Cúper, el clavo ardiendo al que se agarra Lopera para seguir al frente del Betis
GERARDO TORRES.SEVILLA
Se ha convertido Héctor Raúl Cúper en la gran esperanza de Manuel Ruiz de Lopera. El máximo accionista del Betis sigue fiel a su política de hacer justo lo contrario de lo que reclama el beticismo y cuando desde todos los sectores sociales de la entidad se le ha reclamado un paso al frente para que el club se adapte a la normalidad y a la modernidad, él ha respondido confirmando la triste fórmula de gobierno que tan mal resultado le ha dado este año, manteniendo en el cargo honorífico de presidente a José León, completamente desprestigiado, para ostentar él todo el poder como si no supiera toda España que la responsabilidad de todo sigue siendo suya. Y ahora que la gente le reprende más que nunca su gestión es cuando anuncia su regreso al palco, mientras que cuando desde algunos círculos aún se le pedía que volviera al mismo respondió sistemáticamente que no.
Lopera vuelve a ser consejero delegado, como en la etapa comprendida entre 1992 y 1995, que terminó con su autoproclamación como presidente. Por cierto que León tuvo que salir del Betis entonces por la puerta de atrás y vilipendiado por una truculenta historia que desde el Betis se propaló por las redacciones de los medios.
¿Muy difícil o imposible?
Sin embargo, Ruiz de Lopera sabe que es muy difícil que las cosas vuelvan a ser como entonces, cuando era el líder indiscutible de un beticismo agradecido por una salvación que hoy se discute. Se podría decir que ya es imposible, pero él lo deja en difícil porque está convencido de que si «la pelotita entra» -ya dijo que aquí reside el único problema del club-, la afición volverá a aceptarle e incluso a idolatrarle. Ocurre que la desilusión de la gente ya no es cuestión baladí, que la multiplicación de grupos opositores a su gestión es señal de hartazgo, que el eterno rival le ha machacado -antes se refería constantemente a las compras del Sevilla en las tiendas de los veinte duros y ahora no quiere hablar del club de Nervión ni de su presidente- y que el fútbol es demasiado competitivo como para seguir funcionando a impulsos. Y Lopera sabe que un paso más en falso y la grada estallará definitivamente.
Así pues se ha buscado un parapeto, como se indicaba al principio, y se llama Héctor Cúper, un hombre que genera confianza porque ha demostrado ser un gran entrenador. Pero Cúper, que tiene alguna oferta del extranjero que no le interesa, está al tanto de lo importante que su fichaje es para Lopera y como hizo Marcelino, aprieta. El máximo accionista del Betis no es ya tan poderoso al negociar, su posición es débil, y Cúper quiere cobrar sus emolumentos de una determinada forma, no como se le propuso en Montecastillo la semana pasada. Sabe que tiene la sartén por el mango y que Lopera, que públicamente ya ha dado por hecho el fichaje, tiene que transigir porque necesita refugiarse en una personalidad fuerte y respetada para seguir al frente de una entidad que hoy no le quiere. Y Cúper, fuerte y firme, está a la espera de la llamada. La pregunta ahora es qué pasará si a Cúper le salen bien las cosas. ¿Volverá la afición del Betis a aclamar a Lopera?
Espero que la respuesta a esta pregunta lanzada al aire sea contundente por tod@s..... NO
PD.- Fuente ABC (edición Sevilla) día 05/07/07
GERARDO TORRES.SEVILLA
Se ha convertido Héctor Raúl Cúper en la gran esperanza de Manuel Ruiz de Lopera. El máximo accionista del Betis sigue fiel a su política de hacer justo lo contrario de lo que reclama el beticismo y cuando desde todos los sectores sociales de la entidad se le ha reclamado un paso al frente para que el club se adapte a la normalidad y a la modernidad, él ha respondido confirmando la triste fórmula de gobierno que tan mal resultado le ha dado este año, manteniendo en el cargo honorífico de presidente a José León, completamente desprestigiado, para ostentar él todo el poder como si no supiera toda España que la responsabilidad de todo sigue siendo suya. Y ahora que la gente le reprende más que nunca su gestión es cuando anuncia su regreso al palco, mientras que cuando desde algunos círculos aún se le pedía que volviera al mismo respondió sistemáticamente que no.
Lopera vuelve a ser consejero delegado, como en la etapa comprendida entre 1992 y 1995, que terminó con su autoproclamación como presidente. Por cierto que León tuvo que salir del Betis entonces por la puerta de atrás y vilipendiado por una truculenta historia que desde el Betis se propaló por las redacciones de los medios.
¿Muy difícil o imposible?
Sin embargo, Ruiz de Lopera sabe que es muy difícil que las cosas vuelvan a ser como entonces, cuando era el líder indiscutible de un beticismo agradecido por una salvación que hoy se discute. Se podría decir que ya es imposible, pero él lo deja en difícil porque está convencido de que si «la pelotita entra» -ya dijo que aquí reside el único problema del club-, la afición volverá a aceptarle e incluso a idolatrarle. Ocurre que la desilusión de la gente ya no es cuestión baladí, que la multiplicación de grupos opositores a su gestión es señal de hartazgo, que el eterno rival le ha machacado -antes se refería constantemente a las compras del Sevilla en las tiendas de los veinte duros y ahora no quiere hablar del club de Nervión ni de su presidente- y que el fútbol es demasiado competitivo como para seguir funcionando a impulsos. Y Lopera sabe que un paso más en falso y la grada estallará definitivamente.
Así pues se ha buscado un parapeto, como se indicaba al principio, y se llama Héctor Cúper, un hombre que genera confianza porque ha demostrado ser un gran entrenador. Pero Cúper, que tiene alguna oferta del extranjero que no le interesa, está al tanto de lo importante que su fichaje es para Lopera y como hizo Marcelino, aprieta. El máximo accionista del Betis no es ya tan poderoso al negociar, su posición es débil, y Cúper quiere cobrar sus emolumentos de una determinada forma, no como se le propuso en Montecastillo la semana pasada. Sabe que tiene la sartén por el mango y que Lopera, que públicamente ya ha dado por hecho el fichaje, tiene que transigir porque necesita refugiarse en una personalidad fuerte y respetada para seguir al frente de una entidad que hoy no le quiere. Y Cúper, fuerte y firme, está a la espera de la llamada. La pregunta ahora es qué pasará si a Cúper le salen bien las cosas. ¿Volverá la afición del Betis a aclamar a Lopera?
Espero que la respuesta a esta pregunta lanzada al aire sea contundente por tod@s..... NO
PD.- Fuente ABC (edición Sevilla) día 05/07/07
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