impresentable horario de los partidos de cada jornada, y el ninguneo infame hacia los aficionados de los que se reconocen entre ellos como “el mundo del fútbol”, dirigentes, propietarios, federativos, televisiones, periódicos, e importante periodistas, hacen que cada vez seamos menos los que sigamos acudiendo a los campos.
Dice Eduardo Galeano, escritor uruguayo y amante apasionado del fútbol, que “jugar sin hinchada es como bailar sin música”; aquellos que quieren llevarnos a ver a nuestros equipos a horarios y días imposibles ni para el fútbol, ni para el aficionado, ni para poder hacer aquello que hicieron nuestros padres y abuelos, llevar a los que nos sucederán en la pasión por un sentimiento desde pequeños al campo, aquellos que creen que más que amar a una camiseta, a un club, adoremos a niñatos engominados carente de valores y de ejemplaridad, o que nos hagamos todos de esa nueva España bipolar, Barça o Madrid, lo único que de verdad van a lograr es estrellar aún más nuestro fútbol.
Este foro es mi casa desde hace muchos años; he vivido en él momentos de soledad, de predicar en el desierto, de revolución, de conspiración, de dura crítica, de construcción, de esperanza, de desentendimiento también, e incluso de silencio. Hoy se debate mucho en Betisweb sobre la crítica excesiva, o el “todo está bien”, y yo, modestamente, pienso que ni una cosa ni otra.
Aún con el trabajo que muchos han hecho en estos años en el intento de cambiar el rumbo de nuestro querido Real Betis Balompié, sé, y me consta, que muchos no somos del agrado de algunos, incluso hasta ni de su consideración. Algunos llegaron a última hora sin exponer nada, incluso sin haber querido saber nada de la historia, o hasta burlarse de aquellos locos que se metían en líos por un equipo de fútbol y que nos definían, como yo le escuché decir a uno, el claqué necesario de Lopera; todos ellos no deberían nunca despreciar el trabajo que se ha hecho por béticos que solo quieren el bien para su equipo.
Un error ha sido siempre confundir el discurso individual de los miembros de Por Nuestro Betis con los claros planteamientos de una asociación que, por escrito, tiene desde hace años definido su posicionamiento, sus aspiraciones, el cómo y el porqué, aquello que nos hizo el convertirnos en la plataforma de sindicados más grande del fútbol español. Y tener muy claro cosas como que el Betis que queremos debe ser precursor, como lo hemos sido en el tema de luchar contra un accionista mayoritario, en la pelea por cambiar el actual rumbo de nuestro fútbol.
A nosotros nadie nos tiene que recordar en qué situación económica está el club; ya en el 2007, cuando muchos ni sabían ni querían saber del Betis, ya lo decíamos incluso bajo amenazas de denuncias millonarias contra béticos de base, simplemente de base miren. Pero tampoco porque haya cinco o seis mil abonados más se solucionan esos problemas económicos. Hoy en día, los abonos y taquillas no superan ni el 20 % de los ingresos totales de explotación; lo que no puede ser es pretender ganar más por las televisiones cada año, y seguir con una política de precios y de abonos errada. Y no me vale que seamos más baratos que otros equipos, el modelo alemán no se pone en marcha cuando se tienen cuarenta y cinco mil abonados, quien lo dice no sabe lo que es el fútbol; se pone en marcha para eso, para poder tener cuarenta y cinco mil abonados.
Si treinta mil abonados te dejan nueve millones limpios, cuarenta y cinco mil abonados, con rebajas del 33 % del precio de los abonos, te dejan los mismos ingresos, pero el Villamarín lleno de béticos, y como le escuché a un gran bético, el objeto del Betis debe ser el hacer felices a los béticos. Miren los precios de los abonos en Alemania y miren su nivel de vida, pero miren sobre todo sus gradas, y miren la de los campos españoles. Y seguro que alguien salta, sí pero es que el alemán se gasta un dinero cuando va al campo, dudo mucho que por un refresco y un pobre paquete de pipas te cobren en un campo alemán 4,50 euros. ¿Qué padre lleva a sus hijos al campo, le saca los abonos, y le compra refrescos, y no digamos un bocadillo de salchicha como me compraba mi padre hace más de cuarenta años? ¿Qué piensan a veces los dirigentes que somos los aficionados? ¿ los tontos de la película? Paga el abono y calla, paga en tu campo una fortuna por algo que en la calle vale tres veces menos y calla, compra la camiseta a no sé sabe cuantas veces su coste y calla, abónate a la televisión de pago y calla, compra productos del club y calla, y vente un lunes de mediados de diciembre al fútbol a las 10 de la noche porque a Roures le ha salido de sus partes poner a esa hora el partido del Betis y calla. Ah, eso sí, a lo mejor convocamos una rueda de prensa en Sevilla para quejarnos, y en Madrid tiemblan.
O más sencillo, el plan de negocios de PNB para nuestro club es público desde hace años; allí decíamos cosas tan de cajón como que hay que conjugar gastos de plantilla con ingresos, más cuando aún la crisis del fútbol no ha repercutido en los ingresos de los futbolistas de elite. Y decíamos que sería razonable una plantilla de profesionales de un número de no más de 20, 21 ó 22 futbolistas, con tres objetivos: Hacer razonable el gasto, facilitar el trabajo al entrenador no teniendo a 28 tíos para entrenar, y que la gente de la cantera pueda crecer y avanzar. El tener 25 profesionales en vez de 21 puede tener un coste de 1,5 millones de euros, o más, ¿traducimos eso en abonos?
Hace casi tres años escribía aquí en un hilo que titulé “Esto no es una película del Oeste”: En el futuro del Betis, solo cabe de su pasado el conocimiento y el recuerdo para saber los errores que no hay que cometer de nuevo, pese al empeño de algunos que quieren repetir historias viejas; y es que el pueblo que no conoce la verdad de su historia está condenado a repetirla. El Betis de futuro debe ser el Betis de los Béticos. Y ahora añado, y de los béticos en las gradas de nuestro campo, en las gradas donde un día nos llevaron los que nos precedieron, y donde los aficionados al fútbol sentimos, vivimos, y amamos a nuestros equipos.
Pues sí, no sé si es un plan diseñado, o el simple fruto del descerebramiento propio de este recién empezado siglo XXI, pero lo que empezó en el año 1992 con el burdo robo a los aficionados de sus equipos de fútbol, en algunos casos, no solo ya del mismo club, sino del patrimonio conseguido por generaciones de seguidores, se fue agravando posteriormente con el intento de muchos de esos dirigentes de apropiarse de la identidad de aquello que transciende a algo más que una entidad deportiva.
Como he repetido en ocasiones, lo más curioso es que pasamos de clubes donde, en pleno franquismo, los socios votaban para elegir presidentes y el futuro de la entidad a que, en plena democracia, bueno o como se quiera llamar a lo que actualmente tenemos, nuestros equipos de fútbol sean manejados dictatorialmente por propietarios, o presuntos propietarios, de unas acciones que llegaron a sus manos de la manera más vil posible, el engaño, como he dicho antes, de 1992.
Más al releer lo que escribía hace un año, me parecía imposible que se pudiera extremar aún más ese proceso de aniquilamiento del fútbol, proceso ejecutado brutalmente por los actuales ********* que dirigen el fútbol español, y perdónenme que use la expresión “dirigen”. Y es que han sido capaces de avanzar en ello, y como exclamó aquel dirigente político chileno ante la muchedumbre: “El país se encuentra al borde del abismo, pero estén tranquilos, no duden ustedes que nuestro gobierno sabrá dar un paso adelante”.
Aquellos que creen que el fútbol sobrevivirá alejado de la pasión de los aficionados de cada club son, no solo unos ignorantes, sino los que enterrarán unos sentimientos en algunos casos de más de cien años, de generaciones y generaciones de aficionados. Y aunque sea de necio no afirmar que el fútbol constituye, a un alto nivel, un gran espectáculo, justo es decir que “El Circo del Sol” es también un grandísimo espectáculo, pero no por eso tiene doscientas peñas por todo el mundo, la gente llora cuando el trapecista culmina un triple salto mortal, ni se entierra a un acérrimo seguidor del circo con el traje del domador. Quien piense que el fútbol subsistirá como un espectáculo televisivo montado contra los aficionados que siguen a sus clubes es, como poco, un iluso.
Si leen las estadísticas de las asistencias en lo que va de temporada, observarán un impresionante bajón en las mismas; igualmente es generalizado la caída en los abonados. Y aunque es cierto que la aguda crisis económica tiene un importante peso en esta bajada, no es menos verdad que la voracidad e incapacidad en buscar nuevas soluciones de los dirigentes actuales, el impresentable horario de los partidos de cada jornada, y el ninguneo infame hacia los aficionados de los que se reconocen entre ellos como “el mundo del fútbol”, dirigentes, propietarios, federativos, televisiones, periódicos, e importante periodistas, hacen que cada vez seamos menos los que sigamos acudiendo a los campos.
Dice Eduardo Galeano, escritor uruguayo y amante apasionado del fútbol, que “jugar sin hinchada es como bailar sin música”; aquellos que quieren llevarnos a ver a nuestros equipos a horarios y días imposibles ni para el fútbol, ni para el aficionado, ni para poder hacer aquello que hicieron nuestros padres y abuelos, llevar a los que nos sucederán en la pasión por un sentimiento desde pequeños al campo, aquellos que creen que más que amar a una camiseta, a un club, adoremos a niñatos engominados carente de valores y de ejemplaridad, o que nos hagamos todos de esa nueva España bipolar, Barça o Madrid, lo único que de verdad van a lograr es estrellar aún más nuestro fútbol.
Este foro es mi casa desde hace muchos años; he vivido en él momentos de soledad, de predicar en el desierto, de revolución, de conspiración, de dura crítica, de construcción, de esperanza, de desentendimiento también, e incluso de silencio. Hoy se debate mucho en Betisweb sobre la crítica excesiva, o el “todo está bien”, y yo, modestamente, pienso que ni una cosa ni otra.
Aún con el trabajo que muchos han hecho en estos años en el intento de cambiar el rumbo de nuestro querido Real Betis Balompié, sé, y me consta, que muchos no somos del agrado de algunos, incluso hasta ni de su consideración. Algunos llegaron a última hora sin exponer nada, incluso sin haber querido saber nada de la historia, o hasta burlarse de aquellos locos que se metían en líos por un equipo de fútbol y que nos definían, como yo le escuché decir a uno, el claqué necesario de Lopera; todos ellos no deberían nunca despreciar el trabajo que se ha hecho por béticos que solo quieren el bien para su equipo.
Un error ha sido siempre confundir el discurso individual de los miembros de Por Nuestro Betis con los claros planteamientos de una asociación que, por escrito, tiene desde hace años definido su posicionamiento, sus aspiraciones, el cómo y el porqué, aquello que nos hizo el convertirnos en la plataforma de sindicados más grande del fútbol español. Y tener muy claro cosas como que el Betis que queremos debe ser precursor, como lo hemos sido en el tema de luchar contra un accionista mayoritario, en la pelea por cambiar el actual rumbo de nuestro fútbol.
A nosotros nadie nos tiene que recordar en qué situación económica está el club; ya en el 2007, cuando muchos ni sabían ni querían saber del Betis, ya lo decíamos incluso bajo amenazas de denuncias millonarias contra béticos de base, simplemente de base miren. Pero tampoco porque haya cinco o seis mil abonados más se solucionan esos problemas económicos. Hoy en día, los abonos y taquillas no superan ni el 20 % de los ingresos totales de explotación; lo que no puede ser es pretender ganar más por las televisiones cada año, y seguir con una política de precios y de abonos errada. Y no me vale que seamos más baratos que otros equipos, el modelo alemán no se pone en marcha cuando se tienen cuarenta y cinco mil abonados, quien lo dice no sabe lo que es el fútbol; se pone en marcha para eso, para poder tener cuarenta y cinco mil abonados.
Si treinta mil abonados te dejan nueve millones limpios, cuarenta y cinco mil abonados, con rebajas del 33 % del precio de los abonos, te dejan los mismos ingresos, pero el Villamarín lleno de béticos, y como le escuché a un gran bético, el objeto del Betis debe ser el hacer felices a los béticos. Miren los precios de los abonos en Alemania y miren su nivel de vida, pero miren sobre todo sus gradas, y miren la de los campos españoles. Y seguro que alguien salta, sí pero es que el alemán se gasta un dinero cuando va al campo, dudo mucho que por un refresco y un pobre paquete de pipas te cobren en un campo alemán 4,50 euros. ¿Qué padre lleva a sus hijos al campo, le saca los abonos, y le compra refrescos, y no digamos un bocadillo de salchicha como me compraba mi padre hace más de cuarenta años? ¿Qué piensan a veces los dirigentes que somos los aficionados? ¿ los tontos de la película? Paga el abono y calla, paga en tu campo una fortuna por algo que en la calle vale tres veces menos y calla, compra la camiseta a no sé sabe cuantas veces su coste y calla, abónate a la televisión de pago y calla, compra productos del club y calla, y vente un lunes de mediados de diciembre al fútbol a las 10 de la noche porque a Roures le ha salido de sus partes poner a esa hora el partido del Betis y calla. Ah, eso sí, a lo mejor convocamos una rueda de prensa en Sevilla para quejarnos, y en Madrid tiemblan.
O más sencillo, el plan de negocios de PNB para nuestro club es público desde hace años; allí decíamos cosas tan de cajón como que hay que conjugar gastos de plantilla con ingresos, más cuando aún la crisis del fútbol no ha repercutido en los ingresos de los futbolistas de elite. Y decíamos que sería razonable una plantilla de profesionales de un número de no más de 20, 21 ó 22 futbolistas, con tres objetivos: Hacer razonable el gasto, facilitar el trabajo al entrenador no teniendo a 28 tíos para entrenar, y que la gente de la cantera pueda crecer y avanzar. El tener 25 profesionales en vez de 21 puede tener un coste de 1,5 millones de euros, o más, ¿traducimos eso en abonos?
Hace casi tres años escribía aquí en un hilo que titulé “Esto no es una película del Oeste”: En el futuro del Betis, solo cabe de su pasado el conocimiento y el recuerdo para saber los errores que no hay que cometer de nuevo, pese al empeño de algunos que quieren repetir historias viejas; y es que el pueblo que no conoce la verdad de su historia está condenado a repetirla. El Betis de futuro debe ser el Betis de los Béticos. Y ahora añado, y de los béticos en las gradas de nuestro campo, en las gradas donde un día nos llevaron los que nos precedieron, y donde los aficionados al fútbol sentimos, vivimos, y amamos a nuestros equipos.
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